CAPÍTULO 94: EXPLOSIÓN DE CELOS.Artem se reclinó en su silla de cuero, observando con atención los registros de llamadas de Michell. Tras su desaparición, habían revisado minuciosamente su apartamento y, entre las pertenencias, encontraron un teléfono que no parecía de uso habitual. Sabía que ese dispositivo podría ser clave para entender qué había pasado realmente. Porque a pesar de los problemas que enfrentaba, había algo más en juego, algo que olía a traición.—¿Tienen información de a quién pertenece el número? —preguntó sin apartar la vista de los registros, dirigiéndose al hombre que estaba de pie frente a su escritorio.El empleado, un experto en tecnología y rastreo del gobierno, asintió mientras manipulaba una tableta.—Sí, señor —respondió con tono neutro, mientras señalaba un punto en el mapa digital que proyectaba en la pantalla—. El número sigue activo, y lo hemos rastreado hasta aquí. —Su dedo marcó una ubicación en el mapa, una zona que Artem reconoció de inmediato. El
CAPÍTULO 95: CUMPLIR SU PALABRA.Artem irrumpió en la mansión como una tormenta desatada. No había advertencia, no había contención. El eco de sus pasos resonaba como el rugido de un león a punto de atacar. Los sirvientes se apartaron, aterrorizados, al ver la furia que destilaban sus ojos. Nadie se atrevió a detenerlo. Sabían que algo oscuro y peligroso lo dominaba.Se detuvo delante de Liana y André, pero sus ojos estaban fijos en el italiano.—Me importa un carajo lo que ella haya dicho, no estás casándote con ella, André. No lo harás, si no quieres que te mate ahora mismo.Un segundo después, una Glock salió de la parte trasera de su pantalón. André no se inmutó, tampoco Liana, pero los guardaespaldas ya estaban listos para tomar medidas. Sin embargo, una señal de André los hizo retroceder.Él se metió las manos en los bolsillos y chasqueó la lengua.—Vaya que tienes cojones. Vienes a mi casa, irrumpes como un loco y me apuntas en mi propia casa. Te doy crédito por eso.—No estoy j
CAPÍTULO 96: ÉL ESTÁ DETRÁS DE TODO.La carpeta cayó sobre el escritorio con un sonido sordo. Liana la empujó hacia Artem, quien la miró con cautela.—Este es el testamento de mi padre. Nunca se leyó, pero me reuní unos días antes con el abogado, ¿recuerdas que...? —resopló divertida—. Bueno, fingimos casarnos con bienes separados, ¿no?Artem asintió, como un niño regañado, incapaz de defenderse.—El caso es que —continuó ella, con esa mezcla de seguridad y burla que lo volvía loco—, hay una cláusula en la herencia, y en la herencia está incluida esa mina. Para ser un hombre de la mafia, no leíste lo que debías, ¿sabes?Su tono era burlón, casi provocador. Artem apretó la mandíbula.—No lo hice porque no me interesaba tu herencia. Yo solo quería...—Sí, sí, querías vengarte —lo interrumpió ella, con una indiferencia fingida mientras se sentaba cómodamente en la silla. Liana disfrutaba de tener el control, mientras Artem se mantenía en silencio, intentando comprender hacia dónde iba tod
CAPÍTULO 97: El ESLABÓN DÉBIL— ¿Me estás hablando en serio? —Tatiana no daba crédito a lo que escuchaba.—Sí, Artem y yo vamos a casarnos —respondió Liana con calma.—Pero… ¿Y André? Liana hizo una pausa, eligiendo con cuidado sus palabras.—André… es un gran hombre, de eso no hay duda. Es caballeroso, siempre está dispuesto, y estoy segura de que me daría seguridad, me haría feliz… —Liana dejó su frase en el aire.—Pero… —intervino Tatiana, adivinando lo que su amiga estaba tratando de decir.—Pero… no es Artem —Liana la miró con sinceridad en los ojos—. Lo que tengo con Artem es diferente, Tatiana. Es algo más profundo… lleno de pasión, deseo, lujuria… y amor. Con él, todo es más intenso, me hace vivir al límite. —Liana se rio y agregó, entre bromas—: Ya sabes cómo es, al final siempre terminamos eligiendo al chico malo.Tatiana se unió a su risa, aunque su mirada seguía siendo inquisitiva.—¿Y entonces qué pasará cuando llegue el momento de terminar el matrimonio? —preguntó con un
