Nina:

La ceremonia oficialmente ha terminado, Anker y yo somos marido y mujer.

Tomo una bocanada de aire y sigo saludando a las personas que se acercan. Es demasiado lo juro, estoy exhausta y mis piernas también.

—Eres muy hermosa —dicen las esposas de los hombres, agradezco y continúan los saludos y los regalos lujosos, completamente exagerados.

—Mucho gusto conocerla princesa, ¿me permitiría hacerle un regalo? —dice la mujer de cabello canoso, asiento con una sonrisa—. Esta manta es… muy poderosa, sé perfecto que no la necesitará pero, tiene poderes de fertilidad, considerando que el Señor es mayor…

¿Pero qué mierda les pasa a todos?, Anker tiene 30 años y lo consideran un anciano…

—Ah muchas gracias señora —toma mi mano al notarme no muy convencida de los poderes de la manta.

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