AIDEN. —¿Por qué lo hiciste? ¿Qué necesidad tenías? —mi molestia podía cortar el aire en ese justo momento. —Porque me dio la gana —tenía satisfacción en su voz. Se estaba limpiando las lágrimas y no subía su mirada, siempre al suelo. Me acerque con cuidado y no se alejó, por primera vez desde que nos volviamos a ver, Virginia no se alejo de mi. —Lo siento —susurré, casi para mi y nada más. —Nunca serán suficientes tus disculpas o tus “lo siento”, nunca Aiden. Me dañaste por dentro y por fuera. ¿Para qué? Ni siquiera valía la pena, ella nunca te amo y puedo asegurarte que nadie lo hará como yo lo hice. —Virginia el amor… —No me hables de amor, eres la persona menos indicada para hablarme de amor, tu que no sabes lo que eso —sus ojos se fijaron en mí al fin y había tanto dolor que fue inevitable que mi pecho doliera—. Porque eres un narcisista. —Perdoname, nunca me voy a poder perdonar que te hice daño, que mate a mi propio hijo y que no le di la oportunidad de nacer, eso me
ALICE.Sus ojos me miran con algo parecido al dolor, pero se que también es rabia. Entiendo que no pueda verme con amor y entiendo que no quiera verme de ese modo.—Madre, yo…—Alice, ¿por qué? —parecía que de verdad intentaba comprender lo que estaba pasando.—Porque lo amo.—Eso lo puedo ver, se nota. Lo que quiero saber es ¿por qué hacer todo esto? ¿Por qué exponernos de esa manera? ¿Por qué dañar a Ismael?—Decirle a Ismael que tiene un padre no es hacerle daño.—Pero explicarle que su tío es su padre…—Ya lo sabe. Y logró entender que…—Lo sabe en el calor del hogar que le están dando. Pero acaso comprendes lo que le van a hacer en la escuela, los periodistas, las personas.—¿Qué es lo que te preocupa? Porque yo te veo muy cómoda con Paris intentando separarme de Stan y no les voy a dejar el camino libre.—Ella está enamorada.—Cuando amas no amenazas, cuando amas no obligas, cuando amas no necesitas forzar el amor. Paris no ama a Stan, ella está obsesionada con él. —¿Y tú no? —
STAN. Mis ojos están sobre Alice y no pude evitar reírme, es obvio que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para preparar lo que sea que intentaba hornear y darle forma de un postre, aunque parece más una mezcla apelmazada de ingredientes con un color desagradable. —¿Y si ordenas un pastel? ¿O picas fruta con yogurt? A mamá le gusta mucho la fruta con Yogurt —le dije mientras me acercaba con cautela. —Estoy segura que quedó delicioso. Prueba —me dijo extendiéndome una cucharada nada provocativa y me alejé de ella enseguida— ¡Ey! Se supone que debes darme ánimos y apoyarme. —Te apoyo, pero no me quiero enfermar —mi risa la alcanza y la veo meterse la cuchara a la boca, para enseguida correr a buscar la caneca y escupir —. ¿Entonces? ¿rico o no? —Es la cosa más asquerosa que he probado jamás —dijo mientras servía agua en un vaso. Bebió aquel vaso de agua mientras la risa nos ataca con fuerza y no paramos, me acerco a ella y dejó un mechón de pelo tras su oreja, acarició el c
Muchos años antes de que Stan me mirara, se fijara en mí o tan siquiera me pusiera algo de atención, yo no era nadie. Era un cero a la izquierda en su mundo y para la mayoría de la sociedad, pues siempre fui el patito feo y poco conocía de moda y mi estilo era deprimente. Pero entonces un día en un centro comercial, cuando yo tenía 20 años y estaba saliendo de una tienda de ropa con mi madre, varios chicos pasaron de mi y me empujaron, cuando casi sentí el golpe en mi trasero por caer al piso unos brazos me sostuvieron y evitaron que me pegara contra el piso. Lo que era realmente extraño, pues usualmente era invisible para los ojos de los demás y ese chico me vio. Allí en medio de tanta gente, me vio y se dio cuenta que habían pasado por encima de mí. —Debes tener más cuidado con tus pasos. —Siempre me pasa. —¿Qué te caes? —No, que la gente me tropieza porque no me ven. Me miró y sonrió, parecía incrédulo de lo que decía, es como si le pareciera extraño que yo dijera que era
