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MI VENGANZA ERES TÚ. 5 LIBRO DE LA NIÑERA PARA EL ALFA.

PREFACIO.

Cuando la princesa Maia estaba por cumplir sus doce años, salió al bosque a escondidas de su padre "Alisan"  el rey de los leones, quien era sobreprotector con su pequeña cachorra.

Ese día, mientras corría, sintió por primera vez una fuerte necesidad de transformarse dejando salir a sus bestias interna y por ser híbrida no se daba cuenta de que en vez de salir por separadas sus bestias se fusionaron entre sí convirtiéndose en un espécimen sumamente extraño, única en su clase, su parte león y conejo se mezclaban siendo un animal de gran tamaño.

Los ojos eran de dos colores diferentes: uno azul grisáceo y el otro amarillo como el ámbar. Con la cola esponjosa en vez de rabo y con las orejas largas, teniendo las demás partes del cuerpo de León, porque es la bestia que más predomina en ella.

En ese mismo lugar estaba la pantera negra; quien solía salir por esos lares a cazar por sí sola, pero más que cazar algunas presas, siempre se mantenía cerca de esa manada para vigilar al rey león, a quien le buscaba una debilidad para empezar su guerra en contra de ese ser que ha provocado mucho desastre a los de su clase.  Tras ver la transformación de la princesa de su enemigo por ley natural, le causó gracia y a la vez una idea llegó a su mente, esa de utilizar a la princesa para despertar la incertidumbre en el rey león a la vez que molestaba a la pequeña impulsiva.

La dejó acercarse y se mantuvo oculto en un área del bosque, sin embargo, pensó que estando en su estado animal no podría hablar con ella, ya que no comparten una conexión, así que de ese modo volvió a su estado humano para por primera vez en miles de años darse a sentir.

Se acercó sigilosa tal cual su naturaleza a pasos lentos, pero precisos y estando cerca le dijo:   —La princesa de los leones es un encaste raro, una mestiza con  una liga extremadamente extraña—,  la cachorrita se detuvo tras escuchar esa voz tan profunda que la hizo sentir asustada por un breve instante; sin embargo, lo que pretendía la pantera era dejar que la princesa sea testigo de su existencia para que el rey Alisan sepa que no estaba solo dominando como el rey de la selva, que a pesar de sus malos intentos otras especies existían aunque en pleno peligro de extinción y que por esa y muchas más razones lo odiaban.

Con sus receptores altamente sensibles, Maia pudo oler su esencia y como digna princesa volvió a su estado humano para retarlo; — es de ruin, esconderse tras los árboles, debes salir a luchar contra mí, pantera cobarde—, dijo en voz fuerte sin importar su desnudez porque estos felinos cuando huelen el peligro no le importan nada más que acabar con sus adversarios. Nunca antes la pequeña se había topado con una pantera, pero lo supo identificar sin mucho esfuerzo, cosa que a Lars lo hizo tensarse sintiendo que esa cría era demasiado fuerte.

«Digna hija de su madre» pensó sintiendo molestia porque al rey león le estaba tocando tener cosas buenas cuando en el pasado era un ser despreciable que mataba a su propia gente, incluso asesinó a toda una reserva de leopardos porque no quisieron aceptar ser sus súbditos.

—No me ves pequeña, estoy a tu lado—, se echó a reír mientras tocaba un mechón del cabello de Maia, quien no lo podía ver porque él ciertamente ya se le había acercado usando unos de sus mejores poderes: el de camuflarse usando como medio la naturaleza.

—Eres una cachorra valiente, porque sabiendo que será fácil para mí matarte, aun así, tienes la osadía de retarme—.  La desafiaba conociendo que la pequeña era rebelde, puesto que, según sus cálculos, la princesa iría a por él tras sentirse humillada.   Maia lo buscaba, desesperada giraba la cabeza para ambos lados tratando de ver algún reflejo o de volver a percibir su esencia, no obstante, la pantera ocultaba su aroma conociendo la intención de la fierecilla que gruñía queriendo iniciar una lucha y eso en vez de causar enfado le producía gracia.

—Te buscaré y te daré caza. — Eso más que una amenaza sonó como promesa y Lars se carcajeó emocionado porque había logrado más de lo que pensó.  Las carcajadas se escuchaban más y más lejos a medida que Lars se alejaba.

«En el futuro tú vendrás a mí, en ese momento tomaré venganza y será muy satisfactoria» 

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