Por otro lado la familia Cook se encontraba emocionada de ir a ver el nuevo hogar de su hijo, tanto que la Sra. Elia no podía dejar de sonreír, aun amamantando a su bebé Lucero, que concentrada miraba a su Madre sin parar de alimentarse, estando en el auto blindado, mientras el sr. Jorge se mantenía en su celular atendiendo llamadas de último momento, pero al notar como su esposa negaba; por traer el trabajo a la noche que compartirían con su hijo mayor, no dudo en dejarlo en claro.— ¡Amor! Ya deja el teléfono, te dije que hoy vamos a estar en familia y sabes que eso involucra el trabajo. —ordeno enarcando una ceja, cosa que le hombre bufo por lo bajo teniendo razón.—Odio que tengas razón cariño. —añadió al acercarse a ellas, tocando la mejilla de su pequeña que estaba muy concentrada viéndolos sin perder detalle de ambos.—Pero me amas. —Comento sonriendo, mientras su esposo le toco su mejilla y beso sus labios con todo el amor.—Eso no se discute cariño, mi familia son mi todo.
—No tengo porque venir a mentirles señores, saben que la familia Price; somos honestos y directos en decir la verdad, no tengo porque engañarlos con esto; pero hay otros que desean guardar secretos y pensar que nunca serán encontrados. —argumento al mirar al rubio, que de inmediato se acercó para agarrarlo de las solapas de su saco azul.— ¡Izan! Suéltalo ahora. —grito la Sra. Elia, al colocarse de pie con la bebé que comenzó a llorar por la agitación del mismo ambiente. Los ojos azules de Izan estaban encendidos de ira y más, por como tuvo que darse cuenta de la falla, demasiado tarde conociendo que Sánchez le dio parte de la evidencia; solo que su mente no podía creer el error que cometió, lo único que lo termino de sacar de dudas; fue no ver el lunar en su seno izquierdo, ese que le grito que la persona que retenía no era Vega Hill, su mandíbula la apretada con saña, hasta que los brazos de su Padre lo jalaron con fuerza; hacia atrás marcando la distancia entre los dos caballer
Se vio bajando la mirada, para soltar un suspiro de aire, que podía percibir en el mismo ambiente, el frío estaba siendo el protagonista no era su mejor estación, pero tampoco la peor o eso podía creer Alba, al volver a mirar al frente sus ojos no pudieron creer, lo que veían y más en su parecido, una mujer pelirroja con el cabello corto más vestimenta elegante en color negro, se encontraba del otro lado del parque usando unos lentes negros; pero que estaban fijos en su persona, todo su cuerpo entro en tensión y su corazón comenzó acelerarse. Debido que su silencio era aturdidor, trato de moverse para acercarse, solo que la mujer intuyo su cercanía que no dudo en huir, muy en el fondo Alba deseaba hablar con ella, saber si era su hermana y preguntarle muchas cosas que desean ser aclaradas, pero al buscarla la perdió de vista, lo supo por el grito de Olivia que lo sintió detrás de ella, solo se giró dispuesta a encararla.— ¿A dónde ibas? —pregunto algo agitada su amiga. Se gir
—Te escucho. —pidió saber, antes de recibir el postre que le entregaron a cada uno, ninguno comió, hasta terminar la conversación aún con la multitud de gente a su alrededor ajenos a su conversación.—Yo fui quien envió dinero, para que la granja de tus padres no la perdieran, incluso el sr. Ward está trabajando con la asociación de ganaderos de la provincia de Hackney es un empleo que le garantiza estabilidad y seguridad a cada hombre que tiene granjas por igual. —expuso la verdad; notando la molestia en la pelirroja.— ¿Por qué lo hiciste? no tenías derecho Darío, jamás te pedí nada, yo misma estoy ayudándolos no quiero el dinero de nadie, y menos de ustedes dos. —enfatizo con enfado, pero el entrecejo del castaño fue notorio.— ¿De qué hablas? Acaso Izan, también te está ofreciendo dinero. —añadió algo irritado, tomando el sorbo que le quedaba de su copa. Las manos de Alba fueron a su rostro negando una y otra vez, no quería llegar a esa situación, o peor tener un enfrentamiento
