Se quitó la camisa azul marino que tenía, se abalanzó sobre Sam tocándole por todas partes. Todavía Sam estaba procesando lo que acababa de pasar y ni tiempo tuvo para adaptarse a lo que Alexander quería hacerle. —No quiero Alex. De nada sirvió las súplicas de Sam ya que a Alexander no pareció importarle, siguió desnudándole forcejeando puesto que Sam insistía en que no quería hacerlo. Sam le empujaba para que le soltara, le pateó con su pierna pero Alexander le agarró el cuello con fuerza. Por un lado le agarraba le cuello con fuerza asfixiándole, por otro lado le desnudaba a la fuerza. El desdichado omega lloraba y seguía forcejeando sin éxito, viendo cómo su alfa le desnuda y seguía con el fuerte agarre en el cuello. Cuando Alexander consiguió desnudar a su omega, se desabrochó los pantalones y se quitó la ropa interior. Sólo mostró la parte de su miembro, ya que no había necesidad de desnudarse al completo. Lo único que necesitaba era su pene. Sam giró su cabeza para no ve
Más tarde Alexander llegó a su palacio, encontró que Sam estaba durmiendo otra vez. Se acercó a él y le llamó. —Sam... Sam... Sam... Él tuvo que insistir un poco más ya que Sam seguía durmiendo y su voz no le llegaba, cuando por fin le escuchó abrió los ojos. Sam se frotó los ojos intentando despertarse, todavía veía un poco borroso y la luz le daba directamente a los ojos, haciendo que se sintiera más incómodo. Se tapó los ojos con su mano para evitar que la brillante luz de fuera, y de las bombillas de su habitación le cegaran. Al girarse al lugar donde provenía la voz que le llamaba vió a su alfa parado mirándole. La presencia de Alexander hizo que Sam le diera la espalda con el ceño fruncido. No quería verle, estaba molesto e irritado con él. —Porqué te niegas a comer Sam? A Alexander le preocupaba el estado de Sam, ya no se veía como antes y temía ser el causante. —No tengo hambre. Hasta al hablar Sam se sentía cansado, y Alexander notó su estado. —Estás más flaco, n
La felicidad que Sam estaba sintiendo de estar con su familia desapareció en un instante, apareciendo la tristeza otra vez.—Porqué no se queda un poco más? Uno de mis hijos puede acompañarle cuando vuelva, o puede quedarse a dormir.Laura notó que su hijo quería quedarse un poco más, además ella quería hablar con él a solas sin la presencia de Alexander, y este era el mejor momento.Sam se sintió aliviado con la intervención de su mamá, estaba empezando a tener esperanza.—Mamá tiene razón, si quieres puedes dejar a Coco para que te sientas más tranquilo.Sam no quería desaprovechar la oportunidad que le acababa de dar su mamá, así que presionó más para que le dejaran quedarse.—No es seguro que estés fuera Sam.M****a!Sam no pudo evitar maldecir en su mente, él agachó la cabeza molesto, no quería volver.—Señor Alexander no tiene de qué preocuparse, Sam es de la familia y será protegido por todos aquí. Se lo aseguro.Como Alexander seguía dudando de si dejar a su omega en este lugar
Eva se levantó y se fue a la cocina a preparar algo que Sam pudiera comer. Nunca él se imaginó que llegaría el día en que comiera la comida preparada por su madre Eva. Más tarde ella llenó la mesa de diferentes platillos. Había de todo, hasta comida que Laura no permitía por no ser "sana". —Puedes comer todo lo que quieras sin vomitar, tienen ingredientes de nuestro mundo, el agua también—explicó Eva. Sam se sentó en su asiento, cuando probó una cucharada de la sopa, sus ojos se llenaron de lágrimas. Hacía mucho que no comía una comida tan rica sin tener ganas de vomitar, le parecía la comida más rica que había comido nunca. Quería probar todo, llenarse de comida no sólo por él, sino por su bebé también. Laura se sentía complacida por ver a su hijo poder comer sin vomitar, y más animado que la última vez que le vió. —Sam no tan rápido o te dolerá el vientre después. A Sam le costaba comer con normalidad porque se moría de hambre, pero hizo hasta lo imposible por no comer tan
