STAN. Mis ojos están sobre Alice y no pude evitar reírme, es obvio que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para preparar lo que sea que intentaba hornear y darle forma de un postre, aunque parece más una mezcla apelmazada de ingredientes con un color desagradable. —¿Y si ordenas un pastel? ¿O picas fruta con yogurt? A mamá le gusta mucho la fruta con Yogurt —le dije mientras me acercaba con cautela. —Estoy segura que quedó delicioso. Prueba —me dijo extendiéndome una cucharada nada provocativa y me alejé de ella enseguida— ¡Ey! Se supone que debes darme ánimos y apoyarme. —Te apoyo, pero no me quiero enfermar —mi risa la alcanza y la veo meterse la cuchara a la boca, para enseguida correr a buscar la caneca y escupir —. ¿Entonces? ¿rico o no? —Es la cosa más asquerosa que he probado jamás —dijo mientras servía agua en un vaso. Bebió aquel vaso de agua mientras la risa nos ataca con fuerza y no paramos, me acerco a ella y dejó un mechón de pelo tras su oreja, acarició el c
Muchos años antes de que Stan me mirara, se fijara en mí o tan siquiera me pusiera algo de atención, yo no era nadie. Era un cero a la izquierda en su mundo y para la mayoría de la sociedad, pues siempre fui el patito feo y poco conocía de moda y mi estilo era deprimente. Pero entonces un día en un centro comercial, cuando yo tenía 20 años y estaba saliendo de una tienda de ropa con mi madre, varios chicos pasaron de mi y me empujaron, cuando casi sentí el golpe en mi trasero por caer al piso unos brazos me sostuvieron y evitaron que me pegara contra el piso. Lo que era realmente extraño, pues usualmente era invisible para los ojos de los demás y ese chico me vio. Allí en medio de tanta gente, me vio y se dio cuenta que habían pasado por encima de mí. —Debes tener más cuidado con tus pasos. —Siempre me pasa. —¿Qué te caes? —No, que la gente me tropieza porque no me ven. Me miró y sonrió, parecía incrédulo de lo que decía, es como si le pareciera extraño que yo dijera que era
Entonces luego de 6 meses de mi cambio drástico, mis ojos lo volvieron a ver. Se bajaba de una moto que conducía la misma chica del centro comercial, se veía tan diferente a él que iba siempre tan bien peinado y elegante. En su lugar esa chica parecía recién salida de un concierto de rock, varias de sus prendas rotas y manchadas, además de los tatuajes que parecían rayones de niños pequeños sobre su piel.Fue entonces cuando un sentimiento extraño me invadió, tal vez sería envidia, porque los ojos de Stan parecían mirar a esa ordinaria chica con tal devoción, que era obvio que nada más existía para él y ella le correspondía de igual manera que simplemente quise quitarla del camino y demostrarle a ese hombre, que había alguien que podía mirarlo aún mejor que ella. Yo. Quería quitarla de allí, borrarla de la ecuación y que Stan volviera a mirarme, volviera a mirar mis ojos lindos, como él los llamó, quería con tanto deseo tenerlo para mi que no me di cuenta que mis pies me habían arra
—¿La amas? —lo interrumpí.—¿De qué hablas? —me pregunto entre confundido y molesto.—Tu novia, la chica de la moto ¿la amas? —sus ojos brillaron cuando dije "la chica de la moto". Parecía que entraba en otra dimensión, inclusive sus pupilas se dilataban.—Si, Paris. Esa chica, que es más bien una mujer, es todo a lo que yo llamo felicidad y la amo, la amo más que a nada.—Pero es menor que tú.—¿Cómo lo sabes? —se enderezó de golpe y su actitud pasó de ser amable a estar en la defensiva.—La vi con su uniforme y tu...—No es problema tuyo —fue tajante—. Estamos aquí por tus tutorías, no para hablar de mi vida personal. Eso no tiene importancia.—Lo siento, no quise ser invasiva. Sólo me causó curiosidad que un hombre como tú, se enredara con una chica tan joven. No es algo común. —No estoy “enredado” con ella, somos pareja y la amo y ella me ama. Y si, estás siendo demasiado invasiva. Poco hablo de mi vida privada y menos con los estudiantes de tutorías.Parecía estar marcando una l
