La rabia era palpable en el rostro de Vega, que alboroto un poquito su cabello corto rojo, pero las mirada de más de un hombre que pasaba no podía ser dejada a un lado, era el centro de atención de esa playa de la provincia muy apartada de la ciudad, para no llamar la atención.— ¡Oh cierto! Pero sabes que mi paciencia tiene un límite Pecosa y necesito más dinero o ya sabes, que puede pasarte si no llegas a cumplir. Cuando hubo dicho eso, un escalofrió se instaló en el cuerpo de Vega, sabiendo que las amenazas de George no son en vano, pero decidió volver hablar.—Lo tengo bien en claro… solo necesito más tiempo, pero es seguro que termine tu deuda y desaparezcas de mi vida de una vez. —Eso espero cariño, sino tu vida será mi pago y como disfrutaré. Colgó la llamada, y ella se encargó de beberse el licor de un solo tirón saciando su sed, jamás imagino que involucrarse con traficantes le traería problemas en el presente; pero de algo estaba segura no pagaría, siempre seria
— ¡Quítate la camisa! —demando, obteniendo la atención de ella al negar.—Eso está mal, no tiene usted derecho. — hablo en su defensa, haciendo sonreír al rubio.—No me importa si algo está bien o mal, solo obedece; sino puedo castigarte. ¿Tú decides? —sugirió, observando su molestia en todas sus expresiones. La rabia, como la impotencia eran los protagonistas en la vida de Alba, jamás imagino que alguien le pidiera algo así; menos un hombre que dice ser un caballero y tratar bien a las mujeres, pero reconociendo que los periódicos pueden mentir en ciertos aspectos, contando una idea inequívoca sobre un sujeto, que dicen por encima lo que representa, más dejan de lado el relleno con la mayoría de los secretos, que nunca han salido a la luz ni piensan contar, es allí donde desea ser abogada y destapar la crueldad de ciertas personas que hablan ser pudientes y presentables ante el público, bufo por lo bajo al no poder hacer nada.— ¡Entonces! no tengo todo el día, quita la prenda de
Por otro lado la familia Cook se encontraba emocionada de ir a ver el nuevo hogar de su hijo, tanto que la Sra. Elia no podía dejar de sonreír, aun amamantando a su bebé Lucero, que concentrada miraba a su Madre sin parar de alimentarse, estando en el auto blindado, mientras el sr. Jorge se mantenía en su celular atendiendo llamadas de último momento, pero al notar como su esposa negaba; por traer el trabajo a la noche que compartirían con su hijo mayor, no dudo en dejarlo en claro.— ¡Amor! Ya deja el teléfono, te dije que hoy vamos a estar en familia y sabes que eso involucra el trabajo. —ordeno enarcando una ceja, cosa que le hombre bufo por lo bajo teniendo razón.—Odio que tengas razón cariño. —añadió al acercarse a ellas, tocando la mejilla de su pequeña que estaba muy concentrada viéndolos sin perder detalle de ambos.—Pero me amas. —Comento sonriendo, mientras su esposo le toco su mejilla y beso sus labios con todo el amor.—Eso no se discute cariño, mi familia son mi todo.
