CAPÍTULO 129: NO NOS RENDIREMOS.Giovanni salió lentamente de sus recuerdos, sacudiendo la cabeza como si intentara apartar el peso de aquellos pensamientos. Alzó su rostro y sus ojos encontraron los de Adeline, quien lo observaba en silencio, esperando algo. Él se quedó unos instantes en esa mirada, y una amarga sonrisa se formó en sus labios.—Quizás esto es lo que me merezco —dijo con una risa triste—. Tal vez este es mi castigo. Tener que sentir lo que tú sentiste... vivir lo que tú viviste por todo el dolor que te causé.Hizo una pausa, dejando que el silencio pesara en el aire.—Pero cuando te vi de nuevo —continuó, su voz bajando en un susurro—, por un momento tuve esperanza. Por primera vez en mucho tiempo, tuve ganas de vivir.La sonrisa amarga desapareció, y su mirada se ensombreció. Sacudió la cabeza y soltó un suspiro cansado.—Pero ya no hay nada que hacer. Lo único seguro es que moriré pronto.Adeline sintió un nudo en el estómago al escuchar esas palabras. El dolor de sa
CAPÍTULO 130: ELLOS SE HUMILLARÁN ANTE MI.Killian entró a la oficina de Adeline llevando una carpeta en la mano, además de una sonrisa.—La inauguración del hospital será pronto —confirmó—. Todo está listo.Ella dejó los documentos en su escritorio y se puso de pie.—¿De verdad? Eso, eso es una gran noticia, Killian.Él asintió y dejó la carpeta frente a ella, continuó mientras tomaba asiento.—Aquí están los balances. Déjame decirte que el valor de las empresas ha aumentado considerablemente.Adeline arqueó una ceja, incrédula.—¿Hablas en serio?—Por supuesto —Killian sonrió levemente, divertido por su reacción—. Compruébalo por ti misma.Adeline abrió la carpeta y comenzó a revisar los números. Sus ojos se agrandaron al entender lo que estaba viendo, y se llevó una mano a la boca.—Santo Dios... eso quiere decir que...—Así es —confirmó Killian, recostándose en la silla con un gesto triunfal—. Tus empresas serán liberadas pronto.Adeline dejó los balances sobre el escritorio y lo
CAPÍTULO 131: ¿QUIÉN LE DIJO QUE IBA A MORIR?En el pasillo del hospital, Adeline caminaba de un lado a otro, incapaz de quedarse quieta. Sus manos jugaban nerviosamente con el borde de su chaqueta, y cada pocos segundos levantaba la mirada hacia la puerta de la habitación donde estaba Giovanni. Su ansiedad era palpable, y en su rostro se reflejaba la tensión de la espera. Afortunadamente, Killian había estado en la empresa cuando todo sucedió y no dudó en ayudarla a llevar a Giovanni al hospital. Ahora, él estaba apoyado contra la pared, observándola con preocupación mientras ella continuaba con su ir y venir.—¿Por qué tardan tanto? —preguntó, deteniéndose de golpe y mirando a Killian. Su voz era ansiosa, casi temblorosa.Él dio un paso hacia ella y, sin dudarlo, la envolvió en un abrazo.—Ten calma —dijo con suavidad—. Ellos saben lo que hacen, Adeline.Ella negó contra su pecho, apretando los ojos para contener las lágrimas.—No puedo, Killian. Cuando lo vi tirado en el suelo… sent
CAPÍTULO 132: UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD.Giovanni, todavía en estado de shock, repitió incrédulo: ―¿Conmoción cerebral?No podía creer lo que acababa de escuchar.El médico se puso de pie con calma y llevó las imágenes al negatoscopio. Luego, giró hacia Giovanni con una expresión tranquila y profesional.—Giovanni, no tienes un tumor —comenzó a explicar—. Lo que ocurre es que, en algunos casos, una conmoción cerebral puede confundirse con un tumor en las imágenes. Los síntomas de una conmoción cerebral, como dolores de cabeza intensos, mareos, pérdida de memoria o confusión, son similares a los de un tumor cerebral. Y, por lo general, esta es una lesión en el cerebro causada por un golpe o sacudida fuerte que puede afectar temporalmente su funcionamiento.Adeline, quien hasta ese momento había estado en silencio, con una pequeña sonrisa en los labios, habló:—Pero... el médico anterior dijo que estaba muy avanzado, prácticamente lo sentenció a muerte.El médico levantó los hombros con u
