Rosa ya estaba cuidando de Everly. Permanecía sentada a su lado, cuidando de ella, como si de una hija se tratara.—¿Ella va a mejorar? —pregunta Rosa a Quinn—Eso espero, es un milagro que siga con vida. Está muy golpeada y perdió mucha sangre. Eirikr llegó a tiempo e hizo un torniquete, eso le salvó la vida.—Eirikr… —murmura Everly intentando despertar.—Tranquila, todo estará bien —consuela la doctora acariciando su mano.—Mi hija… le harán daño —declara Everly para luego terminar tosiendo.—Dale agua —pide Quinn a Rosa, mientras ella mueve los botones para que la cama se eleve un poco y quede sentada.Rosa le da agua y una vez que Everly se aclara la garganta.—Mi hija, dijeron que le harían daño si mañana no entregaba el dinero, que si lo buscaba mataría a mi hija —repite Everly llorando angustiada.—Cuídala, llamaré a Eirikr —dice Quinn saliendo de la habitación de la joven.Cuando sale al pasillo, saca su teléfono y marca a su hermano menor, pero la llamada manda a buzón direc
Eirikr suelta a la pequeña un momento. Se quita la cazadora y cuando la vuelve a abrazar, toma la frazada de la cama, la envuelve en ella para luego cubrir el rostro de su hija con la cazadora.—Te voy a pedir que cuando salgamos, cantes para mamá, ¿está bien?—¿Le puedo cantar la canción de “Happy Song”? —inquiere la niña. Eirikr desconoce totalmente cuál sea esa canción, ignora su existencia.—Sí, cariño. Cántala hasta que lleguemos al auto. ¿De acuerdo?—Sí, ¿mi papá está con mi mami? —pregunta la niña mientras Eirikr se acerca a la puerta.—No… pero mamá está bien y quiere verte —dice Eirikr sintiendo una punzada de rencor en el pecho.Su pequeña hija le llama papá, al idiota de Otto.Este se acerca a la puerta y la abre con calma. Fuera en el pasillo están los hombres acordonados, esperando que saliese. Marcello sigue apuntando a Otto directo en la frente.—Signore, cosa facciamo con il bastardo? —inquiere Marcello en Italiano, preguntando que harán con Otto.Lasciatelo tacere. Q
Eirikr se siente abrumado de tantas emociones. Poco a poco se aleja de aquel abrazo, dándole la privacidad que madre e hija requieren. Everly no cabe de felicidad al tener a su pequeña entre sus brazos.—Parece como si hubieran pasado años sin verte, mi niña hermosa. Te extrañé tanto —expresa Everly con cariño.—Yo a ti mami, papá, dijo que tú me dejaste y que no volverías —confiesa Deneb.A Everly se le encoge el corazón al escuchar esas palabras.—¡Jamás te dejaría! —afirma la joven madre—. Eres mi niña hermosa, mi hija preciosa. Lo que más amo en este mundo. ¡Te prometo que nunca más nos volveremos a separar!—¿Te duele? —pregunta Deneb al ver las heridas en el rostro de su madre—. ¿Mucho?—Un poquito, pero ahora que estás aquí duele mucho menos —Everly escucha cómo el estómago de su pequeña emite un sonido—. ¿Tienes hambre?La niña asiente con vergüenza. No quiere que su mamá la regañe por no comer.—Ella ahorita comerá —asegura Eirikr—. Ya he mandado pedir algo de cena y vamos a
Dos días habían pasado, Eirikr no se apartó de Everly mientras estuvo en el hospital. Quinn había permitido que la hija de estos se quedara con ellos en la habitación por mayor seguridad. Everly tenía serias dudas sobre quienes eran las personas que hacían guardia fuera de su puerta.Había decidido dejar el tema en paz hasta que volvieran a dónde sea que fueran a quedarse.—¡Hora de las vitaminas! —dice Quinn entrando con unas gomitas vitamínicas para su ahora recién estrenada sobrina.Los estudios de la niña habían demostrado que tenía deficiencias en algunas vitaminas y estaba un poco anímica, así que decidieron darle una buena alimentación y complementos alimenticios.—¡Gracias, tía Quinn! —dice la niña cuando la doctora le da una bebida de chocolate que también tiene vitaminas y pone las dos gomitas en su mano. La niña las mastica suavemente para luego beber su chocolate.—De nada, princesa —responde Quinn para luego revisar el medicamento de Everly.—¿Tengo que seguir aquí? —preg