—Entiendo… pues perdóname hermosa, por hacer algo, sin tu consentimiento; pero ya el plazo estaba llegando y estabas cautiva con Izan fue lo único que pude hacer, antes de que perdieran la granja en su totalidad. —informo los detalles y ella curvar una sonrisa por primera vez en la noche.—Estas perdonado y no por lo que hicisteis, sino porque mi corazón también siente lo mismo que tú. —soltó al fin, dejando en silencio al castaño, que no paraba de verla.— ¡Espera! Repítelo. —agrego, al acercarse a una nula distancia de ella.—Me gustas Darío Price. —contesto antes de que él le robara un beso. Un beso que dejo volar los espacios de cada corazón, para hacerlos más fuertes tanto que las manos de él fueron hacia su cintura para atraerla con mayor facilidad a su cuerpo, ella coloco sus brazos alrededor del cuello del castaño y tocándolo a la vez; lo que inicio con un beso suave, termino por convertirse en uno salvaje como demandante tanto que las respiraciones de cada uno fueron agit
No perdió más tiempo y abrió el sobre, descubriendo una foto algo antigua de una mujer con el cabello castaño claro, ojos miel, pómulos algo abultados con las mejillas algo rojas y una sonrisa que podría hacer vivir a cualquier persona, todo en ella fue una revolución y más al dar la vuelta la foto y encontrar su nombre.— ¡Daniela Soler! —susurro por lo bajo, pero todos la pudieron oír claramente. Su madre detallo la foto, al igual que el sr. Pablo quedando sorprendido de la hermosa belleza que dio a luz gemelas y tuvo que darlas en adopción, pero no todo acabo allí un segundo papel que venía con la foto la hizo fruncir el ceño, tanto así que al desdoblarlo lo que leyó la hizo soltar un gemido lastimero como volver a llorar, dado su reacción sus padres tomaron el papel, pero no previeron lo que ella diría.—Ha fallecido…/// Los días fueron pasando, convirtiéndose en semanas y esas semanas en dos meses los más largos, que cada uno pudo vivir estaban a mediado de febrero, y los
De pronto el sonido de la puerta abriéndose la hizo girarse, seguro que era su Padre; solo que su sonrisa se borró por completo al ver dos personas completamente extrañas para ella, la primera era un hombre en traje casual con chaqueta de cuero y pantalón del mismo color, exhibiendo en su piel tatuajes por todos lados, incluso en su cuello dándole un aspecto de hombre malo, la segunda persona que cerró la puerta con seguro puso todo su sistema por el suelo al estar vestida como ella, a excepción de la tiara que llevaba en la cabeza y el anillo de compromiso porque de resto pudo presenciar la otra cara de la moneda tan idénticas, pero a la vez muy diferentes. Todo su mundo se movía, tanto que no pudo evitar decir el nombre de su hermana gemela.— ¡Vega! —pudo gesticular, al tapar su boca impidiendo un sollozo salir.—La misma que viste y calza hermanita. —Respondió de forma indiferente, mientras que el caballero inspeccionaba la zona y quedarse viendo a ambas mujeres.—No puede ser…
Una hora antes… El rubio estaba vigilando la zona, manteniendo a su equipo de seguridad alerta tenía una corazonada de que ella aparecería y esta vez la atraparía junto a sus aliados porque era seguro que no trabajaba sola, se enfocó en disfrutar la boda de su amigo, pero lo miro a lo lejos y le hizo una seña que él entendió sin necesidad de hablar para volver a enfocarse en su lugar de posición. Asimismo se adentró a la casa para ver todo en extremo orden, pero algo llamo su atención con el organizador de bodas, es por ello que detrás de una pared continua se ocultó para ver cómo estaba nervioso yendo a la habitación donde estaba siendo alistada Alba, le pareció extraño; aunque negó concentrándose en la situación que se presentaba y lo supo cuando vio salir a las damas de honor como la sra. Carmen que estaba feliz por su hija, lo noto en sus ojos el rubio. Calculo la hora, siendo exactamente diez minutos antes de que pueda salir la novia, el organizador vuelve con una sonr