Días después… Grace se la ha ingeniado, para permanecer viviendo aún en la mansión Hufman. Rebecca por su parte, ya no la proyecta con la misma familiaridad de antes, en sus últimos encuentros con Alfred éste la ha alertado de diferentes formas, de cómo es la verdadera Grace Aunt. Por lo que, ya la confianza en ella ha mermado por completo. La mira de reojos, por el balcón de su habitación, mientras Grace está, de lo más campante desayunado al aire libre. Entra su empleada de confianza e irrumpe en su habitación: —¿Qué tanto, miras por la ventana? —Observaba a Grace. —¿Esa mujer, aún no se piensa ir de esta casa? —Le di un par de días más, mientras resuelve unos asuntos de su herencia—señala Rebecca. —No te has puesto a pensar, que esa fulana herencia no existe—confiesa Flor sus dudas. —No lo sé, Grace ya no me inspira misma confianza de antes. —Te recuerdo, que fuiste tú misma quien se empeñó, en traerla para que emparentara con Tony. —Lo sé, no sabes cómo me arrepiento. Alf
—Fue maravilloso Ana—musita Tony, con un ligero cansancio. —Para mí fue lo mejor, que me pasó en la vida. Soy tan feliz a tu lado Tony—comenta Ana muy complacida, por la experiencia vivida. —Cariño sé que no es el momento, pero llegó a mi mente el doctor Jhetro ¿Cómo estará? —se conmueve, Tony al recordar repentinamente al doctor. —Ay mi amor, me dio mucha tristeza, cuando me entere de lo que pasó, pobrecito—se lamenta Ana. —Cuando retornemos a Nueva York, voy a ir a verlo a la clínica. —Y yo voy contigo. —Está bien, amor. —Amor, con todo el nerviosismo, que cargaba encima se me olvido contarte, lo que me ocurrió ayer en el centro comercial. —¿Qué te paso? —Las chicas de la tienda para bebes, me reconocieron por la nota, que publicó el diario la verdad sobre mi embarazo y que crees, hasta me felicitaron y me admiran—se tapa el rostro mientras narra—soy una celebridad. Ja, ja, ja—bromea Ana con lo ocurrido. —Ya ves, que no todo fue tan malo. Que afortunado, soy de estar con un
Rebecca, desde la tranquilidad de su habitación, piensa detenidamente en Alfred. La razón le musita con firmeza, que lo deje ir, pero la irracionalidad se lo impide. Esos múltiples susurros hacen eco en su cabeza. Por lo que, no termina de tomar una decisión muy acertada. Se interna Grace en su habitación, quien todavía continúa viviendo, en la mansión Hufman: —Buen día Rebecca—saluda con candidez. —Buen día Grace—la mira con incomodidad. —Rebecca no entiendo, ¿por qué cambiaste tan radicalmente contigo? —busca Grace de persuadirla. —Entiéndeme Grace, tengo que estar al lado de mi hijo. Anthony me necesita—demuestra su amor de madre. —Eso lo entiendo, pero que hallas aceptado a esa mujer, ya es demasiado y te recuerdo, que fuiste tú quien me trajo, para que sedujera a tu hijo. —Tienes razón Grace, lo siento. Pero, aprovechando que estas aquí, quiero pedirte que te vayas antes que regrese Tony. No comprendo, cómo aun no has resuelto los asuntos de tu herencia, ya llevas el tiempo
Se sitúa Tony, en compañía de sus fieles amigos en el club, ha retornado de su feliz viaje junto con Ana, es domingo. Por lo que aprovechan, para ponerse al corriente: —¿Cuéntanos, Tony ya Ana dejó de ser virgen? —pregunta Justin en tono chistoso. —Por Dios Justin, no seas pesado con Anthony, jamás hablará de su intimidad ni siquiera con nosotros—menciona Alfred. —Vaya que, me conoces muy bien querido Alfred—manifiesta Tony sonriendo. —Lo que se ve no se juzga, por la cara de alegría, que tiene seguro la paso muy bien, en tal sentido, ya Ana dejó de ser virgen hace rato. Ja, ja, ja—insinúa Alfred carcajeándose. —Ya paren las bromas con mi mujer—expresa Tony. —¿Mi mujer? Eso está más que consumado. Ja, ja, ja. Ya era hora Tony, te iban a salir raíces con tanta abstinencia—dice Justin, quien no para de reír. —El sexo, no lo es todo en la vida. El amor, es lo más importante en una pareja, para así salir adelante juntos—señala Tony —Tan romántico, pegas perfectamente con la ex virg
