Richard Punto de VistaHubo muchos momentos en mi vida en los que esperé con la respiración contenida la respuesta a una pregunta importante. Pero nunca, antes, había sentido que todo mi futuro dependía de ese momento. Mientras Mary estaba sentada en el sofá mirándome, un poco confusa y aturdida, empecé a preocuparme de que la respuesta que esperaba fuera un no.Una desesperación surgió en lo más profundo de mis entrañas y tuve que hacer algo. —Te amo, Mary —lo dije de nuevo por si no me había oído la primera vez. De nuevo, los segundos se alargaron como una eternidad y tuve que reconocer que ella no sentía lo mismo.Pensé que mis peores temores se habían hecho realidad al creer que Mary me había traicionado y humillado. Estaba descubriendo que, en realidad, mi peor temor era que ella no me quisiera. Me esforcé mucho por evitar volver a sentirme así. Y, lo peor de todo, era que este momento era mucho peor que la primera vez que amé y perdí.Mientras me quedaba ahí sentado sintiéndome
Mary Punto de VistaA la mañana siguiente, me desperté en medio de una nube de felicidad. Extendí la mano por la cama, pero al encontrarla vacía, me levanté de golpe y mi burbuja de felicidad estalló. ¿Dónde estaba Richard? ¿Acaso lo de anoche había sido un sueño? ¿O había estado aquí y luego, en algún momento de la noche, había cambiado de opinión y se había ido?Me levanté de la cama, me puse la bata y me dirigí a mi pequeña sala de estar con la esperanza de que, tal vez, se había despertado temprano y estaba en mi cocina tomando una taza de café.Mi corazón se hundió al darme cuenta de que estaba sola. ¿Qué ha pasado? Mi desesperación empezó a convertirse en rabia por hacerme esto.El pomo de la puerta tintineó y ,entonces, la puerta se abrió y Richard entró. Me sonrió mientras sostenía una bolsa de la panadería. —Ya te has levantado. Tengo el desayuno.Todavía había una parte de mí que quería ir y darle un puñetazo por haberme asustado, pero en lugar de eso corrí hacia él y me la
Mary Punto de VistaQuienquiera que hubiese dicho que los planes mejor trazados no salían bien, es que nunca se había casado con Richard Torrens. Fieles a nuestra naturaleza, que carece de paciencia, nos casamos muy rápido, en cuanto pudimos organizarlo en la playa, detrás de la casa del padre de Richard.Hicimos coincidir la boda con la finalización de las pruebas de la campaña de marketing europea para la expansión que Albert había iniciado hacía varios meses. Alguien tenía que llevar las pruebas a Europa y someterlas a unos cuantos grupos de discusión, para lo cual Albert sugirió que Richard y yo fuéramos como parte de nuestra luna de miel. Le recordé a Albert que ya no trabajaba para él. Aunque Richard y yo nos habíamos reconciliado y estaba dispuesta a echarle una mano de vez en cuando, ahora que tenía un bonito estudio, mis intereses volvían a estar en mi arte. No estaba segura de lo que pasaría con mi carrera, sobre todo desde que se supo que me iba a casar con Richard. Estab
Albert Punto de VistaMe senté y me froté los ojos. Se me habían puesto vidriosos por todo el papeleo que había sobre mi mesa. Me entusiasmaba la idea de internacionalizar la empresa de calzado de la familia, pero la cantidad de trámites burocráticos y de obstáculos que había que superar eran suficientes para hacerme estallar.Sacudiendo la cabeza para quitarme las telarañas, me centré en la tarea que tenía entre manos: conseguir un distribuidor europeo. Esperaba que la teleconferencia que estaba manteniendo con Amer Len cerrara el trato y pudiéramos seguir adelante con nuestra expansión.Llamaron a la puerta y ésta se abrió. Mi hermano Perseo asomó la cabeza. —La abuela quiere una reunión.—Tengo una llamada en breve. —Se encogió de hombros. —Dice que es importante.Comprobé que tenía todas mis notas y datos para la llamada listos en mi escritorio para cuando volviera. Luego, seguí a Perseo a la sala de conferencias.Mi abuela ya estaba en la cabecera de la mesa con su asistente de
