Pronto les haré maratón. XOXO
CAPÍTULO 44: VULGAR ZORRA.Sebastián miró la pantalla, donde una niña de cabellos oscuros y ojos brillantes reía mientras hablaba. Observó cada detalle de su rostro y, sin poder contenerse, soltó una exclamación asombrada.—¡Mierda, es que es igualita a ti!Giovanni sintió una punzada en el pecho. Había algo doloroso en esa semejanza; ver cómo Zoe, su hija, llevaba sus mismos rasgos, pero había crecido sin él en muchos aspectos. Sentía rabia, no solo por su ausencia, sino porque ese hombre, Lucien, había estado presente en cada momento que él se perdió.De repente, Lucien tomó la palabra, interrumpiendo los pensamientos de Giovanni.—¿No es una dulzura? Yo también te amo, hija.Luego se giró hacia Adeline, con una expresión agradecida y sincera.—No tengo palabras suficientes para agradecerte, Adeline. Sabes que eres la razón de mi felicidad, y todo lo que hemos vivido… no lo cambiaría por nada.Entonces, con un gesto lento y decidido, se arrodilló delante de ella. Adeline abrió los oj
CAPÍTULO 45: TENSIÓN EN LA SALA DE JUNTAS.Adeline salió del coche en cuanto Lucien se detuvo frente al edificio de Empresas D’Ángelo. Él rápidamente salió para ayudarla, extendiendo su mano con una sonrisa suave.—Cariño… —dijo Lucien, tomando su mano.Ella sonrió y, al bajar, el sol hizo brillar el deslumbrante anillo de diamantes en su dedo anular. Estaba por entrar al edificio cuando notó otro coche aparcado frente a ellos. Casi de inmediato, un hombre bajó del asiento trasero.Era Giovanni.Ella luchó por mantenerse calmada, pero su reacción fue perceptible para Lucien, quien sintió cómo sus dedos se tensaban en su mano.—¿Estás bien, cariño? —preguntó.Adeline asintió rápidamente y dio un paso adelante. Sin embargo, no pudo evitar que su corazón comenzara a latir más rápido ni que sus ojos notaran lo diferente que lucía Giovanni. No era el hombre que había conocido.Apenas habían dado unos pasos cuando escuchó que alguien la llamaba. Miró hacia la dirección de la voz y se encont
CAPÍTULO 46: ¿QUIERES CONOCER A MI PAPÁ?La boca de Barlow se volvió una fina línea y Adeline no le dio tregua.—Ya no tienes nada que decir aquí. Desde que asumí la herencia de mi abuelo, tu porcentaje de acciones es inexistente. No posees nada en Empresas D’Ángelo.La mandíbula de Barlow se tensó, y la furia en su mirada lo impulsó hacia adelante. Dio un paso, levantando la mano con intención de abofetearla.—¿Quién te crees que eres? —escupió con desprecio—. No eres más que una mujer. ¡Y a mí nadie me pasa por encima!Antes de que la cachetada pudiera caer, Giovanni lo detuvo, agarrando su muñeca en un agarre de hierro.—Si la tocas, estarás muerto antes de darte cuenta —sentenció con una calma helada—. Así que te aconsejo que salgas de aquí con lo poco de dignidad que te queda.Barlow fulminó a Giovanni con la mirada y, tras unos segundos, soltó su brazo con un bufido. Adeline le dedicó una sonrisa venenosa, sus ojos brillando de satisfacción, luego se volvió hacia uno de los asis
CAPÍTULO 47: EN CASA.El auto se detuvo frente a una imponente casa a las afueras de la ciudad. Era una enorme mansión rodeada de árboles, con un jardín perfectamente cuidado que parecía no tener fin. Zoe siguió a Gabriel adentro, maravillada por el tamaño del lugar.Apenas cruzaron la puerta, fueron recibidos por el ama de llaves, una mujer de cabellos grises y mirada atenta.—Bienvenido, Gabriel —dijo la mujer con una sonrisa cálida—. Tu padre está en camino, no debe tardar mucho.El pequeño asintió y, al ver a Zoe, el ama de llaves frunció un poco el ceño, como si la pequeña le resultara familiar. Sin embargo, dejó esa sensación de lado y le sonrió con ternura.—¿Y tú, angelito, cómo te llamas?—Es mi nueva amiga, abuela Magda —respondió Gabriel, orgulloso—. Se llama Zoe.La señora Magda se agachó frente a Zoe, extendiendo su mano con gentileza.—Eres muy hermosa, Zoe. Y como hoy estás de visita, voy a prepararte tu plato preferido. ¿Qué te gusta?La pequeña sonrió, un poco apenada
