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CAPÍTULO 72: UN NIÑO VALIENTE.Adeline abrió la puerta de la estación de policía con rapidez, su respiración agitada y el rostro marcado por la urgencia. Apenas cruzó el umbral, sus ojos se encontraron con los de Lucien y, a su lado, Dayana. Su cuerpo se tensó un instante al ver a su hermana allí, pero la ignoró. Su prioridad, en ese momento, era Zoe.Llegó hasta Lucien y le susurró con un tono suplicante.—¿Dime que ya apareció?Lucien la atrajo a sus brazos, envolviéndola con una ternura protectora. Sin embargo, su mirada se desvió un instante hacia Giovanni, quien observaba a unos metros de distancia.—No, aún no hay noticias —dijo Lucien suavemente.Adeline dejó escapar un sollozo, ocultando su rostro en el pecho de Lucien mientras las lágrimas comenzaban a caer. Giovanni sintió cómo su pecho se comprimía al ver esa cercanía entre ellos, esa intimidad tan evidente. Cada gesto entre ellos era un recordatorio amargo de lo que él había perdido y, tal vez, de lo que nunca había valora
CAPITULO 73: UN MENSAJE DE RESCATE.Adeline caminaba de un lado al otro, como un péndulo atrapado en un vaivén interminable de ansiedad. Cada paso que daba parecía multiplicar los escenarios terribles que su mente imaginaba. Lucien, observándola con preocupación, se acercó y le habló en un tono calmado, intentando ser el ancla que ella necesitaba.—Cariño, sé que es difícil, pero tenemos que mantener la calma. Todo va a salir bien, te lo prometo, la policía hará su trabajo.Ella asintió; sin embargo, le resultaba imposible mantener la calma en un momento como ese.En ese preciso instante, el sonido de su celular y el de Giovanni rompieron el silencio y ambos contestaron con rapidez, sus rostros se transformaron en el acto, reflejando el mismo horror. Giovanni la miró nervioso y buscando una confirmación.—¿También lo recibiste? —preguntó.Ella asintió, sus labios temblando, incapaces de formar palabras. El mensaje provenía de uno de los secuestradores, exigiendo una suma exorbitante d
CAPITULO 74: UNA DESICIÓN IMPOSIBLE. El auto se detuvo frente al almacén abandonado. Giovanni apagó el motor en silencio, sus manos temblando ligeramente mientras salía del coche. Lucien lo siguió, cargando el maletín con el dinero, pero se detuvo en seco cuando vio que Giovanni sacaba una pistola. —¿Qué carajos vas a hacer con eso? —gruñó Lucien, sorprendido—. ¿Quieres poner a los niños en peligro? Giovanni levantó la mano, ordenando silencio, sus ojos fijos en el almacén. Lucien rodó los ojos con frustración. —¿Al menos sabes usarla? —preguntó, sarcástico. Giovanni se detuvo un segundo y lo miró, levantando una ceja. —¿Quieres que la pruebe contigo? —respondió con calma—. Sé disparar desde los 18 años. Mi abuelo era aficionado a las armas. Lucien frunció el ceño, desviando la mirada hacia el almacén. —¿Crees que estén ahí? —Por supuesto —Giovanni lo observó un momento antes de añadir—. No parecen secuestradores profesionales. La forma en que exigieron el dinero... e
CAPÍTULO 75: PERSECUCIÓN.El secuestrador le lanzó a Giovanni una mirada fría y levantó su mano y comenzó a contar con los dedos: diez segundos. Cada tic-tac invisible se sentía como una puñalada en el corazón de Giovanni, el tiempo deslizándose como arena entre sus dedos.Zoe seguía llorando, Gabriel, en cambio, estaba en silencio. A sus siete años, comprendía lo que estaba ocurriendo. Había algo en su mirada que le rompió el alma a Giovanni y el reloj mental seguía contando. Nueve, ocho...Su mente se nubló de angustia y entonces en medio del caos, entre el dolor desgarrador, pensó en ella.Adeline.Él le había hecho una promesa, una promesa que no podía romper. Giovanni cerró los ojos un segundo, como si las palabras se le atorasen en la garganta, y cuando los abrió de nuevo, ya había tomado la decisión.—A ella... —dijo tembloroso—. Elijo a Zoe.El silencio que siguió a sus palabras fue insoportable. No podía mirar a Gabriel directamente, pero en su mente, veía a Adeline, su dolor,
