⋘ASTRID⋙Un escalofrío me recorre la columna vertebral, un cosquilleo hace que la piel y los vellos de la nuca se me ericen mientras mi corazón se agita cuando mi espalda choca contra la dura madera de la puerta. No tengo idea de cómo llegamos al apartamento desde el estacionamiento y tampoco necesito saberlo.—Te amo, Astrid —susurra a mi oído, mordiendo ligeramente el lóbulo de mi oreja. Su rodilla en medio de mis piernas roza mi coño, regalándome pequeños espasmos de placer que humedecen mis bragas con rapidez.Su mano se aferra a mi cintura, pegando nuestros cuerpos un poco, atrayéndome de nuevo a su boca. Nuestras lenguas se enredan, danzando a un solo ritmo, provocando que un gemido salga de mis labios y quede atrapado dentro de los suyos.Sus dedos se deslizan sobre mi mentón, cuello y hombros para deslizarse por sobre el cierre del vestido, abriéndolo por completo.Mis dedos buscan los botones de su camisa, pero me detengo al sentir los latidos alocados de mi corazón. Nuestras
Después de una noche de pasión alucinante y casi diez horas de vuelo, nos dirigimos a casa de mis padres.—¿Nerviosa? —le pregunto a Astrid, rompiendo el silencio que ha reinado entre nosotros desde que subimos al taxi. De repente, tengo la impresión de que se arrepiente de lo ocurrido la noche anterior, pero sus dedos se entrelazan con los míos y una sonrisa se dibuja en su rostro.—En realidad, estoy muy contenta de estar de nuevo en la ciudad —responde, recargando su cabeza en mi hombro—. ¿Vas a quedarte en casa de tus padres? —me pregunta.Ni siquiera me he detenido a pensarlo. Está claro que no pienso dejarla sola. Volver a su apartamento, donde compartió tantos momentos con Patrick, no es una opción.—Nos quedaremos en mi apartamento de soltero, ¿te parece bien? —le digo, sintiendo la tensión crecer en el estómago. Si se niega a venir conmigo, no tendré más opción que aceptarlo.—Ninguna objeción. Solo estaba pensando en dónde me quedaría si decidías quedarte en casa de tus padr
⋘FABIO⋙El silencio vuelve a instalarse en la biblioteca después de mi confesión. Mi padre bebe el contenido de su vaso y se sirve otro trago. Su mano tiembla, y ese maldito sentimiento de culpa me oprime el corazón.Si enamorarse no es un crimen, entonces, ¿por qué carajo me siento como un criminal? No es pecado haberme fijado en Astrid. La amé desde mucho antes de que Patrick llegara a su vida, y, aun así, la respeté todo ese tiempo.—El hombre que la ama… —repite mis palabras en un susurro, como si estuviera procesando lo que acaba de escuchar.—Sí, estoy enamorado de ella, papá.—Estás mezclando las cosas, Fabio. El trabajo y los sentimientos no siempre van de la mano.—Lo sé muy bien, pero el amor es así. No fue algo que planeara deliberadamente, solo sucedió, sin que me diera cuenta —aclaro, sin mencionarle los años que llevo enamorado de Astrid.—Astrid es una mujer con una vida propia, y tú, como su representante, tienes una responsabilidad. Pero eso no significa que puedas ca
⋘ASTRID⋙«Te liberarás de Imperial y de Nelson Dos Santos.»Conozco muy bien a Fabio y sé que es muy capaz de cumplir su promesa, pero me aterra el precio que tenga que pagar. Sobre todo, porque cada día que pasa me convenzo más de que Nelson es un hombre que no lanza amenazas al azar. Mi mayor preocupación es que su poder no provenga de medios legales. La actitud de Lara, por ejemplo.No he dejado de pensar en ese nerviosismo que trata de ocultar, ni en la palidez de su rostro cada vez que la he visto sumergida en sus pensamientos. No sé lo que pasó en la isla privada, y quisiera no saberlo.—No creo que me deje ir tan fácilmente —susurro—. Sin embargo, si hay una posibilidad, voy a aferrarme a ella. Tengo una pequeña fortuna, quizá no sea suficiente, pero…—Deja que me haga cargo de esto, Astrid —me interrumpe, tomándome entre sus brazos y acercándome a su pecho.Puedo escuchar los latidos alocados de su corazón; sus músculos están tensos, y puedo sentir su dureza bajo mis manos.—L
