Mis amadas, como ven entramos a la parte final de la historia. Sería muy feliz si me comentan y me hacen saber que les pareció la historia. Un abrazo.
CAPÍTULO 133: ATANDO CABOS.El hombre luchaba por respirar, pero el brazo de Giovanni no se movía ni un centímetro. Lo mantenía presionado con firmeza, sus ojos llenos de una ira contenida.—¿Por qué demonios me dijiste que tenía cáncer cuando no era así? —preguntó. Su voz salió baja y amenazante.El médico balbuceó, con el rostro enrojecido por la falta de aire.—¿Q-qué? ¿C-cómo que no tienes cáncer? —logró articular entre jadeos.Giovanni apretó su brazo con más fuerza y sus labios se tensaron mientras la rabia hervía en su interior.—No te hagas el idiota, sabes de lo que hablo. Dijiste que mi tumor estaba avanzado, maldito médico de pacotilla —susurró, su voz fría como el hielo—. ¡Debería...!Su puño se detuvo a medio camino, estaba a punto de golpearlo, cuando vio la mirada aterrorizada del hombre. La furia aún lo consumía, pero decidió contenerse. Soltó su brazo de golpe, permitiendo que el médico cayera hacia atrás, jadeando mientras intentaba recuperar el aire.—Más te vale que
CAPÍTULO 134: LOS ENEMIGOS CAENAdeline estaba tan inmersa en la conversación que no se percató de la mirada asesina de Giovanni, quien ya se dirigía hacia ella.—¡Adeline, cada día estás más radiante! Ese vestido te sienta espectacular... aunque sospecho que cualquier cosa te quedaría divina —dijo el hombre con una sonrisa seductora.Ella se sonrojó y rió suavemente. Estaba a punto de responder cuando sintió la mano posesiva de Giovanni en su cintura y escuchó su voz gélida.—Por supuesto que todo le queda bien —los ojos de Giovanni se clavaron en el pelinegro—. Se lo digo todas las mañanas, ¿no es así, amore?Luego extendió su mano hacia el hombre y le dio una sonrisa fingida.—Permíteme presentarme, soy Giovanni D’Angelo, su hombre —pronunció con una elegancia amenazante.—¡Gio, amor! —exclamó Adeline mirándolo con ojos sorprendidos.Giovanni le dio una sonrisa y la besó en los labios, marcando su territorio.—Estaba resolviendo un asunto, pero veo que no debí irme —sus ojos se clav
CAPÍTULO 135: ¿QUÉ QUIERES CON MI MUJER?Después de que le revelara a Adeline que Lucien había adulterado los exámenes, Giovanni decidió enfrentarlo cara a cara, razón por la que en ese momento estaba delante de su oficina, en el área de oncología. Pero antes de que pudiera girar el pomo, una enfermera habló detrás de él.—El doctor Stanton no está —dijo la mujer con voz serena.Giovanni la miró serio y le cuestionó.—¿Cómo que no está? ¿Está en alguna cirugía o...?—No, el doctor renunció a su cargo hace dos días, nos sorprendió mucho, era buen médico pero... —la mujer hizo un gesto pensativo—. Creo escuchar que dijo que se tomaría un año sabático.Giovanni apretó los puños lleno de frustración.—Maldito... —murmuró—. Huyes como la rata que eres...—¿Perdón? —dijo la enfermera.—Nada. Muchas gracias... —enojado pasó junto a la mujer que lo miró totalmente sorprendida.Mientras tanto, Adeline en la empresa miraba con una sonrisa al hombre delante de ella.—¿Ese celoso era tu marido? —p
CAPÍTULO 136: ACENTO ITALIANO.El hombre le dio una sonrisa de burla y dio un paso también. Adeline, sintiendo la tensión entre ellos, decidió intervenir.—Gio, ¿qué carajos? ¿Por qué estabas haciendo eso? —ella lo agarró de la mano y lo apartó—. Amor, no tienes que estar celoso, ok. Mira... él...Pero el hombre se rió interrumpiéndola y se masajeó la barbilla, sus ojos fijos en Giovanni.—¿Siempre eres así de territorial o solo cuando tu ego masculino está herido?Giovanni apretó los labios y no dudó en responderle.—No es territorialidad, es sentido común. Llevo suficiente tiempo en este mundo para reconocer cuando alguien tiene otras intenciones.—¿Y crees que ella me interesa? —dijo el hombre.—¿No? Anoche estabas abrazándola con mucha confianza aun cuando debes saber que yo existo, ¿o es que Killian no te lo dijo? Me importa una m****a si dices ser su amigo, hay amigos que se enamoran de su amiga.El hombre hizo un gesto de aceptación y suspiró.—Bueno, en eso tienes razón, pero..
