Hola, Hola!!! Gracias por tan infinito apoyo que me dan, gracias por seguir leyendo. Tal vez se sientan un poco confundidos por que sientes que repetí un capitulo, pero en realidad el capitulo POR TI, no lo había subido, así que se corren un poco, tal vez no lo puedan ver ahora mismo, pero probablemente mañana en la noche se actualicen. Gracias por su paciencia y espero que me puedan seguir en mis redes sociales y me dejen sus comentarios. Un abrazo enorme desde Colombia.
STAN.Aun sabiendo que Ismael es mi hijo el temor de perderlo, de perderlos a los dos sigue latente. Luego de la fuerte conversación y controversia con mis padres, las ideas más oscuras y tristes no salen de mi cabeza. No podría concebir una vida sin Alice y sin mi pequeño.Desde que se enteró que soy su padre, me pide cada noche que le lea un cuento, en las tardes luego de la escuela suelo escaparme del trabajo para llegar primero que Alice y pasar con él más tiempo. Jugamos, nadamos, leemos, he aprendido a conocerlo, a entenderlo y a saber que le gusta y que no.—Papi ¿podemos hacerle una sorpresa a mamá?—¿Qué clase de sorpresa tienes en mente?—Un pastel, mamá ama el pastel de...—De chocolate.—¡Si! —la emoción en sus ojos era tan tierna que no pude dudar en abrazarlo.—Te amo hijo —las cosas se sentían tan naturales, veía sobre mi pasado, mi verdadero pasado y sabía que de haberme quedado junto a mi madre biológica no hubiese logrado todo lo que tengo ahora. —Yo a ti papá.Yo n
STAN.El silencio dentro de casa era total, sabía que Alice estaba por allí, el horno había sonado lo que me indico que la torta estaba lista. Subí cuidadosamente y la puerta de la habitación de Ismael estaba abierta, di un par de pasos más y los vi jugando en el baño.—Hola —los saludé y vi como Alice se tensiono.—¡Papá! —me habló el pequeño emocionado—, me quedé dormido, lamento dejarte solo, pero espero que la sorpresa no se arruinara.—Es imposible que eso pasara —me incliné sobre la bañera y metí mi mano entre el agua tibia, el olor de la espuma era tan rico como refrescante, Alice no me miraba—. Todo lo que hicimos saldrá perfecto, lo prometo. Y lo que haremos también —dije mientras buscaba su mirada, pero seguía sin mirarme.—¿Cómo sabes que saldrá bien? ¿Por qué no tienes miedo? —estaba contrariada, su mirada perdida me lo decía. Esa que siempre ponía cuando no tenía control sobre las cosas. —No tengo razones para temer, los tengo a ustedes —por fin sonreí y sus ojos brillar
FLASH BACK * * * 6 AÑOS ATRÁS * * * ALICEVoy corriendo por todo el centro comercial buscando cada cosa que necesito para la sorpresa que tengo lista para Stan, se que es un poco infantil, pues soy apenas una chica que está terminando la secundaría y el ya esta en la universidad, pero lo hago con y por amor así que lo que tengo preparado, sobre todo para un universitario como él. Pero tengo esa necesidad de celebrar que a pesar de lo difícil que es nuestra relación logramos mantenerla escondida durante un año.Me veo en el espejo y no veo a la misma chica, ya no están esos ojos tristes, ni esa sonrisa que no llenaba el rostro. Ahora me veía más interesante y aunque no podía negar que el amor y mi relación con Aiden había sido maravillosa, no podía compararla con Stan, no podía ni siquiera igualarlas.Stan me hace feliz, me llena el alma, me hace sentir plena y me regala tanta libertad que es increíble lo lejos que hemos llegado. Todo con él se siente pleno y perfecto. Será una noche
ALICE.Un mes había pasado desde que supe de Aiden por última vez. Un mes desde esa llamada telefónica en la que supe que mi sueño de que Stan fuese el padre de mi pequeño Ismael, era real.Sabía que los sentimientos de Aiden se habían lastimado y que tenía que pedirle disculpas o al menos darle una explicación sobre lo que era la verdad, pero no sabía cómo iba a recibirme en su despacho, si de buena manera o realmente con la indiferencia que yo creía que debía ser tratada.—Tomen asiento por favor, el joven Aiden los atenderá en breve.—¿Nos atenderá en breve? —preguntó sarcástico Stan— ¿Ese imbécil que se cree?—Es el dueño del lugar y somos nosotros los que lo necesitamos. Deja de ser arrogante Stan —había algo de diversión en regañar a Stan por sus celos compulsivos e innecesarios- —No soy arrogante, solo no lo soporto.—Stan, él puede ser una salida a lo que se viene, sabes que van a caer sobre mi como pirañas y no me van a dejar en paz.—¿Crees que a mi no me dirán nada?—Eres