CAPÍTULO 98: UNA MUJER QUE SUEÑA CON OTRO. —¡Madre de Dios, este vestido es hermoso, Liana!—exclamó Tatiana, deslizando sus dedos por la delicada y fina tela con una expresión de asombro. Liana no pudo evitar sonreír con satisfacción. El vestido era un sueño, una pieza que parecía sacada de un cuento de hadas. El corsé estaba adornado con encajes bordados a mano, que delineaban su figura con elegancia, mientras que la falda, hecha de varias capas de tul suave, se abría en un majestuoso despliegue que caía hasta el suelo como una cascada de seda. La parte superior estaba decorada con pequeñas perlas que brillaban sutilmente bajo la luz, y un velo largo y vaporoso completaba el conjunto, dándole un aire etéreo y celestial. Artem había elegido cada detalle con un cuidado que ella jamás habría imaginado, y el resultado era más de lo que cualquier novia podría desear. —¿Verdad que sí?—respondió Liana, aún sorprendida de cómo Artem había logrado capturar lo que siempre había soñado, sin e
CAPÍTULO 99: FINALMENTE MIA.Liana estaba radiante mientras caminaba lentamente hacia el altar, tomada del brazo de Alexei. Los ojos de Artem la siguieron todo el tiempo, llenos de admiración y ternura. Cuando llegaron, Alexei sonrió y entregó la mano de Liana a Artem. No sin antes inclinarse rápidamente y susurrarle a su amigo:―Será mejor que no la cagues de nuevo, ¿ok?Artem lo ignoro y tomó suavemente la mano de Liana, inclinándose para besarla con delicadeza, un gesto que hizo que los ojos de ella brillaran de emoción.Ambos se volvieron hacia el sacerdote, quien, con una sonrisa cálida, comenzó la ceremonia, después de explicar la importancia del matrimonio y su deber para con Dios, el hombre hizo la pregunta.—Artem Vasiliev, ¿aceptas a Liana como tu esposa, para amarla, respetarla y cuidarla en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza…?―Sí ― Artem no dejó que el sacerdote terminara. Dijo un “Sí” firme y decidido, provocando una ligera risa en Liana, quien so
CAPÍTULO 100: QUIERO MI LUNA DE MIEL.Artem respiró hondo, intentando mantener la calma, aunque su corazón latía con fuerza en su pecho. Cada fibra de su ser estaba tensa, no por miedo a lo que Larissa pudiera hacerle a él, sino a Liana.—Larissa —dijo, con una calma calculada, aunque su voz reflejaba el temor real—. Baja el arma. Ahora.Ella soltó una risa amarga y cruel, sin apartar la pistola de Liana.―¿Qué asustado porque te vas a quedar viudo el día de tu maldita boda?La rabia de Artem iba en aumento, pero no podía irse contra ella, no si seguía apuntando a Liana.―Baja el arma y hablemos.―¿Hablar? ―Larissa preguntó soltando una carcajada. ―Pues dime… responde… ¿Por qué? ¿Por qué no puedes amarme a mí? ¡No soy suficiente, ¿verdad, Artem?! Nunca fui suficiente para ti.Él tragó saliva, sus ojos manteniéndose fijos en Larissa, midiendo cada palabra.—Larissa, escúchame —dijo con la voz firme —. No hagas nada de lo que te puedas arrepentir.Los ojos de Larissa se llenaron de odio
CAPÍTULO 101: AMOR EN LAS ALTURAS.—Artem… —murmuró Liana, sus manos presionando suavemente el pecho, tratando de apartarlo un poco. Pero, aun así, él la mantenía sobre su regazo, sus labios seguían buscando los de ella, insaciables. —Cariño… —repitió entre risas—. Llegamos al aeropuerto…Artem suspiró con frustración, deteniéndose a regañadientes y dándole un último beso, cargado de deseo.—Joder… lyubov —murmuró, con los ojos oscurecidos por la lujuria. Su erección se presionó contra las nalgas de Liana, haciéndola sonreír de manera coqueta. ―Me tienes mal…—Pronto, te prometo que valdrá la pena la espera —le susurró Liana con una mirada traviesa, inclinándose para darle otro beso, lento y tentador.Artem la miró, con el amor y el deseo brillando en sus ojos, una sonrisa de picardía y devoción se dibujó en sus labios ante la promesa de lo que vendría. Finalmente, ella se bajó de su regazo, y él salió del auto primero, ayudándola a descender con caballerosidad. Frente a ellos, el avi