Entonces luego de 6 meses de mi cambio drástico, mis ojos lo volvieron a ver. Se bajaba de una moto que conducía la misma chica del centro comercial, se veía tan diferente a él que iba siempre tan bien peinado y elegante. En su lugar esa chica parecía recién salida de un concierto de rock, varias de sus prendas rotas y manchadas, además de los tatuajes que parecían rayones de niños pequeños sobre su piel.Fue entonces cuando un sentimiento extraño me invadió, tal vez sería envidia, porque los ojos de Stan parecían mirar a esa ordinaria chica con tal devoción, que era obvio que nada más existía para él y ella le correspondía de igual manera que simplemente quise quitarla del camino y demostrarle a ese hombre, que había alguien que podía mirarlo aún mejor que ella. Yo. Quería quitarla de allí, borrarla de la ecuación y que Stan volviera a mirarme, volviera a mirar mis ojos lindos, como él los llamó, quería con tanto deseo tenerlo para mi que no me di cuenta que mis pies me habían arra
—¿La amas? —lo interrumpí.—¿De qué hablas? —me pregunto entre confundido y molesto.—Tu novia, la chica de la moto ¿la amas? —sus ojos brillaron cuando dije "la chica de la moto". Parecía que entraba en otra dimensión, inclusive sus pupilas se dilataban.—Si, Paris. Esa chica, que es más bien una mujer, es todo a lo que yo llamo felicidad y la amo, la amo más que a nada.—Pero es menor que tú.—¿Cómo lo sabes? —se enderezó de golpe y su actitud pasó de ser amable a estar en la defensiva.—La vi con su uniforme y tu...—No es problema tuyo —fue tajante—. Estamos aquí por tus tutorías, no para hablar de mi vida personal. Eso no tiene importancia.—Lo siento, no quise ser invasiva. Sólo me causó curiosidad que un hombre como tú, se enredara con una chica tan joven. No es algo común. —No estoy “enredado” con ella, somos pareja y la amo y ella me ama. Y si, estás siendo demasiado invasiva. Poco hablo de mi vida privada y menos con los estudiantes de tutorías.Parecía estar marcando una l
Me alejé tanto como Stan me lo pidió, me alejé tanto que prácticamente desaparecí de su vida. Continúe con las tutorías solamente para guardar las apariencias, porque realmente no las necesitaba. Continúa estudiando tan fuerte y tan duro como si la vida dependiera de ello. Entonces el día llegó, el día que tanto estaba esperando llegó. Por fin podría tener a Stan entre mis manos y tenerlo solo para mi. —Lo único que debes hacer es pedirle que vaya a la fiesta, ya sabes insistir un poco. —¿Para qué? —los hombres podían ser realmente estúpidos. —Haz lo que te pido y nada más. No es tu problema —Dan era un hombre gentil y buen amigo, pero nada más, aunque él no podía aceptarlo. Sus ojos me miraron como aburrido y entonces afirmo con su cabeza. Esa noche tenía que ser perfecta, había probado la sustancia en varias dosis, siempre conmigo y funcionaba a la perfección. Pero no quería drogarlo tanto como para que no recordará nada, al contrario, quería que todo fuese como pequeños y extr
"Perder la paciencia es perder la batalla"Mahatma Gandhi.Y yo tenía la paciencia suficiente como para esperar a que Stan estuviese listo. Por diferentes fuentes me enteré de que Alice no había durado mucho más que un día en la ciudad y luego simplemente había desaparecido. Dejando además otro corazón roto, el de un chico de su escuela, uno que apareció en el mapa cuando llegó a la universidad y se fue a los golpes con Stan, que aunque pudo darle batalla se quedó quieto y al final terminó dándole un golpe certero, cuando se canso de ser golpeado.Mientras tanto yo anhelaba el día en el que Stan llegara a mis brazos y se quedará conmigo por voluntad propia. Lo necesitaba, lo quería y si, continuaría esperando a que las cosas pasaran para nosotros. Lo que empezaron siendo días, se convirtieron en semanas, que pasaron a ser meses y luego casi un año. El comportamiento de Stan cambió drásticamente, constantemente sus amigos, los pocos muy pocos que tenía, lo sacaban a rastras de bares,