Camila St. Clair sabía de la existencia de la nueva mujer en la vida de su amado Eirikr Jackson. Ella la vio alejarse cuando fue echada por él de su edificio. Había estado intentando llamar a Vincent y que este le diera detalles de la chica, pero era imposible. No le contestaba. —Papi, debes de averiguar qué está pasando. Sé que hay algo raro —dice con voz melosa a su padre. —Cariño, lo que suceda o no, no es tu asunto. Deja de andar rogándole a ese pendejo —pide su padre sin siquiera mirarla. Era su hija mayor y, por lo tanto, la más consentida de familia. Distaba mucho en su forma de ser de sus demás hermanos. Los demás, varones todos. Eran personas sensatas, aunque seguían los pasos de su padre en la mafia, no les interesaba tales banalidades como perseguir el amor o en su defecto, a alguien por una obsesión. —¡Eirikr Jackson, no es un pendejo! ¡Es uno de los hombres más ricos de la ciudad y próximamente del estado, papi! —recuerda a su progenitor, logrando que este pare su lect
Eirikr, había preparado que uno de sus restaurantes le llevara una cena decente como bienvenida. Con ayuda de Duque la mesa estaba lista y todo preparado en la cocina para cuando ellos llegaran. Las velas inundaban el lugar, trayendo un olor agradable a los nuevos habitantes.—¿En qué momento preparaste esto? —pregunta Everly al ver la mesa puesta con abundantes postres.—Tener un par de restaurantes ayuda —confiesa él invitándolas a sentarse—. Siéntense, esta noche yo les serviré —declara él llevando a su hija consigo a la mesa—. Primero la princesa de la casa.Dicho esto, sienta a la pequeña junto a la silla principal.—Ahora la reina de la casa —dice esto y desliza la silla para que Everly se siente.Everly no puede evitar reír de emoción, un gesto así, nadie jamás lo había tenido con ella.—Gracias —expresa ella con una sonrisa en su rostro. La pequeña Deneb lleva sus manitas a la boca y se la tapa cuando ríe en complicidad con su mamá.—Bien, ahora este guapo hombre le servirá la
El beso se intensifica. Everly sabe lo que se siente estar en los brazos de Eirikr Jackson, pero no quiere ceder tan fácil a sus encantos. Así que, aunque siente que sus hormonas toman cada vez más valor por ella, se retira abruptamente.—Espera… no, esto no está bien.—¿Por qué? —inquiere Eirikr confundido—. Te quiero, tú me quieres. ¿Qué hay de malo en eso?—Es muy pronto, apenas no estamos conociendo.—Tienes razón —dice él apartándose para luego abrazarla, estrechándola en sus brazos—. Solo, deja que te conquiste, déjame enamorarte como nadie antes lo ha hecho.Everly siente su corazón hinchado de emoción y lo abraza también.Después de eso, cada uno se despide. Eirikr se marcha a su habitación a pensar en las posibilidades de que Everly al fin acceda a ser su esposa. A la mañana siguiente, ella se despierta temprano para sorprender a Eirikr con el desayuno, pero cuando baja por las escaleras, la sorprendida es ella, pues lo encuentra en la sala con varias personas.—Buenos días —
Eirikr sostiene a Everly entre sus brazos mientras yacen recostados en la cama. En algún punto terminaron acostándose, ella buscaba refugio en el calor humano de la persona que menos se imaginó. Los recuerdos de su madre iban y venían; ella era aún pequeña cuando su madre falleció.Recordó cómo es que una noche antes, su padre había llegado enojado y molesto por haber perdido todo su sueldo y aguinaldo en las apuestas. Solo faltaban dos días para que fuese Navidad y él ya se había gastado todo. Discutieron, como todo el tiempo lo hacían. Solo que esta vez, no fue un golpe de su padre en la mejilla de Giovanna lo que terminaría la discusión como era normal en todas las anteriores ocasiones, sino, que esta vez Silas la golpeó tanto que ella terminó desmayada.Everly había sido arrastrada por su padre hasta su habitación y encerrada ahí. A pesar de las súplicas de la pequeña, todo era en vano. Everly lloraba temiendo que también la golpeara a ella, temía que siguieran haciéndole daño a s