Amelia Punto de VistaFruncí el ceño mientras pasaban los minutos y mi jefe aún no había vuelto a su despacho. Me había ido un momento a rellenar mi café y cuando volví, ya no estaba. Y todavía continuaba fuera cuando en pocos minutos tenía programada una videollamada con un distribuidor europeo. No era propio de él llegar tarde o hacer cosas de última hora. Albert Torrens era un hombre centrado y meticuloso con su trabajo. Entonces, ¿qué le había sacado de su oficina, especialmente justo antes de una reunión tan importante?Andi, la asistente de la matriarca y jefa de Torrens Incorporated, Margaret Torrens, entró en mi área de trabajo.—¿Qué ocurre? —preguntó.—Tenemos una llamada importante en unos minutos y mi jefe está ausente. Tiene que cerrar este negocio hoy —dije, revisando mis archivos por enésima vez para que, cuando llegara, estuviera preparada para reunirme con él—. ¿Lo has visto?—Margaret convocó una reunión de última hora, así que está en la sala de conferencias con sus
Albert Punto de VistaHabía perdido la cabeza. Acababa de sugerir que me casaba con mi asistente para cerrar un negocio. La estaba tocando de manera personal. La señora Nichols seguro que me demandaba por acoso sexual.Pero necesitaba este trato y seguramente habría una manera de hacer feliz a Amer Len sin tener que casarme. Podía comprometerme, cerrar este trato, y como Amer Len experimentaría una gran relación comercial con Torrens Incorporated no importaría si estaba casado o no. En ese momento, la señora Nichols y yo podríamos cancelar tranquilamente la boda.—¡Felicidades! —exclamó Amer Len—. Tengo algo más que celebrar con mi esposa esta noche. Somos unos románticos empedernidos.Me pregunté si eso estaba en el ADN francés. Miré a la señora Nichols, que estaba a mi lado, con la esperanza de que estuviera de acuerdo. Tenía los ojos muy abiertos y estaba seguro de que iba a desenmascarar mi mentira. Dios, solo podía imaginar lo que Amer Len pensaría de mí entonces.—No esperabas q
Amelia Punto de VistaA veces, tenía experiencias que, en retrospectiva, me preguntaba si había entendido mal la situación. Quizá no había escuchado bien la conversación. Eso era lo que pensaba de la conversación con Albert y el señor Len. Pero cada vez que repetía la teleconferencia en mi cabeza, llegaba a la misma conclusión; Albert Torrens me había pedido que fingiera casarme con él por un negocio. Pero luego pensaba que eso no podía ser cierto. Era mi jefe. Era un hombre serio, centrado y con integridad. No podía haber sugerido que viajáramos a Italia para casarnos.Durante el resto del día, discutí conmigo misma sobre lo que había pasado. Y para cuando me dirigía a casa, todavía no podía estar segura de que él quisiera decir lo que había dicho o de que yo hubiera entendido lo que había querido decir. La única solución era contárselo a mi hermana y ver qué pensaba. Mary era más que mi hermana y compañera de piso; también era mi mejor amiga. Confiaba en ella y sentía que podría ayu
Albert Punto de VistaEn lo que iba de mañana no había visto ningún documento legal que indicara que la señora Nichols iba a demandarme. Pero era temprano. No dejé de darle vueltas en toda la noche a la idea de que iba a darse cuenta de la oportunidad que se le presentaba con mi ridícula propuesta. ¿Por qué aceptar un cheque cuando podía demandarme por millones? No es que ella fuera del tipo litigioso u oportunista, pero me había pasado de la raya.Mi abuela estaría muy decepcionada. Eso me quemaba las tripas. Había trabajado muy duro para llenar el lugar que mi padre había abandonado tras la muerte de mi madre. No es que lo culpara. Yo tenía diez años cuando ella murió. Noah solo cinco. Mi padre, al que nunca le gustaron los negocios, prefirió quedarse en casa y criarnos a mí y a mis hermanos. Mi abuela lo apoyó emocional y económicamente para que eso sucediera. Pero, cuando crecí, pude ver que mi padre nunca se recuperó de la pérdida de mi madre. Y me di cuenta de que mi abuela espe