—Lo siento, Amanda. La mafia rusa es demasiado poderosa. Mucho más que la italiana donde estaba Andrés y Ricollinos. Si Dimitri, el jefe de la mafia, quiere que Nerea sea su mujer entonces eso es lo que logrará hacer. Parpadeé varias veces ante lo que Luke me estaba diciendo: estaba tratando de decirme que no se puede hacer nada con Nerea. —Luke, hablas como si no podemos hacer nada por ella —me senté—Y la tienes que rescatar. —Amanda —Luke suspiró—Yo también quiero, no me gusta que hayamos sacado a Nerea de la calle para que unos mafiosos la secuestraran. Nerea está bien y Dimitri jamás le haría daño. Créeme. Al menos por ahora no podemos hacer nada. Lo que menos necesitamos es otra guerra. No quiero perderte y se que no te quedarás quieta así que hago esto por tu bien. Suspiré resignada. No puedo creer que Nerea esté con unos mafiosos en estos momentos, ella tan pequeña. Apenas va a cumplir dieciséis años, no se lo merece. Debe de estar muy asustada. Me niego a aceptarlo. Y tod
¿Que está haciendo ella aquí? —¿A mi? Luke no está, ¿ya le dijiste? —le dije a Lupe. Ginger se quedó igual de asombrada que yo. O sea, que esté en mi casa la ex de mi novio con su hijo es un poco extraño y raro. Fue de lugar. Mucho. —Si, pero ella quiere hablar contigo también —menciona. —No te voy a quitar mucho tiempo —me dice Marina. Me acuerdo muy bien de su nombre. —Bueno, estaré en la cocina con Lupe —dice Ginger, yéndose con Lupe y dejándome sola con esta mujer. El niño parece tímido, está mirando todo con asombro y algo de miedo. —Siéntate —le pedí. Ella se sentó con el niño. A decir verdad no siento celos de esta mujer, no es por nada pero no me llega ni a los talones. Es todo lo opuesto a mi y a las mujeres que había visto con Luke… aunque no se si eso también era mentira. La chica era mayor que yo, se veía, usaba un enorme vestido, su pelo iba en un moño alto y desarreglado. Toda ella se miraba desarreglada. Tenía un estilo hippie muy viejo. —Te escucho. —Ahora que t
—Vaya… ¿se fue así sin más? —volví a preguntar, porque no me parecía tan lógico que una madre dejara a su hijo así. —Marina me dijo que esta pasando por una mala racha de dinero y que le costará volver a estar en su situación económica de antes. Le dije que yo le iba a mandar dinero para todo lo que Travis necesite pero ella me dijo que mejor me quedara con el. Será mejor para Travis. Claro que no me negué… aunque, no te he preguntado a ti. ¿Estás de acuerdo? Porque si no te parece yo puedo quedarme con Travis en otro lado. —¿Que? —lo miré mal. —¿te irías y me dejarías? —Claro que no te dejaría. Pero Travis ahora solo me tiene a mi. —Yo jamás te pediría o te diría que Travis no se quede. Al contrario, es más que bienvenido pero desde ya me dices que te diré que no. No pongas palabras en mi boca por favor. —Tienes razón. Lo siento. Es que pensé… —No pienses y mejor pregunta. —me puse de pie. —No te enojes con mi papá por favor. —Travis me toma de la mano, un gesto que me descolo
—Ya está inscrito —dijo Luke mientras cerraba la puerta del auto con una mezcla de satisfacción y cansancio. Había pasado la última hora en la oficina administrativa de una de las escuelas más prestigiadas de la zona. Travis iba en el asiento trasero, jugando con una figurita de acción que había encontrado en el bolso de Amanda.—¿Empiezas mañana? —preguntó Amanda con una sonrisa. Se giró para ver al pequeño, quien asintió con entusiasmo.—Sí, dijeron que puedo llevar mi lonchera. ¿Me vas a ayudar a escogerla? —preguntó Travis con ojos brillantes, casi olvidando por completo lo nervioso que estaba al llegar a un lugar nuevo.—Claro que sí —respondió Amanda, aunque no pudo evitar notar cómo sus propias emociones cambiaban al ver la emoción del niño. Travis empezaba a caerle bien, más de lo que había querido admitir al principio. En el fondo, todavía sentía algo de rencor hacia Marina, pero no era justo reflejarlo en el pequeño. Él era dulce, y al verlo tan feliz, Amanda no pudo evitar
