El silencio que siguió fue tan profundo que, por un momento, Mikhail pensó que Olga no respondería. Pero cuando finalmente lo hizo, su voz era apenas un susurro.—Porque me casé con un hombre con el que toda mujer pobre sueña.Olga respiró profundamente, sabiendo que intentar manipular a Mikhail ya no funcionaba. Así que decidió hablar con crudeza.—Un hombre guapo y millonario. Al principio, me tuvo por novedad, pero sabía que no me amaba. Necesitaba encontrar algo que lo atara a mí, así que, en un momento de desesperación, sin pensarlo, le dije que estaba embarazada, aunque no podía concebir. Yo era estéril, pero él no lo sabía. Se creyó mi mentira y necesitaba un bebé, desesperadamente. Cuando mi querida hermana vino a pedirme ayuda, fue como un salvavidas para mí. Ella me dio el bebé que tanto necesitaba, aunque eso no evitó que el desgraciado de Marcelo se buscara una amante y tuviera una hija ilegítima.Mikhail la observaba en silencio, con la mandíbula tensa, mientras Olga cont
Aunque el hospital estaba patas arriba y los directivos ansiosos por saber cuál sería el rumbo ahora que Anna había anunciado ser la legítima dueña, Mikhail decidió tomarse el día libre. Los mensajes llegaban uno tras otro a su teléfono, pero él los ignoraba. Ese día quería pasarlo con Anna, consentirla, estar con ella, y disfrutar de un tiempo de calidad como pareja. Por la tarde, salió a comprarle una comida que a ella le gustaba mucho de un local cercano. Sabía que pudo haber enviado a uno de sus empleados a hacerlo, pero esta vez quería hacerlo él mismo. Quería que Anna viera su esfuerzo, que apreciara el detalle y lo aceptara. Ya no le molestaba ser observado por las personas cuando llegaba en su silla de ruedas. Al contrario, poder hacer cosas por su amada, a pesar de su condición física, le llenaba de satisfacción. Lo hacía sentir capaz y más fuerte. Mientras ordenaba la comida, su teléfono sonó. —Doctor Mikhail, lamento interrumpir su día libre —era su asistente—. Lo
Aunque había logrado salir de la tormentosa reunión en su oficina, Mikhail no pudo quitarse de la cabeza la tensión que aún pesaba sobre él. Esa tarde, al llegar a casa y mientras entraba por la puerta, algo llamó su atención. Desde el salón principal se escuchaban voces familiares, voces que no deberían estar allí. Intrigado, rodó lentamente su silla de ruedas hacia el salón, pero cuando vio a su padre sentado cómodamente en un sillón junto a Svetlana, su corazón se aceleró por un segundo.La rabia le subió de golpe. Sin decir una palabra, el impulso de salir corriendo lo invadió y, sin pensarlo dos veces, giró bruscamente, acelerando lo más rápido que pudo en dirección contraria. No quería ver a ese hombre.Anna, que lo observaba desde lejos, sintió una punzada de preocupación al verlo pasar tan agitado. Sin pensarlo dos veces, corrió tras él, llamándolo, pero sin recibir respuesta, hasta que lo alcanzó justo cuando Mikhail estaba por encerrarse en su estudio.—Amor… —dijo con suavi
Habían transcurrido mes y medio, y la prima de Mikhail, no desistía en su empeño de acercarse a él. Siempre buscaba cualquier pretexto para visitarlo en el hospital, aunque Mikhail la rechazaba o simplemente ignoraba sus llamadas. Parecía que nada podía disuadirla.Aquella mañana, Anna llegó al hospital con una sonrisa radiante, casi contagiosa. El ambiente alrededor de Mikhail había cambiado por completo, y sus esperanzas de que él pudiera finalmente operar a Lucas eran más fuertes que nunca. Ningún otro médico estaba dispuesto a hacerlo; sabían que Mikhail era el único capaz de llevar a cabo la cirugía con éxito, y ella confiaba plenamente en que, llegado el momento, no habría otra opción más que permitirle a él salvar la vida de su hijo.Entretanto, Iván, emocionado por una ceremonia de premiación donde recibiría un reconocimiento especial, invitó a Anna a acompañarlo. Para él, la noche significaba mucho, y quería compartirla con su amiga. Anna, conmovida por la invitación, había
