CAPÍTULO 42. LA DULCE VENGANZA

Ante mis palabras, mi hermano retrocedió completamente pálido, sé que lo había hecho sentir mal, porque él había sufrido demasiado por culpa de esa chica y esos eventos le dejaron cicatrices, no solo físicas, sino también emocionales, mi hermano siempre había sido un joven muy dulce, confiado, apacible prácticamente el chico prefecto, hasta que fue privado de su libertad y sometido a tortura, allí se fue endureciendo, se volvió desconfiado, taciturno, ya no sonreía mucho, sino que era un joven triste, muchas veces amargado.

—¿Por qué me dices esas cosas? Sabes lo que ha significado esa parte de mi vida —

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