STAN.Un domingo en la mañana miraba a Alice jugar con Ismael en la piscina, era la escena perfecta. Era un retrato pintado por los dioses para mi, eran el regalo que la vida me había dado.Mis padres venían entrando con una bandeja llena de pequeños postres y una jarra de limonada fresca, si eso no era felicidad no sabía lo que era.La tarde fue simplemente perfecta, Ismael jugó con todos y a todos nos hizo meternos a la piscina, almorzamos un intento de comida que preparó Alice y que quedó delicioso, eso con respecto al nivel culinario que ella tiene.Cuando el sol estaba por caer y la luna por llegar, hizo que el frío se intensificará rápidamente. Pero era un frío extraño, era un frío casi fúnebre, un frío triste y que nos dejó algo desconcertados a todos. Así que decidimos ingresar a la casa, pero justo cuando estaba por cerrar la puerta de cristal que daba a la piscina, mi teléfono sonó.—Hola, Stan —esa voz.—Paris, hola.—¿Por qué tanta seriedad? ¿Ya no somos amigos? ¿Ya no me
Espere a que Stan regresará a la habitación, había pasado primero por la de Ismael para verificar que estuviese bien y dormido. Luego lo escuche entrar a la que ahora era su oficina y platicar con el personal de seguridad. Había sido un día realmente perfecto y hermoso. Por primera vez logré sentirme como en familia, con esa plenitud de saber que no estábamos haciendo nada malo y que nuestros padres estuvieron apoyándonos y comprendiendo todo lo que había pasado entre nosotros. Que se comportan con Ismael como los abuelos que eran y que no tuvieran miedo a medir su amor frente a nosotros, sabíamos sin decirnos nada, que la pelea sería dura y constante, pero si teníamos el amor suficiente podríamos lograrlo. Sin embargo, al darme cuenta de la forma en la que Paris le había hablado a Stan, dejó una desolación en mi interior, tenía miedo, era una persona completamente diferente a la mujer que conocí el día que regresé. Ese brillo en sus ojos ya no estaba, ese amor que mostraba por Stan
STAN. Mis ojos estaban fijos en las acciones de Alice, la miraba caminar por el lugar tan desconcertada que no sabía que pasaba por su cabeza. Se acercó al cerdo que estaba arrinconado y lo miró. Lo miró durante un largo, largo tiempo y luego se acercó al grillete que tenía alrededor de su pie. —¿La llave? —Alice, no. —Stan, dame la llave. Me acerque al pequeño armario y la tome. Pero antes de entregarla me quede mirándola fijo. —No sabes lo que haces. —Si lo sé —suspiro—, este hombre no va a decir nada. No va a hablar, porque ya no sabe hablar, ya no sabe lo que es la realidad. Está tan mal, lo dejaste tan mal que no sabe diferenciar nada. —¿Cómo lo sabes? La vi moverse y aunque él ya tenía el pie libre y podía irse, se quedó allí en ese lugar parecía una estatua. Alice salió y volvió pocos minutos después. —¿Qué le das de comer? —Pan, agua, avena, fruta, carne de vez en cuando. Escuché cómo limpiaba sus lágrimas y respiraba profundamente. Estaba ciertamente afectada.