⋘FABIO⋙No puedo evitar el nudo que se instala en mi garganta. La sensación de ahogo hace que mis dedos se cierren y aprieten la mano de Astrid con más fuerza de la necesaria. Quisiera evitarle cualquier momento incómodo; sin embargo, no puedo dejar de ser honesto conmigo mismo. Esta situación va a repetirse cada vez que estemos reunidos. Tal como mi padre mencionó, nuestras familias están unidas por años de amistad inquebrantable, lo que me coloca en un gran dilema.—¿Estás bien? —la pregunta de Astrid me saca de mis pensamientos; mis ojos se encuentran con los suyos.La sonrisa en sus labios es tranquila, su rostro sereno. No hay nada en sus facciones que me indique que las palabras de Kate la hayan lastimado.—Sí, ¿y tú?—Patrick fue alguien importante en mi vida, Fabio, pero es parte de mi pasado. Además, no es ninguna sorpresa su romance con Meghan. Ellos estaban destinados a encontrarse y enamorarse.—No tienes que fingir conmigo. Si te duele, dímelo —le pido, renuente a apartar
⋘ASTRID⋙Vencer el nerviosismo con toda la tensión que llevo en el cuerpo es casi imposible. Aun así, trato de mantenerme serena y darle a Lara mis mejores sonrisas. Esto no es nada fácil para ninguna de las dos.—Mueve ligeramente el rostro hacia tu derecha, Astrid —pide, enfocando la cámara en mi dirección.Obedezco a esa y otras peticiones mientras las horas pasan rápidamente. Gracias al cielo, no he tenido la mala suerte de encontrarme con Nelson, y ruego para que siga siendo así.—Levanta el mentón, solo un poco, Astrid, eso es —dice, sacando varias fotografías más.Unos minutos después, me alcanza una botella de agua mineral, la segunda del día.—Te ves incómoda —murmuro cuando se sienta a mi lado. La botella en su mano tiembla ligeramente.—Bueno, es que no sé cómo decirte esto, Astrid —responde, bebiendo un sorbo y dejando que el silencio se instale entre nosotras mientras el equipo acomoda algunas cosas y cambia accesorios para el siguiente escenario.—¿De qué se trata? —preg
⋘ASTRID⋙Sonrío al escucharlo, mi corazón se llena de alegría y toda preocupación desaparece. Sé que la tranquilidad será momentánea, pero no tengo por qué negarme a este instante de felicidad. Nelson y todo lo demás pueden esperar.—Nuestro amor —repito, sintiendo los latidos alocados en mi pecho, mientras me dejo envolver por el calor que emana de él y de la habitación.Fabio asiente y, sin decirme nada, me toma de la mano y me conduce hacia el borde de la bañera.—Has llenado toda la casa de pétalos —murmuro, observando el agua llena de ellos, mezclándose con el maravilloso olor de las rosas.La tibia luz de las velas ilumina su sonrisa mientras me mira con esos ojos que parecen saberlo todo, incluso las cosas que aún no me atrevo a contarle para no romper este mágico momento, pero que eventualmente tendré que confesarle.—Has estado muy estresada, y el viaje a Nueva York no parece haber aliviado eso. Ven —pide, invitándome a entrar en la bañera.—¿Quieres que entre así? —pregunto,
⋘ASTRID⋙El rostro de Fabio palidece, se aleja de mí y vuelve a recargarse en la columna del ventanal. Sin embargo, la tensión en sus hombros y el cambio en su expresión son evidentes. Puedo sentir la ira que emana de él.—¿Qué has dicho? —su tono es bajo, ronco y peligroso.Un nudo sube a mi garganta, consciente de que podría desatar una tragedia, pero no quiero mentirle, y menos ahora que sé que algo más trama Nelson Dos Santos. De lo contrario, ¿quién estaría interesado en poner esas pastillas en mi bolso?Nadie más que Dos Santos puede beneficiarse de una ruptura entre nosotros. Mi mente trabaja rápido, tratando de recordar dónde, cómo y cuándo pudo descubrir que estaba consumiendo pastillas para aligerar mi pena. Nunca lo hice en el estudio, tampoco en los baños; no quería que nadie supiera por lo que estaba pasando. Por eso, la posibilidad de que alguien más lo descubriera era nula.Eso creí, hasta que ocurrió lo del auto. Aquella noche, mientras el chofer me llevaba a la gala,