—No tengo porque venir a mentirles señores, saben que la familia Price; somos honestos y directos en decir la verdad, no tengo porque engañarlos con esto; pero hay otros que desean guardar secretos y pensar que nunca serán encontrados. —argumento al mirar al rubio, que de inmediato se acercó para agarrarlo de las solapas de su saco azul.— ¡Izan! Suéltalo ahora. —grito la Sra. Elia, al colocarse de pie con la bebé que comenzó a llorar por la agitación del mismo ambiente. Los ojos azules de Izan estaban encendidos de ira y más, por como tuvo que darse cuenta de la falla, demasiado tarde conociendo que Sánchez le dio parte de la evidencia; solo que su mente no podía creer el error que cometió, lo único que lo termino de sacar de dudas; fue no ver el lunar en su seno izquierdo, ese que le grito que la persona que retenía no era Vega Hill, su mandíbula la apretada con saña, hasta que los brazos de su Padre lo jalaron con fuerza; hacia atrás marcando la distancia entre los dos caballer
Se vio bajando la mirada, para soltar un suspiro de aire, que podía percibir en el mismo ambiente, el frío estaba siendo el protagonista no era su mejor estación, pero tampoco la peor o eso podía creer Alba, al volver a mirar al frente sus ojos no pudieron creer, lo que veían y más en su parecido, una mujer pelirroja con el cabello corto más vestimenta elegante en color negro, se encontraba del otro lado del parque usando unos lentes negros; pero que estaban fijos en su persona, todo su cuerpo entro en tensión y su corazón comenzó acelerarse. Debido que su silencio era aturdidor, trato de moverse para acercarse, solo que la mujer intuyo su cercanía que no dudo en huir, muy en el fondo Alba deseaba hablar con ella, saber si era su hermana y preguntarle muchas cosas que desean ser aclaradas, pero al buscarla la perdió de vista, lo supo por el grito de Olivia que lo sintió detrás de ella, solo se giró dispuesta a encararla.— ¿A dónde ibas? —pregunto algo agitada su amiga. Se gir
—Te escucho. —pidió saber, antes de recibir el postre que le entregaron a cada uno, ninguno comió, hasta terminar la conversación aún con la multitud de gente a su alrededor ajenos a su conversación.—Yo fui quien envió dinero, para que la granja de tus padres no la perdieran, incluso el sr. Ward está trabajando con la asociación de ganaderos de la provincia de Hackney es un empleo que le garantiza estabilidad y seguridad a cada hombre que tiene granjas por igual. —expuso la verdad; notando la molestia en la pelirroja.— ¿Por qué lo hiciste? no tenías derecho Darío, jamás te pedí nada, yo misma estoy ayudándolos no quiero el dinero de nadie, y menos de ustedes dos. —enfatizo con enfado, pero el entrecejo del castaño fue notorio.— ¿De qué hablas? Acaso Izan, también te está ofreciendo dinero. —añadió algo irritado, tomando el sorbo que le quedaba de su copa. Las manos de Alba fueron a su rostro negando una y otra vez, no quería llegar a esa situación, o peor tener un enfrentamiento
—Entiendo… pues perdóname hermosa, por hacer algo, sin tu consentimiento; pero ya el plazo estaba llegando y estabas cautiva con Izan fue lo único que pude hacer, antes de que perdieran la granja en su totalidad. —informo los detalles y ella curvar una sonrisa por primera vez en la noche.—Estas perdonado y no por lo que hicisteis, sino porque mi corazón también siente lo mismo que tú. —soltó al fin, dejando en silencio al castaño, que no paraba de verla.— ¡Espera! Repítelo. —agrego, al acercarse a una nula distancia de ella.—Me gustas Darío Price. —contesto antes de que él le robara un beso. Un beso que dejo volar los espacios de cada corazón, para hacerlos más fuertes tanto que las manos de él fueron hacia su cintura para atraerla con mayor facilidad a su cuerpo, ella coloco sus brazos alrededor del cuello del castaño y tocándolo a la vez; lo que inicio con un beso suave, termino por convertirse en uno salvaje como demandante tanto que las respiraciones de cada uno fueron agit
No perdió más tiempo y abrió el sobre, descubriendo una foto algo antigua de una mujer con el cabello castaño claro, ojos miel, pómulos algo abultados con las mejillas algo rojas y una sonrisa que podría hacer vivir a cualquier persona, todo en ella fue una revolución y más al dar la vuelta la foto y encontrar su nombre.— ¡Daniela Soler! —susurro por lo bajo, pero todos la pudieron oír claramente. Su madre detallo la foto, al igual que el sr. Pablo quedando sorprendido de la hermosa belleza que dio a luz gemelas y tuvo que darlas en adopción, pero no todo acabo allí un segundo papel que venía con la foto la hizo fruncir el ceño, tanto así que al desdoblarlo lo que leyó la hizo soltar un gemido lastimero como volver a llorar, dado su reacción sus padres tomaron el papel, pero no previeron lo que ella diría.—Ha fallecido…/// Los días fueron pasando, convirtiéndose en semanas y esas semanas en dos meses los más largos, que cada uno pudo vivir estaban a mediado de febrero, y los