AIDEN. —¿Por qué lo hiciste? ¿Qué necesidad tenías? —mi molestia podía cortar el aire en ese justo momento. —Porque me dio la gana —tenía satisfacción en su voz. Se estaba limpiando las lágrimas y no subía su mirada, siempre al suelo. Me acerque con cuidado y no se alejó, por primera vez desde que nos volviamos a ver, Virginia no se alejo de mi. —Lo siento —susurré, casi para mi y nada más. —Nunca serán suficientes tus disculpas o tus “lo siento”, nunca Aiden. Me dañaste por dentro y por fuera. ¿Para qué? Ni siquiera valía la pena, ella nunca te amo y puedo asegurarte que nadie lo hará como yo lo hice. —Virginia el amor… —No me hables de amor, eres la persona menos indicada para hablarme de amor, tu que no sabes lo que eso —sus ojos se fijaron en mí al fin y había tanto dolor que fue inevitable que mi pecho doliera—. Porque eres un narcisista. —Perdoname, nunca me voy a poder perdonar que te hice daño, que mate a mi propio hijo y que no le di la oportunidad de nacer, eso me
ALICE.Sus ojos me miran con algo parecido al dolor, pero se que también es rabia. Entiendo que no pueda verme con amor y entiendo que no quiera verme de ese modo.—Madre, yo…—Alice, ¿por qué? —parecía que de verdad intentaba comprender lo que estaba pasando.—Porque lo amo.—Eso lo puedo ver, se nota. Lo que quiero saber es ¿por qué hacer todo esto? ¿Por qué exponernos de esa manera? ¿Por qué dañar a Ismael?—Decirle a Ismael que tiene un padre no es hacerle daño.—Pero explicarle que su tío es su padre…—Ya lo sabe. Y logró entender que…—Lo sabe en el calor del hogar que le están dando. Pero acaso comprendes lo que le van a hacer en la escuela, los periodistas, las personas.—¿Qué es lo que te preocupa? Porque yo te veo muy cómoda con Paris intentando separarme de Stan y no les voy a dejar el camino libre.—Ella está enamorada.—Cuando amas no amenazas, cuando amas no obligas, cuando amas no necesitas forzar el amor. Paris no ama a Stan, ella está obsesionada con él. —¿Y tú no? —
STAN. Mis ojos están sobre Alice y no pude evitar reírme, es obvio que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para preparar lo que sea que intentaba hornear y darle forma de un postre, aunque parece más una mezcla apelmazada de ingredientes con un color desagradable. —¿Y si ordenas un pastel? ¿O picas fruta con yogurt? A mamá le gusta mucho la fruta con Yogurt —le dije mientras me acercaba con cautela. —Estoy segura que quedó delicioso. Prueba —me dijo extendiéndome una cucharada nada provocativa y me alejé de ella enseguida— ¡Ey! Se supone que debes darme ánimos y apoyarme. —Te apoyo, pero no me quiero enfermar —mi risa la alcanza y la veo meterse la cuchara a la boca, para enseguida correr a buscar la caneca y escupir —. ¿Entonces? ¿rico o no? —Es la cosa más asquerosa que he probado jamás —dijo mientras servía agua en un vaso. Bebió aquel vaso de agua mientras la risa nos ataca con fuerza y no paramos, me acerco a ella y dejó un mechón de pelo tras su oreja, acarició el c
Muchos años antes de que Stan me mirara, se fijara en mí o tan siquiera me pusiera algo de atención, yo no era nadie. Era un cero a la izquierda en su mundo y para la mayoría de la sociedad, pues siempre fui el patito feo y poco conocía de moda y mi estilo era deprimente. Pero entonces un día en un centro comercial, cuando yo tenía 20 años y estaba saliendo de una tienda de ropa con mi madre, varios chicos pasaron de mi y me empujaron, cuando casi sentí el golpe en mi trasero por caer al piso unos brazos me sostuvieron y evitaron que me pegara contra el piso. Lo que era realmente extraño, pues usualmente era invisible para los ojos de los demás y ese chico me vio. Allí en medio de tanta gente, me vio y se dio cuenta que habían pasado por encima de mí. —Debes tener más cuidado con tus pasos. —Siempre me pasa. —¿Qué te caes? —No, que la gente me tropieza porque no me ven. Me miró y sonrió, parecía incrédulo de lo que decía, es como si le pareciera extraño que yo dijera que era