Habían transcurrido mes y medio, y la prima de Mikhail, no desistía en su empeño de acercarse a él. Siempre buscaba cualquier pretexto para visitarlo en el hospital, aunque Mikhail la rechazaba o simplemente ignoraba sus llamadas. Parecía que nada podía disuadirla.Aquella mañana, Anna llegó al hospital con una sonrisa radiante, casi contagiosa. El ambiente alrededor de Mikhail había cambiado por completo, y sus esperanzas de que él pudiera finalmente operar a Lucas eran más fuertes que nunca. Ningún otro médico estaba dispuesto a hacerlo; sabían que Mikhail era el único capaz de llevar a cabo la cirugía con éxito, y ella confiaba plenamente en que, llegado el momento, no habría otra opción más que permitirle a él salvar la vida de su hijo.Entretanto, Iván, emocionado por una ceremonia de premiación donde recibiría un reconocimiento especial, invitó a Anna a acompañarlo. Para él, la noche significaba mucho, y quería compartirla con su amiga. Anna, conmovida por la invitación, había
Román se levantó bruscamente, mientras su sorpresa daba paso a la ira.—¡No quiero deberle nada a ese infeliz! —exclamó, apretando los puños—. Lo está haciendo por orgullo, no porque realmente quiera salvar a nuestro padre. ¡No necesitamos su lástima!Antes de que la situación pudiera empeorar, la prima de Mikhail, intervino, esbozando una sonrisa ladina.—Román, no creo que Mikhail se molestaría tanto si fuera solo por orgullo —dijo suavemente—. Él es un buen hombre, aunque esté confundido. Quizás, después de todo, no nos odia tanto como crees. Y, ¿quién iba a decir que sería un millonario tan exitoso? —Sus ojos brillaron con astucia. «Haré que se enamore de mí… me convertiré en su esposa», pensó, mientras salía decidida a buscar a Mikhail.Apenas salió del ascensor, lo vio saliendo de su oficina. Sin mediar palabra, se abalanzó sobre él y le plantó un beso en los labios, un gesto lleno de descaro que Anna, que venía caminando detrás de Mikhail, presenció con incredulidad.Mikhail,
El hermano de María estaba fuera de sí, no podía creer la obsesión de su hermana por ese inválido. Sin embargo, y muy a su pesar, cumplió con lo que ella le pidió y la llevó al hospital de Mikhail. Para él, lo más importante en ese momento era que María y su sobrino recuperaran la salud sin complicar más su embarazo. Ya llegaría el día en que Mikhail pagaría por todo el daño que le estaba causando a su hermana.—Aquí estamos, María. Ya te he traído a este lugar. Solo espero que realmente sepas lo que haces y por qué lo haces—parloteó con los brazos cruzados, mirando cómo una enfermera la canalizaba.María miraba a su alrededor, aún débil por la sangre perdida.—Esta es una habitación sencilla. Espero que Mikhi me traslade a una VIP. Aunque este hospital sea de la inútil de Anna, él sigue siendo el director—comentó perdida en su burbuja.Su hermano negó con la cabeza, moviéndola de un lado a otro, pero cuando María le hizo una señal para que se acercara y le susurró algo al oído, abr
Las luces del hospital eran frías, inertes, al igual que el ambiente que envolvía a la familia Volkov. Había pasado poco tiempo desde la cirugía del padre de Mikhail, y todos pensaban que la peor parte había quedado atrás. Sin embargo, la calma era engañosa. Un doctor, con la cara tensa y los ojos cargados de cansancio, se acercó a los hijos de Nikolai con un caminar pesado. Al detenerse frente a ellos, hizo una pausa que duró más de lo que cualquiera hubiera soportado.—Familiares del señor Nikolai, les tengo una mala noticia —empezó, y el silencio se volvió sofocante—. Aunque parecía estar recuperándose bien, su estado ha empeorado gravemente. Tendremos que intubarlo.Uno de los hijos reaccionó de inmediato, y su furia explotó como un volcán.—¡No! ¡Eso no lo pienso permitir! ¡Nos dijeron que la cirugía había salido bien! ¿Esto es una maldita broma? — Su voz temblaba, y no solo de ira, sino de un miedo oculto.El doctor negó con la cabeza, tratando de mantener la calma.—Lo lament