CAPÍTULO 48: UNA FOTOGRAFÍA.Giovanni se congeló por un momento. Y un nudo se formó en su garganta, tan apretado que apenas podía respirar. Zoe se apartó ligeramente y lo miró con una dulce sonrisa.—Gabriel ha hablado mucho de ti. Tenía muchas ganas de conocerte —dijo la pequeña, con la inocencia y ternura propias de su edad.Él tragó con dificultad, sin saber qué decir ni cómo actuar. El impacto de ver a su hija, ese bebé que había imaginado tantas veces, de pie frente a él, lo desarmó por completo. Aún sin creerlo, se agachó lentamente delante de ella. Sus ojos, nerviosos y llenos de emoción, recorrieron cada centímetro del hermoso rostro de la niña, como si quisiera grabar esa imagen en su memoria para siempre.Con la mano temblorosa, levantó los dedos hasta la mejilla de Zoe, tocándola con miedo y a la vez con una profunda emoción, como si fuera un sueño que se rompería en cualquier momento.—Dios mío, eres perfecta —susurró con voz ahogada.Zoe lo miró por un instante, con curios
CAPÍTULO 49: ¿PORQUÉ TE CASASTE CON ÉL? Adeline caminaba de un lado al otro, su rostro estaba tenso y sus manos temblorosas. No tenía idea de dónde estaba Zoe, y la incertidumbre la estaba consumiendo. Lucien, mientras tanto, hablaba al teléfono, su tono era frío y amenazante. —Escúchame bien —dijo, hablando con el director del colegio—, si no averiguas dónde está mi hija en los próximos cinco minutos, te aseguro que no volverás a trabajar en esta ciudad. ¿Me has entendido? No me interesa si tienes que revisar cada rincón del colegio, haz tu trabajo o tendrás serias consecuencias. De repente, el teléfono de Adeline sonó, y ella corrió a contestar, con el corazón acelerado. —¿Zoe, eres tú? —preguntó, desesperada. Del otro lado de la línea, Giovanni miró a su hija y luego respondió. —Soy yo, Adeline. Zoe... está aquí conmigo, en la que era... tu casa. El impacto de esas palabras cayó como una piedra sobre Adeline. Su respiración se detuvo por un instante, y luego sintió una oleada
CAPÍTULO 50: ¡DEMANDA POR ACOSO SEXUAL! Al día siguiente, Adeline abrió la puerta de su oficina y se encontró con Giovanni esperándola. Cerró la puerta con un ligero golpe y dejó su bolso en el sofá. —¿No se supone que deberías estar en tu oficina? O no sé… ¿encargándote de encontrar más proyectos? —preguntó con los brazos cruzados, haciendo que su elegante camisa de seda color cereza se tensara en su pecho. Giovanni, aunque venía a tratar un asunto importante, no pudo evitar que sus ojos se desviaran hacia ese detalle. Adeline chasqueó los dedos dos veces. —Mirarme el escote no viene en el contrato, Giovanni —dijo con frialdad. Él alzó una ceja y se puso de pie. —¿Cómo está Zoe? —preguntó mientras rodeaba el escritorio y sacaba unos analgésicos y los tragaba con un poco de whisky. Adeline frunció el ceño, incapaz de ignorarlo. —¿Sabes que los medicamentos y el licor no se mezclan, verdad? Giovanni terminó el trago y le dio una sonrisa casi irónica. —¿Preocupada? —Claro que
CAPÍTULO 51: REVELACIÓN.La secretaria entró con pasos cortos y dubitativos. En sus manos, llevaba un pequeño paquete de documentos, y su mirada bajó de inmediato cuando se enfrentó a Adeline.—Lo... lo siento, señora... yo... traje estos documentos que debe firmar —dijo con voz temblorosa, apenas levantando la vista.La expresión de Giovanni se volvió fría y penetrante, su mirada parecía capaz de atravesar a cualquiera que se interpusiera en su camino. Adeline, en cambio, estaba incómoda, apartó rápidamente a Giovanni, y se dirigió hacia el escritorio para recibir los documentos de la secretaria.—Gracias —murmuró, tomando los papeles y revisándolos cuidadosamente, como si esa minuciosa inspección pudiera borrar de la mente de la joven lo que acababa de presenciar.Giovanni se acomodó en una silla frente al escritorio, cruzando las piernas con una actitud relajada. Adeline lo miró, incrédula, mientras dejaba los documentos de lado.—¿No tienes algo que hacer? —preguntó, conteniendo la