56. ISMAEL.
STAN.

Mis ojos estaban fijos en las acciones de Alice, la miraba caminar por el lugar tan desconcertada que no sabía que pasaba por su cabeza. Se acercó al cerdo que estaba arrinconado y lo miró.

Lo miró durante un largo, largo tiempo y luego se acercó al grillete que tenía alrededor de su pie.

—¿La llave?

—Alice, no.

—Stan, dame la llave.

Me acerque al pequeño armario y la tome. Pero antes de entregarla me quede mirándola fijo.

—No sabes lo que haces.

—Si lo sé —suspiro—, este hombre no va a decir nada. No va a hablar, porque ya no sabe hablar, ya no sabe lo que es la realidad. Está tan mal, lo dejaste tan mal que no sabe diferenciar nada.

—¿Cómo lo sabes?

La vi moverse y aunque él ya tenía el pie libre y podía irse, se quedó allí en ese lugar parecía una estatua. Alice salió y volvió pocos minutos después.

—¿Qué le das de comer?

—Pan, agua, avena, fruta, carne de vez en cuando.

Escuché cómo limpiaba sus lágrimas y respiraba profundamente. Estaba ciertamente afectada.

CATA PAEZ

ESPERO QUE ME PUEDAN SEGUIR EN RE.DES PARA QUE ME CUENTEN QUE LES PARECE EL LIBRO, UN ABRAZO ENORME.

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