El sonido de la puerta abriéndose alertó a Amanda. Se levantó del sofá y caminó hacia la entrada, donde vio a Luke entrar con una sonrisa cansada y una bolsa con algo de comida para la cena.—¿Todo bien? —preguntó ella, cruzándose de brazos. Había pasado las últimas horas inquieta, preguntándose si Luke realmente había ido a “hacer compras” o si escondía algo.—Todo bien —respondió él con tono ligero mientras dejaba la bolsa en la mesa de la cocina. Amanda lo observaba con atención, tratando de captar cualquier signo de que estuviera mintiendo.—¿Qué compraste? —preguntó.—Unos cortes de carne y verduras. Pensé que podríamos hacer una cena especial —dijo Luke, girándose para mirarla. Le dedicó una de esas sonrisas que normalmente lograban desarmarla, pero esta vez Amanda sintió que algo no encajaba.—¿Y por qué te tardaste tanto? —insistió, frunciendo el ceño.—El tráfico. Ya sabes cómo se pone esta zona al atardecer —respondió sin perder la compostura. Se acercó a ella y le dio un be
Amanda caminaba de un lado al otro en la habitación, con las manos temblorosas y los ojos llenos de preocupación. Su respiración estaba acelerada, y aunque Luke intentaba calmarla, cada vez que pensaba en lo que estaba por venir, el nudo en su pecho crecía. El sobre con la citación al juzgado seguía sobre la mesa, como un recordatorio silencioso de que el tiempo se acababa.—Amanda, por favor, tienes que tranquilizarte. Esto no es bueno para ti ni para el bebé —dijo Luke, acercándose a ella y tomándola por los hombros.—¿Cómo me pides que me tranquilice? —exclamó ella, apartándose de sus manos—. Estás enfrentando cargos gravísimos, Luke. ¡Y yo estoy aquí sin poder hacer nada!Luke suspiró, intentando mantenerse calmado. Sabía que Amanda tenía razón, pero la presión ya lo estaba desgastando lo suficiente como para agregar más discusiones al panorama.—Amanda, escúchame —dijo suavemente, tomando su rostro entre sus manos—. No voy a dejar que esto te afecte más de lo que ya lo ha hecho.
El día del baby shower estaba a tan solo horas. Me sentía nerviosa, la panza estaba más grande ya, tengo casi los ocho meses y el peso de esta barriga cada vez es peor. Jamás pensé estar embarazada, al menos no tan pronto, pero he experimentado tantos síntomas y cambios de ánimos que ni con la regla los tenía. Han sido meses de mucho sufrimiento, mal dormir, insomnio, antojos, náuseas, mareos, incomodidades, nostalgia, tristeza y sobre todo enojo. De todo un poco. Había días en que sentía todos esos sentimientos a la vez y para mi era una tortura. Al menos Luke estaba consiente de lo que estaba pasando y me hacía sentir consentida, no se tomaba a pecho lo que le decía cuando estaba de malhumor y trataba de tenerme la mayor paciencia posible. Claro, a veces quería ser mimada y dejar que Luke me llenara de cariño y amor. Estos meses Travis y yo nos hemos conocido mejor, nos llevamos muy bien y nos tenemos mucha confianza. Agradezco poder llevarme bien con el hijo de Luke porque sino t
—¿Que? Lupe, felicidades. En todos los años que llevo aquí nunca te había escuchado decir eso. Se sonrojó. —Lo qué pasa es que nunca me había tomado el tiempo de conocer a alguien. Siempre estaba tomando clases de cocina o estudiando o atendiéndote que se me pasó por alto todo lo que tiene que ver con noviazgos y eso —confesó, se ve que estaba emocionada y nerviosa. —¿Es tu primer novio? —quise saber, asombrada. Asintió. —Si, ¿te puedes imaginar eso? Tenemos la misma edad y hasta ahora tengo a mi primer novio. Fue mi primer beso también —bajo la mirada, apenada. —Lupe, no te sientas mal. Creo que es bueno que primero te hayas dedicado tiempo a ti, te diste prioridad y hasta cuando tienes algo de tiempo te animas a tener novio. —La verdad es que tampoco me gustaban mucho los chicos… siempre les veía algo que al final terminaba decepcionándome. Pero ahora que conocí a Andrei todo es…—¿Andrei?—quise saber extrañada, ese nombre me parecía muy familiar. —Si, lo conocí hace un mes