CAPÍTULO 137: SUS PRIMEROS LATIDOS.—¡Será una niña! —exclamó Zoe dando pequeños saltos en su asiento.—¡No, será un niño! Los niños son mejores —protestó Gabriel cruzándose de brazos.—¡Claro que no! Las niñas somos más inteligentes.—¡Mentira! Los niños somos más fuertes.—¡Tonto! —Zoe le sacó la lengua—. Ya verás que será una niña y jugará conmigo a las muñecas.—¡No! Será un niño y jugará fútbol conmigo.Adeline sonrió a su lado, mientras que Giovanni miraba con diversión la pequeña riña de sus hijos. Apartó la mirada y buscó la de Adeline.—Estoy un poco nervioso, amore.Adeline se rió suavemente.—¿Por qué, mi amor? Solo es una ecografía.Giovanni se mojó los labios y suspiró.—Nunca he ido a una ecografía. De hecho, nunca estuve en las de Dayana, ella solo las enviaba con su asistente. Esta es mi primera vez.Adeline se inclinó para acomodarle el cabello en su frente.—Pues me alegra ser yo quien comparta esto contigo, mi amor. Veremos juntos a nuestro bebé por primera vez, y se
CAPITULO 138: NUNCA.UNOS MINUTOS DESPUES…—Gio... —Adeline gimió suavemente, sus ojos estaban cerrados y su cabeza echada hacia atrás. Mientras que él se encontraba en medio de sus piernas.―Hueles jodidamente delicioso, amore ―las aletas de su nariz se abrieron aspirando el olor de su mujer ―y te juro que si no te como el coño ahora mismo, podría implosionar. Así que a menos que tengas alguna objeción legitima, abre más tus piernas y disfruta. Monella…Adeline le dio una sonrisa y obedeció.―No tengo nada que objetar, señor.―Gracias, joder ―gruñó Giovanni antes de bajar la cabeza y presionar su lengua contra su centro. Lamiendo toda su entrada húmeda haciéndola poner los ojos en blanco. ―Puto cielo, amore ―murmura antes de succionar su clítoris en su boca caliente y pasar la lengua por el sensible manojo de nervios.Adeline encogió los dedos de los pies, mientras su muslos se tensaban y una especie de mariposas revoloteaban en su estómago. ―Dios… Gio… ―murmura dejándose caer del to
CAPÍTULO 139: PESADILLA EN CUESTIÓN DE MINUTOS.Dos días después, la sala de juntas de Empresas De Angelo bullía de expectación. Adeline, de pie frente a la mesa ovalada, ajustó el proyector mientras los socios tomaban sus asientos.—Buenos días, señores —comenzó con voz firme—. Les agradezco su presencia en esta reunión.Giovanni, sentado a su derecha, la observaba con una mezcla de orgullo y admiración. Verla allí, dominando la sala con su presencia, explicando cifras y proyecciones con total seguridad, lo hacía sentir como un adolescente enamorado.«Soy el bastardo con más suerte del mundo», pensó, conteniendo una sonrisa. «¿Cómo pude ser tan idiota de dejarla ir? Esta mujer podría dirigir un país entero y yo casi la pierdo por imbécil».Adeline lo miró de reojo, captando su sonrisa, y continuó con renovada energía:—Como pueden ver en la gráfica, nuestras acciones han experimentado un incremento del 47% en el último trimestre. La expansión hacia el mercado europeo ha superado todas
CAPITULO 140: BAJO ARRESTO. En la fría sala de interrogatorios, Giovanni permanecía sentado con las manos esposadas. La puerta se abrió con un chirrido metálico y la agente Suárez entró con paso firme. Con un gesto, ordenó al policía que retirara las esposas. Giovanni observaba todo en silencio, mientras la mujer tomaba asiento frente a él, su rostro una máscara seria e impasible. Después de unos momentos que parecieron eternos, colocó un expediente sobre la mesa metálica. —Señor D'Angelo, no irá a la cárcel, pero deberá permanecer bajo arresto por un tiempo —dijo con voz calmada. —¿Qué? ― Giovanni frunció el ceño, confundido. ―No entiendo... La agente Suárez se inclinó hacia adelante, entrelazando sus dedos sobre la mesa. —Verá, señor D'Angelo, las acusaciones en su contra son falsas, pero su empresa ha estado siendo usada para camuflar droga. Llevamos investigándolo mucho tiempo y... me temo que usted ha sido usado sin saberlo. Giovanni se quedó sin palabras, su mente tratando