CAPÍTULO 133: ATANDO CABOS.El hombre luchaba por respirar, pero el brazo de Giovanni no se movía ni un centímetro. Lo mantenía presionado con firmeza, sus ojos llenos de una ira contenida.—¿Por qué demonios me dijiste que tenía cáncer cuando no era así? —preguntó. Su voz salió baja y amenazante.El médico balbuceó, con el rostro enrojecido por la falta de aire.—¿Q-qué? ¿C-cómo que no tienes cáncer? —logró articular entre jadeos.Giovanni apretó su brazo con más fuerza y sus labios se tensaron mientras la rabia hervía en su interior.—No te hagas el idiota, sabes de lo que hablo. Dijiste que mi tumor estaba avanzado, maldito médico de pacotilla —susurró, su voz fría como el hielo—. ¡Debería...!Su puño se detuvo a medio camino, estaba a punto de golpearlo, cuando vio la mirada aterrorizada del hombre. La furia aún lo consumía, pero decidió contenerse. Soltó su brazo de golpe, permitiendo que el médico cayera hacia atrás, jadeando mientras intentaba recuperar el aire.—Más te vale que
CAPÍTULO 134: LOS ENEMIGOS CAENAdeline estaba tan inmersa en la conversación que no se percató de la mirada asesina de Giovanni, quien ya se dirigía hacia ella.—¡Adeline, cada día estás más radiante! Ese vestido te sienta espectacular... aunque sospecho que cualquier cosa te quedaría divina —dijo el hombre con una sonrisa seductora.Ella se sonrojó y rió suavemente. Estaba a punto de responder cuando sintió la mano posesiva de Giovanni en su cintura y escuchó su voz gélida.—Por supuesto que todo le queda bien —los ojos de Giovanni se clavaron en el pelinegro—. Se lo digo todas las mañanas, ¿no es así, amore?Luego extendió su mano hacia el hombre y le dio una sonrisa fingida.—Permíteme presentarme, soy Giovanni D’Angelo, su hombre —pronunció con una elegancia amenazante.—¡Gio, amor! —exclamó Adeline mirándolo con ojos sorprendidos.Giovanni le dio una sonrisa y la besó en los labios, marcando su territorio.—Estaba resolviendo un asunto, pero veo que no debí irme —sus ojos se clav
CAPÍTULO 135: ¿QUÉ QUIERES CON MI MUJER?Después de que le revelara a Adeline que Lucien había adulterado los exámenes, Giovanni decidió enfrentarlo cara a cara, razón por la que en ese momento estaba delante de su oficina, en el área de oncología. Pero antes de que pudiera girar el pomo, una enfermera habló detrás de él.—El doctor Stanton no está —dijo la mujer con voz serena.Giovanni la miró serio y le cuestionó.—¿Cómo que no está? ¿Está en alguna cirugía o...?—No, el doctor renunció a su cargo hace dos días, nos sorprendió mucho, era buen médico pero... —la mujer hizo un gesto pensativo—. Creo escuchar que dijo que se tomaría un año sabático.Giovanni apretó los puños lleno de frustración.—Maldito... —murmuró—. Huyes como la rata que eres...—¿Perdón? —dijo la enfermera.—Nada. Muchas gracias... —enojado pasó junto a la mujer que lo miró totalmente sorprendida.Mientras tanto, Adeline en la empresa miraba con una sonrisa al hombre delante de ella.—¿Ese celoso era tu marido? —p
CAPÍTULO 136: ACENTO ITALIANO.El hombre le dio una sonrisa de burla y dio un paso también. Adeline, sintiendo la tensión entre ellos, decidió intervenir.—Gio, ¿qué carajos? ¿Por qué estabas haciendo eso? —ella lo agarró de la mano y lo apartó—. Amor, no tienes que estar celoso, ok. Mira... él...Pero el hombre se rió interrumpiéndola y se masajeó la barbilla, sus ojos fijos en Giovanni.—¿Siempre eres así de territorial o solo cuando tu ego masculino está herido?Giovanni apretó los labios y no dudó en responderle.—No es territorialidad, es sentido común. Llevo suficiente tiempo en este mundo para reconocer cuando alguien tiene otras intenciones.—¿Y crees que ella me interesa? —dijo el hombre.—¿No? Anoche estabas abrazándola con mucha confianza aun cuando debes saber que yo existo, ¿o es que Killian no te lo dijo? Me importa una m****a si dices ser su amigo, hay amigos que se enamoran de su amiga.El hombre hizo un gesto de aceptación y suspiró.—Bueno, en eso tienes razón, pero..