Richard Punto de VistaMary aún no había terminado de salir por la puerta y ya estaba reprendiéndome por ser tan insensible. Tenía razón, no había pensado en el impacto que este chisme tendría en ella y en su carrera. Ella también había pensado en ella y sus consecuencias, aunque, claro, ella tenía más que perder que yo. Este artículo, simplemente, me hacía parecer un cliché de playboy que se limitaba a complacer a su última conquista. Para ella, esto podría detener su carrera antes, incluso, de que tuviera la oportunidad de empezar.Lleno de rabia por los dos, cogí mi teléfono y empecé a llamar a cualquiera y a todos los que conocía que pudieran poner fin a esta noticia salaz. Por desgracia para los dos, me dijeron que no había casi nada que pudieran hacer. Y, de hecho, intentar que desapareciera podría empeorar la situación, ya que atraería más atención hacia ella. El consejo que recibí fue que lo ignorase.—Oh.Pero aún no había llegado lo peor, pues empezaron a llamar distintos me
Mary Punto de VistaCuando llegué a casa, pasé el resto del día pintando. No era el tipo de arte que acabaría en una galería, era más bien pintura de frustración. Pintura terapéutica. Se notaba por la forma que el trazo del pincel tenía sobre el lienzo; los colores se mezclaban, a veces con dureza, otras con suavidad. Eran colores vibrantes y furiosos que se fusionaban. Al final del día, saqué el cuadro que había empezado de Richard.A partir del boceto, empecé a pintarlo. Todavía estaba lejos de estar terminado, pero poco a poco la imagen de él se iba revelando en el lienzo. Quería molestarme con él por cómo había respondido a las habladurías sobre nosotros, pero ahora, con unas horas de distancia y en frío, podía ver que mi reacción no había sido muy distinta a la suya. Nada más ver la noticia los dos pensamos únicamente en nosotros mismos. Supongo que esa era la razón por la que él y yo nunca funcionaríamos como pareja. Los dos éramos demasiado egoístas.Más tarde esa misma noche,
Richard Punto de VistaHay un refrán que dice que los planes mejor trazados no se cumplen. Mientras miraba el vídeo de seguridad, mis planes de escapar de Mary se esfumaron. Entró en mi club con un aspecto muy sexy. ¿A qué jugaba? ¿Creía que ese vestido tan apretado me haría cambiar de opinión sobre nosotros?Oí que la puerta de la sala de seguridad se abría detrás de mí y esperaba que fuera Chuck, que volvía de un descanso, pero cuando me giré para mirar, vi que era Noé. Se acercó a mí mientras miraba la imagen de la pantalla. Señaló el lugar donde Mary, su hermana, Amelia, y la asistente de mi abuela, Andi, habían tomado asiento en una mesa.—¿Sabías que esto estaba ocurriendo? —preguntó Noé. Negué con la cabeza. —No.—De todas formas, ¿qué hace Andi aquí? Me giré para mirar a mi hermano, preguntándome por qué le importaba si Andi estaba aquí o no—. Mira a ese cabrón coqueteando con ella.Me quedé mirándolo unos segundos, preguntándome si a lo mejor sentía algo por Andi. Estuve a p
Richard Punto de VistaHubo muchos momentos en mi vida en los que esperé con la respiración contenida la respuesta a una pregunta importante. Pero nunca, antes, había sentido que todo mi futuro dependía de ese momento. Mientras Mary estaba sentada en el sofá mirándome, un poco confusa y aturdida, empecé a preocuparme de que la respuesta que esperaba fuera un no.Una desesperación surgió en lo más profundo de mis entrañas y tuve que hacer algo. —Te amo, Mary —lo dije de nuevo por si no me había oído la primera vez. De nuevo, los segundos se alargaron como una eternidad y tuve que reconocer que ella no sentía lo mismo.Pensé que mis peores temores se habían hecho realidad al creer que Mary me había traicionado y humillado. Estaba descubriendo que, en realidad, mi peor temor era que ella no me quisiera. Me esforcé mucho por evitar volver a sentirme así. Y, lo peor de todo, era que este momento era mucho peor que la primera vez que amé y perdí.Mientras me quedaba ahí sentado sintiéndome