Después de haber rechazado que el abogado le entregara los títulos de propiedad y todos los registros de la empresa de Nikolai, Mikhail rodó su silla lentamente hacia la habitación de su madre, deteniéndose justo antes de tocar la puerta.Por un momento, sus dedos titubearon, pero golpeó suavemente. Escuchó un suspiro del otro lado y la voz de Svetlana, suave y melancólica, rompió el silencio.—Hijo… esos chicos son agresivos —dijo Svetlana, dejando escapar un suspiro de culpa, aunque no le pertenecía.—Descuida, madre. Sus actitudes no me afectan. Lo que sí me afecta —hizo una pausa, y su mirada se endureció— es saber que estás decepcionada de mí. —respondió Mikhail con una mirada triste, extendiéndole una hoja de papel.Svetlana frunció el ceño, tomando el documento con cierta desconfianza.—¿Qué es esto?—preguntó, estudiando el papel.—Lee, y entenderás que tenía razón. Quizás debí guardarme esto solo para mí, pero creo que es necesario que lo sepas —dijo Mikhail en tono grave, rod
El estruendo de la botella al estallar había resonado por todo el salón, congelando a los invitados en su lugar, como si el mundo mismo se hubiera detenido.María, quien ya estaba comenzando con su patético espectáculo, se detuvo justo en medio del pasillo que llevaba al altar. Todos los ojos estaban puestos en ella. —¡Felicidades a los novios! —exclamó María, con una sonrisa que parecía más una mueca venenosa—. Lástima que llegué tarde, porque, si hubiera estado a tiempo, me habría opuesto a este circo. —Su voz cortaba el aire como una cuchilla, fría y afilada—. ¡Mikhail, tienes el valor de casarte cuando estoy pasando por amenazas de aborto de tu hijo!El salón cayó en un tenso silencio, como si nadie se atreviera a respirar.Mikhail cerró los ojos un segundo, intentando sofocar la rabia que hervía dentro de él. Cada palabra de María era como un veneno que se infiltraba en la atmósfera. Estaba harto de su drama interminable, y harto de sus intentos desesperados por controlar su vid
El agresor lo tenía atrapado, pero justo cuando todo parecía perdido, Sergei y varios guardias irrumpieron. Saltaron sobre el hombre, sometiéndolo, mientras él seguía luchando como un animal acorralado.—¡Lo peor es que no pude matarlo! —vociferaba el hermano de María, con furia descontrolada—. ¡Ese malnacido arruinó la vida de mi hermana, y ahora ustedes celebran como si nada!Anna, temblando, gritaba en desesperación mientras abrazaba a Mikhail, quien estaba cubierto de sangre.—¡Llamen una ambulancia! —suplicó, antes de voltear su rostro hacia el hermano de María, mirándolo con desprecio—. ¡Eres un asesino, y pagarás por esto!Tatiana cubrió los ojos de Lucas, tratando de proteger al niño del horror.—¡No…! ¡Mi hijo! —. Svetlana, incapaz de soportar la visión de Mikhail herido, se desmayó.****En el hospital.Anna, aún vestida de novia, con el vestido manchado de sangre y sudor, y una venda improvisada en su brazo, caminaba de un lado a otro, mordiéndose las uñas de angustia. Cad
De repente, el sonido agudo que Anna tanto temía se detuvo. Un murmullo de alivio recorrió la sala, y el equipo médico, que hasta ese momento estaba lleno de nerviosismo, comenzaron a respirar más tranquilos. Uno de los doctores, con la frente perlada de sudor, dio un paso atrás, levantando la vista para intercambiar una mirada de comprensión con los demás.—Lo logramos —susurró el cirujano principal, bajando las manos de sobre el pecho de Mikhail—. Los signos vitales han vuelto a la normalidad.Anna parpadeó, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. Su corazón, que había estado al borde de estallar, parecía detenerse por un instante, y luego… explotó en un torbellino de alivio. Su cuerpo entero se desplomó, pero no de desesperación, sino de una alegría tan intensa que la dejó sin aliento.—Está vivo… —balbuceó, como si decirlo en voz alta hiciera la realidad más tangible—. ¡Está vivo!Lágrimas de alivio corrieron por su rostro mientras se cubría la boca, sollozando de alegría