Mansión Hufman. A la mañana siguiente, Rebecca cita a Alfred a la mansión, para finiquitar de una vez su relación. Aprovecha la ausencia de su hijo, quien según había salido muy temprano a la universidad, para impartir sus clases, Grace quien es muy maliciosa, percibe en la entrada la llegada de Alfred. Quien ingresa velozmente a la mansión, para su buena suerte, Tony retorna de nuevo en vista, que ha olvidado su portafolios, por lo que desde ya empezará disparar todo el veneno, que centra su maldad. En el despacho, Rebecca le dice a Alfred: —Sí, ya estás decidido en terminar lo nuestro, no me opondré más. Muy bien Alfred, te dejo libre. —Hasta he concibo, que a tu lado nunca fui libre, solo fui un perro vagabundo. —No te martirices más, y sigue con tu vida. Aún eres joven, y puedes encontrar a una mujer de tu edad, con tus mismas convenciones. —Lo que sentí por ti, fue muy intenso. Solo que tú no alimentaste este amor, espero que nunca hayas dudado, que lo que sentí por ti fue r
Despierta Tony, su madre se encuentra a su lado en compañía del doctor, quien no les tiene muy gratas noticias referente a su enfermedad. —Tony prepárate, para seguir con unas nuevas quimioterapias. Aunque no es suficiente Tony, creo que tenemos, que hacer un trasplante de medula ósea, junto con un tratamiento de células madres, en resumidas cuentas, tus hijos son tu única esperanza, para hallar la cura definitiva a tu enfermedad. —¡Oh por Dios! —musita Rebecca, al oír las palabras del oncólogo. —Dime la verdad Timothy ¿Cuánto tiempo me queda de vida? —pregunta Tony severamente angustiado. —Dar ese diagnóstico, ahora sería muy apresurado. Realmente no lo sé a ciencia cierta, en algunas ocasiones, los pacientes con esta patología se pueden curar. No hablemos de fatalidades Tony, centrémonos en que vivirás por mucho tiempo, para que al menos veas crecer a tus hijos. Anthony de inmediato rompe en llanto, sus silentes lagrimas inundan de nuevo su susceptible corazón. Por otro lado, mi
Tiempo después… Han pasado algunos días, Tony ya ha cumplido cabalmente con el tratamiento, para combatir su enfermedad, el doctor Timothy lo da de inmediato de alta y Ana lo acompaña en la habitación. Enseguida el doctor pregunta: —¿Y Rebecca? —Está esperando afuera—responde Ana. —¿Qué raro, que no está aquí con Tony? —Ana se torna, confundida y mira a Tony con seriedad. Velozmente, Tony cambia la tónica. —Espero no volver por ahora. —Tenemos pendientes el tratamiento con las células madres, es la única alternativa, que tenemos para salvar tu vida. Si ese tratamiento falla seria el fin Tony. —Ni lo diga doctor—comenta Ana. —Mi deber, es ser objetivo y ajustarlos a la realidad—indica el doctor. —A veces la realidad, se torna muy contradictora—apunta Tony y de inmediato, le viene Alfred a la cabeza. —Bueno, ya me voy. No dejes de seguir las indicaciones, que te dejé en la receta, ni de venir a tus citas, para hacerte seguimiento muy de cerca. Hasta pronto Tony y suerte—estrech
Rebecca, en un intento de huirle a los problemas y a la soledad que carga encima. Asimismo, determinada por un somero impulso, va hasta la casa de Ana. Pero, para ver a Anderson. Necesita sentir el mismo consuelo, que le brindo la vez pasada. Toca a la puerta y el padre de Ana, abre de inmediato y la mira sorprendido. No contaba con su repentina llegada. —Rebecca ¿Usted aquí? —exclama con asombro. Rebecca motivada, a tanta presión sucumbe rápidamente en sus brazos. —Anderson, me siento sola. No supe a donde ir y de paso, mi hijo me odia—rompe velozmente, en llanto y el padre de Ana, se conmueve. —Vamos a salir, yo te invito así te distraes un poco—la abraza, por sus hombros y sale, junto con ella. Abel a lo lejos, lo mira muy sonriente y a la vez confuso. Se sientan, en las banquetas de un lindo parque, que queda muy cerca a su casa, con la intensión de tener un poco más de privacidad, para que Rebecca se exprese con plena confianza. —¿Ahora dime porque estás así tan afligida? ¿L