Me alejé tanto como Stan me lo pidió, me alejé tanto que prácticamente desaparecí de su vida. Continúe con las tutorías solamente para guardar las apariencias, porque realmente no las necesitaba. Continúa estudiando tan fuerte y tan duro como si la vida dependiera de ello. Entonces el día llegó, el día que tanto estaba esperando llegó. Por fin podría tener a Stan entre mis manos y tenerlo solo para mi. —Lo único que debes hacer es pedirle que vaya a la fiesta, ya sabes insistir un poco. —¿Para qué? —los hombres podían ser realmente estúpidos. —Haz lo que te pido y nada más. No es tu problema —Dan era un hombre gentil y buen amigo, pero nada más, aunque él no podía aceptarlo. Sus ojos me miraron como aburrido y entonces afirmo con su cabeza. Esa noche tenía que ser perfecta, había probado la sustancia en varias dosis, siempre conmigo y funcionaba a la perfección. Pero no quería drogarlo tanto como para que no recordará nada, al contrario, quería que todo fuese como pequeños y extr
"Perder la paciencia es perder la batalla"Mahatma Gandhi.Y yo tenía la paciencia suficiente como para esperar a que Stan estuviese listo. Por diferentes fuentes me enteré de que Alice no había durado mucho más que un día en la ciudad y luego simplemente había desaparecido. Dejando además otro corazón roto, el de un chico de su escuela, uno que apareció en el mapa cuando llegó a la universidad y se fue a los golpes con Stan, que aunque pudo darle batalla se quedó quieto y al final terminó dándole un golpe certero, cuando se canso de ser golpeado.Mientras tanto yo anhelaba el día en el que Stan llegara a mis brazos y se quedará conmigo por voluntad propia. Lo necesitaba, lo quería y si, continuaría esperando a que las cosas pasaran para nosotros. Lo que empezaron siendo días, se convirtieron en semanas, que pasaron a ser meses y luego casi un año. El comportamiento de Stan cambió drásticamente, constantemente sus amigos, los pocos muy pocos que tenía, lo sacaban a rastras de bares,
PARIS. Mis ojos estaban rojos, muy rojos. Pues no había parado de llorar, luego de aquella noche.—Paris, no te confundas, esto no significa nada y lo sabías. Desde la primera vez que paso.—Lo se Stan, solo fui muy tonta y creí que luego de tanto tiempo... nosotros, ya teniamos una relación —Cinco meses después de tener sexo con Stan sin parar pensé que nuestra relación sería mucho más fuerte, pero estaba demasiado lejos de su realidad.—¿Relación? por Dios Paris, que ingenua que eres. Esto jamás va a ser una relación, yo... no quiero una relación. Ni contigo ni con nadie.—Pero con ella sí. Con Alice, la chica que siempre te traía en moto.Me miró como endemoniado, estaba furioso, estaba molesto, mis palabras fueron la gota que rebasó el vaso.—¿De qué hablas? ¡Callate! —me gritó.—Yo... creí que ya habían terminado.—No tienes idea de lo que hablas y por tu bien, callate, Paris.Me quebré y no pude evitar llorar, porque no importaba que él haya sido el único hombre en mi vida, el
STAN.Un domingo en la mañana miraba a Alice jugar con Ismael en la piscina, era la escena perfecta. Era un retrato pintado por los dioses para mi, eran el regalo que la vida me había dado.Mis padres venían entrando con una bandeja llena de pequeños postres y una jarra de limonada fresca, si eso no era felicidad no sabía lo que era.La tarde fue simplemente perfecta, Ismael jugó con todos y a todos nos hizo meternos a la piscina, almorzamos un intento de comida que preparó Alice y que quedó delicioso, eso con respecto al nivel culinario que ella tiene.Cuando el sol estaba por caer y la luna por llegar, hizo que el frío se intensificará rápidamente. Pero era un frío extraño, era un frío casi fúnebre, un frío triste y que nos dejó algo desconcertados a todos. Así que decidimos ingresar a la casa, pero justo cuando estaba por cerrar la puerta de cristal que daba a la piscina, mi teléfono sonó.—Hola, Stan —esa voz.—Paris, hola.—¿Por qué tanta seriedad? ¿Ya no somos amigos? ¿Ya no me