CAPÍTULO 76: UNA MADRE MANIPULADORA.—¡Por favor, ayúdenlo! ¡Se cayó!Giovanni gritó con voz ahogada, mientras entraba a la sala de emergencia del hospital. Una enfermera reaccionó de inmediato.—¡Aquí, rápido, traigan una camilla!Adeline se puso de pie en cuanto lo vio y sintió su pecho apretarse al no ver a Zoe. Sin embargo, pudo respirar tranquila cuando, segundos después, vio a su hija cargada por un hombre que llevaba traje táctico. La pequeña sonrió al verla.—¡Mami!Adeline se apresuró hacia ella y la tomó en brazos mientras susurraba.—Gracias, Dios, gracias...Zoe rodeó su cuello con sus bracitos y luego saludó al hombre:—Adiós, señor fuerte.Máximo D' Luca asintió, guiñándole un ojo antes de girarse. Lucien apareció en escena.—Zoe está bien, pero prefiero que la revisen, por si acaso.Adeline asintió y, tras cerciorarse de que su hija no tenía heridas, la abrazó de nuevo, sintiendo una mezcla de alivio y gratitud. Sin embargo, la niña no dejaba de mirar en dirección a dond
CAPÍTULO 77: NO INSISTAS.Un golpe en la puerta de la habitación de Zoe hizo que todos se giraran.—Debe ser la enfermera —dijo Adeline mientras caminaba hacia la puerta.Pero al abrirla, se encontró con Giovanni, su rostro cambió al instante.—Giovanni… tú…—Solo quiero saber cómo está —dijo él bajando la voz.Adeline estaba a punto de negarse, cuando su hija la interrumpió.—¡Señor, papá de Gabriel! —exclamó Zoe desde la cama, con los ojos brillando de emoción—. ¿Cómo está Gabriel?Giovanni miró a su hija y soltó una sonrisa. Y sin importarle si estaba invitado a entrar o no, caminó hacia ella.—Está bien —le respondió—. ¿Y tú... cómo estás?La pequeña seguía comiendo su helado con gusto y luego le ofreció un poco a Giovanni.—Pues este hospital es el mejor del mundo mundial —dijo con entusiasmo—, me dieron helado.Giovanni rió suavemente y extendió la mano para acariciarle el cabello.—Fuiste una niña muy valiente...Pero la pequeña negó con la cabeza.—No, Gabriel fue valiente. Él
CAPÍTULO 78: SOLICITUD DE CUSTODIA.Cuando Giovanni regresó a la habitación de Gabriel, el pequeño parecía estar dormido, pero abrió los ojos tan pronto como escuchó los pasos de su padre acercándose.—¿Te desperté? —preguntó, sentándose a su lado.Gabriel negó con la cabeza, aunque no dijo nada. Giovanni lo miró un instante, buscando cómo empezar la conversación que tanto quería tener con él.—Hijo, ¿sabes que puedes confiar en mí, verdad?El niño asintió en silencio. Giovanni suspiró, aliviado de ver esa pequeña afirmación, pero sabía que lo que venía sería más difícil.—Bien, porque quiero saber por qué huiste de casa, hijo. ¿Qué te motivó a hacerlo? ¿Fue algo que hizo tu mamá?Gabriel no respondió de inmediato y bajó la mirada. Su corazón comenzó a latir más rápido y el miedo le apretó el pecho. Quería contar la verdad, pero la advertencia de su madre seguía resonando en su mente. Solo recordar la última vez que lo había castigado lo hacía temblar de miedo. No quería volver al áti
CAPÍTULO 79: SOLICTUD DE DIVORCIO.Barlow soltó un grito desgarrador.—¡No… no me golpeen más, por favor!El hombre frente a él bajó los guantes de boxeo ante una señal silenciosa. Y el otro hombre en la habitación se acercó y, sin decir una palabra, lo tomó del cabello, obligándolo a alzar la cabeza para mirarlo directo a los ojos.—No me interesa cómo lo vas a hacer, Barlow —susurró con una amenaza helada en la voz—. Pero tienes que cumplir con tu parte del trato. O te juro que la próxima vez no serán solo costillas rotas… sino una bala en el cerebro.Con un gesto brusco, lo soltó y se alejó unos pasos, para mirar su reloj.—Los nuevos envíos saldrán esta semana. Asegúrate de que salgan a tiempo.Le lanzó una mirada rápida a su guardaespaldas, y este reaccionó de inmediato, propinándole a Barlow un golpe en el estómago que lo dejó sin aire.—No olvides mi advertencia —agregó fríamente—. Las empresas D'Angelo tienen que seguir siendo mi pantalla. Ese fue nuestro acuerdo. Además… qued