Damián cargó fácilmente a Sam como si fuera una pluma, sonriéndole como cuando él era pequeño. Estaba tan emocionado por ser tío que no se fijó en la presencia de Diego. —Qué tenemos que celebrar, acaso no les importa el cómo ese señor trata a Sam? No ha estado yendo a la universidad. El ambiente se volvió lúgubre por las palabras de Diego, toda la felicidad que emanaba se esfumó en un segundo. Cómo Sam le iba a explicar sobre su embarazo? Si ya de por sí le afectó el saber que Sam estaba casado con Alexander, cómo iba a tomar que estaba esperando un hijo suyo siendo chico? Sólo con pensarlo daba dolor de cabeza a Sam. Damián seguía cargando a Sam y su rostro se volvió serio algo no muy común en él. —Ya hablaremos de eso en otro momento, es hora de celebrar. Aunque Damián quería hablar del tema no creyó prudente hablar de ello delante de Diego que es un humano normal Diego seguía teniendo la misma duda, qué estaban celebrando, acaso eso era más importante que la forma en cómo
Daniel hizo énfasis "sus hermanos" para que le quedara claro a Coco y no interviniera. Después de decir esas palabras Daniel regresó al restaurante dejando aún más irritada a Coco. A ella no la quedó más remedio que callar y aceptar las condiciones de Daniel. Como estaba muy molesta por recibir órdenes de un medio humano, decidió vengarse con su hermano Sam y que se arrepintiera de lo que acababa de hacerla. Después de haber hablado con Coco Daniel fue a hablar con Sam para darle la noticia de que podía irse con ellos. Cuando Sam vió entrar a su hermano se levantó. —Qué te dijo Coco? —No hay de qué preocuparse, puedes venir con nosotros. Damián también se levantó. —Entonces podemos irnos, ya pagué la cuenta. *** Todos fueron a una disco que nunca Sam había visto, y no le gustaba nada. Estaba medio oscuro, sólo se podía ver a la gente a través de esas lucesitas molestas que podían dejar ciego a alguien. Todos estaban sudados, pegando sus cuerpos con el de otro, tocándose si
Cuando Alexander llegó a su casa vió a Lumier que le estaba esperando en la puerta de su despacho. —Le estaba esperando alteza. Alexander abrió la puerta de su despacho y se sentó en su asiento, Lumier estaba parado en frente de él para darle un informe. Le entregó unos documentos que contenía algunas fotos de lobos corriendo en el bosque. —Según el reporte que me enviaron los lobos de nuestro mundo, parece haber movimientos con la manada de Fenrir. Mientras Alexander lo revisaba preguntaba sin apartar sus ojos de los documentos. —Nos podemos fiar de la veracidad de estas fotos? —Claro alteza, pese a que todavía no se sabe el paradero actual de Fenrir sí sabemos que algunos lobos de su manada se están moviendo, quizás podamos aprovechar sus movimientos para poder llegar a él. Alexander dejó los documentos encima de su mesa. —Llévame a donde está el informante, quiero que me dé más detalles. Quizás así podamos tener alguna pista, algo que se nos escape. —Como ordene Alteza. L
Sam estaba llorando mientras tartamudeaba, sus peores miedos se estaban convirtiendo en una terrible realidad. Alexander se acercó a ambos, miró furioso a Diego y le dió un puñetazo con todas sus fuerzas, para romperle la cara. Diego tambaleó debido al golpe, resistiendo en pie. Tenía la mandíbula manchada de sangre, la mejilla enrojecida. Le ardía el lugar que le acababa de golpear Alexander. Alexander miró sorprendido a Diego ya que no se esperaba que resistiera su golpe, pero luego pensó que era mejor, de esa forma podría golpearle aún más sin que le matara con el primer golpe. Diego se acercó a Alexander para devolverle el golpe, Alex lo esquivó usando sus ojos de lobo y le dió otro golpe esta vez en el abdomen. Tras recibir el golpe Diego cayó al suelo, sus costillas del abdomen estaban rotas y sentía que sangraba por dentro, le ardía y dolía ese lugar. Alexander tenía ganas de matarlo en este mismo instante le golpeó unas cuantas veces más en el abdomen, para que se murier