“Cuando se hace daño a otro es menester hacérselo de tal manera que le sea imposible vengarse” Maquiavelo. ALICE. —Dejame ir. —Te dije que iba a acabar contigo y lo voy a hacer. —Paris, piensa muy bien lo que estás haciendo, no es necesario que lleves las cosas al extremo. Si me quieres lejos de la vida de Stan, te prometo que me voy a ir. No me importa la empresa ni los negocios, ni lo que hiciste con el dinero de mi padre, te prometo que me voy. —No es suficiente, Alice ¿No lo entiendes? —¿De qué hablas? —No importa que tan lejos vayas, no importa si te cambias el nombre, te pintas el pelo, inclusive si te llevas a esa pequeña rata de tu hijo contigo. Nada de eso importa, porque Stan no se va a olvidar de ti, al menos que dejes de existir. —Si me haces daño, Stan no te lo va a perdonar nunca. —Stan no se tiene que enterar. ¿Me crees tan estúpida? —Ni siquiera sospecha que estás aquí conmigo hablando. ¿Acaso crees que le voy a dejar pistas para que sepa que fui yo la que l
STAN.El tiempo transcurre como cada quién lo necesita. Una hora tiene 60 minutos, un minuto tiene 60 segundos y cada segundo tiene 1000 milésimas.Pero muchas veces en un segundo, sólo un segundo puede cambiar toda la historia de una vida.—¡Papá! ¡Ayúdame papá! —Ismael estaba gritando muy fuerte, porque tenía mucho miedo.Pero esos malditos fotografos no nos dejaban en paz, para los hombres de la seguridad fue casi imposible llegar hasta nosotros y alcanzarnos, estaban sobre mi pequeño y yo estaba conteniendo tanto como podía, esquivarlos y llegar hasta Ismael fue una travesía una que me iba a costar caro, porque el golpe que le di al fotógrafo que le intento poner la mano encima no había sido suave. Eso significaba demanda, extrañamente éramos nosotros los afectados con su invasión a nuestra privacidad, pero eran ellos lo que podrían demandarme por lesiones personales. —¡Nunca más se acerquen a mi hijo! —Estaba desesperado.—¿Entonces si es su hijo? —decía uno.—Lo que dicen es
ALICE.—Mamá, necesito tu ayuda.—¿Te sientes bien, hija?—No, ven a casa. Hoy le dije a Stan que no podía ir a trabajar. Pero no me siento bien.—Enseguida voy.Colgué la llamada y caminé hasta la cocina, me sentía mareada y débil, parecía que mi cuerpo no respondía a mis órdenes, ni a lo que yo quería y necesitaba. Más temprano esa mañana lo único que pude hacer fue bañarme y tomar un desayuno sencillo que saqué de mi sistema más rápido de lo que había entrado.Tenía un retraso en mi periodo, uno grande, sabía que era una opción muy grande que estuviese embarazada, pero con tantas cosas pasando en nuestras vidas, no me había tomado el tiempo de hacer lo correcto, ir al medico por una prueba de embarazo.Sin embargo, mi malestar de ese día era extraño, los síntomas no eran los mismos de los que había tenido días atrás. El vómito y el mareo, los dolores de cabeza y mucho deseo por Stan. Ese día en especial, me sentía cansada, mareada pero como si hubiese bebido mucho alcohol y mis pi
VIRGINIA.—¿Cómo es posible que ella...—Alice debes calmarte, ella simplemente se adelantó a nuestro plan. Pero debemos mantener la cordura.—¿Cordura? ¿Me pides cordura? esa loca está diciendo que yo obligue a Stan a estar conmigo, está amenazando con mi hijo, está diciendo que yo golpeo a Ismael, que tengo a Stan conmigo contra su voluntad.Alice no me estaba ayudando para nada en mi labor para protegerla, la fundación de Aiden estaba haciendo muy bien su trabajo, la publicidad estaba por todas partes con el rostro de Alice como la abanderada de su causa, proteger a las mujeres del abuso doméstico. Lo que no era demasiado coherente con las acusaciones de Paris y todo el caos a su alrededor.&nbs
ALICE.Mis ojos no se mueven de la pantalla del celular. Estoy colapsando y mi cuerpo se siente frió. Mi padre está a mi lado y mi madre mantiene a Ismael entre sus brazos. ¿Por qué me estaba pasando todo eso a mi? ¿Por qué mi amor por Stan tenía que ser juzgado, señalado, pero sobre todo dañado?Escucho el sonido de un celular y me concentro en ese sonido como si nada más existiera. Como si todo lo que estuviese pasando fuese una mentira. Y simplemente dejo mi mente en blanco. Metí mis pensamientos en el pasado, llevé mi mente a recuerdos felices y alegres, en aquella época en la que Stan y yo éramos unos niños y nos teníamos el uno para el otro, allí en medio de esa inocencia que nos caracterizaba y dónde éramos intocables por el odio y lo que estaba pasando frente a nuestros ojos.—Hija, debemos ir —mi madre habló en voz baja y me sacudió ligeramente de un hombro. —¿A dónde? —¿Acaso había un lugar seguro para nosotros al que ir? ¿Un lugar en el que nos pudiéramos refugiar? —Por