Mary Punto de VistaA la mañana siguiente, me desperté en medio de una nube de felicidad. Extendí la mano por la cama, pero al encontrarla vacía, me levanté de golpe y mi burbuja de felicidad estalló. ¿Dónde estaba Richard? ¿Acaso lo de anoche había sido un sueño? ¿O había estado aquí y luego, en algún momento de la noche, había cambiado de opinión y se había ido?Me levanté de la cama, me puse la bata y me dirigí a mi pequeña sala de estar con la esperanza de que, tal vez, se había despertado temprano y estaba en mi cocina tomando una taza de café.Mi corazón se hundió al darme cuenta de que estaba sola. ¿Qué ha pasado? Mi desesperación empezó a convertirse en rabia por hacerme esto.El pomo de la puerta tintineó y ,entonces, la puerta se abrió y Richard entró. Me sonrió mientras sostenía una bolsa de la panadería. —Ya te has levantado. Tengo el desayuno.Todavía había una parte de mí que quería ir y darle un puñetazo por haberme asustado, pero en lugar de eso corrí hacia él y me la
Mary Punto de VistaQuienquiera que hubiese dicho que los planes mejor trazados no salían bien, es que nunca se había casado con Richard Torrens. Fieles a nuestra naturaleza, que carece de paciencia, nos casamos muy rápido, en cuanto pudimos organizarlo en la playa, detrás de la casa del padre de Richard.Hicimos coincidir la boda con la finalización de las pruebas de la campaña de marketing europea para la expansión que Albert había iniciado hacía varios meses. Alguien tenía que llevar las pruebas a Europa y someterlas a unos cuantos grupos de discusión, para lo cual Albert sugirió que Richard y yo fuéramos como parte de nuestra luna de miel. Le recordé a Albert que ya no trabajaba para él. Aunque Richard y yo nos habíamos reconciliado y estaba dispuesta a echarle una mano de vez en cuando, ahora que tenía un bonito estudio, mis intereses volvían a estar en mi arte. No estaba segura de lo que pasaría con mi carrera, sobre todo desde que se supo que me iba a casar con Richard. Estab
Albert Punto de VistaMe senté y me froté los ojos. Se me habían puesto vidriosos por todo el papeleo que había sobre mi mesa. Me entusiasmaba la idea de internacionalizar la empresa de calzado de la familia, pero la cantidad de trámites burocráticos y de obstáculos que había que superar eran suficientes para hacerme estallar.Sacudiendo la cabeza para quitarme las telarañas, me centré en la tarea que tenía entre manos: conseguir un distribuidor europeo. Esperaba que la teleconferencia que estaba manteniendo con Amer Len cerrara el trato y pudiéramos seguir adelante con nuestra expansión.Llamaron a la puerta y ésta se abrió. Mi hermano Perseo asomó la cabeza. —La abuela quiere una reunión.—Tengo una llamada en breve. —Se encogió de hombros. —Dice que es importante.Comprobé que tenía todas mis notas y datos para la llamada listos en mi escritorio para cuando volviera. Luego, seguí a Perseo a la sala de conferencias.Mi abuela ya estaba en la cabecera de la mesa con su asistente de
Amelia Punto de VistaFruncí el ceño mientras pasaban los minutos y mi jefe aún no había vuelto a su despacho. Me había ido un momento a rellenar mi café y cuando volví, ya no estaba. Y todavía continuaba fuera cuando en pocos minutos tenía programada una videollamada con un distribuidor europeo. No era propio de él llegar tarde o hacer cosas de última hora. Albert Torrens era un hombre centrado y meticuloso con su trabajo. Entonces, ¿qué le había sacado de su oficina, especialmente justo antes de una reunión tan importante?Andi, la asistente de la matriarca y jefa de Torrens Incorporated, Margaret Torrens, entró en mi área de trabajo.—¿Qué ocurre? —preguntó.—Tenemos una llamada importante en unos minutos y mi jefe está ausente. Tiene que cerrar este negocio hoy —dije, revisando mis archivos por enésima vez para que, cuando llegara, estuviera preparada para reunirme con él—. ¿Lo has visto?—Margaret convocó una reunión de última hora, así que está en la sala de conferencias con sus