Román se levantó bruscamente, mientras su sorpresa daba paso a la ira.—¡No quiero deberle nada a ese infeliz! —exclamó, apretando los puños—. Lo está haciendo por orgullo, no porque realmente quiera salvar a nuestro padre. ¡No necesitamos su lástima!Antes de que la situación pudiera empeorar, la prima de Mikhail, intervino, esbozando una sonrisa ladina.—Román, no creo que Mikhail se molestaría tanto si fuera solo por orgullo —dijo suavemente—. Él es un buen hombre, aunque esté confundido. Quizás, después de todo, no nos odia tanto como crees. Y, ¿quién iba a decir que sería un millonario tan exitoso? —Sus ojos brillaron con astucia. «Haré que se enamore de mí… me convertiré en su esposa», pensó, mientras salía decidida a buscar a Mikhail.Apenas salió del ascensor, lo vio saliendo de su oficina. Sin mediar palabra, se abalanzó sobre él y le plantó un beso en los labios, un gesto lleno de descaro que Anna, que venía caminando detrás de Mikhail, presenció con incredulidad.Mikhail,
El hermano de María estaba fuera de sí, no podía creer la obsesión de su hermana por ese inválido. Sin embargo, y muy a su pesar, cumplió con lo que ella le pidió y la llevó al hospital de Mikhail. Para él, lo más importante en ese momento era que María y su sobrino recuperaran la salud sin complicar más su embarazo. Ya llegaría el día en que Mikhail pagaría por todo el daño que le estaba causando a su hermana.—Aquí estamos, María. Ya te he traído a este lugar. Solo espero que realmente sepas lo que haces y por qué lo haces—parloteó con los brazos cruzados, mirando cómo una enfermera la canalizaba.María miraba a su alrededor, aún débil por la sangre perdida.—Esta es una habitación sencilla. Espero que Mikhi me traslade a una VIP. Aunque este hospital sea de la inútil de Anna, él sigue siendo el director—comentó perdida en su burbuja.Su hermano negó con la cabeza, moviéndola de un lado a otro, pero cuando María le hizo una señal para que se acercara y le susurró algo al oído, abr
Las luces del hospital eran frías, inertes, al igual que el ambiente que envolvía a la familia Volkov. Había pasado poco tiempo desde la cirugía del padre de Mikhail, y todos pensaban que la peor parte había quedado atrás. Sin embargo, la calma era engañosa. Un doctor, con la cara tensa y los ojos cargados de cansancio, se acercó a los hijos de Nikolai con un caminar pesado. Al detenerse frente a ellos, hizo una pausa que duró más de lo que cualquiera hubiera soportado.—Familiares del señor Nikolai, les tengo una mala noticia —empezó, y el silencio se volvió sofocante—. Aunque parecía estar recuperándose bien, su estado ha empeorado gravemente. Tendremos que intubarlo.Uno de los hijos reaccionó de inmediato, y su furia explotó como un volcán.—¡No! ¡Eso no lo pienso permitir! ¡Nos dijeron que la cirugía había salido bien! ¿Esto es una maldita broma? — Su voz temblaba, y no solo de ira, sino de un miedo oculto.El doctor negó con la cabeza, tratando de mantener la calma.—Lo lament
Después de haber rechazado que el abogado le entregara los títulos de propiedad y todos los registros de la empresa de Nikolai, Mikhail rodó su silla lentamente hacia la habitación de su madre, deteniéndose justo antes de tocar la puerta.Por un momento, sus dedos titubearon, pero golpeó suavemente. Escuchó un suspiro del otro lado y la voz de Svetlana, suave y melancólica, rompió el silencio.—Hijo… esos chicos son agresivos —dijo Svetlana, dejando escapar un suspiro de culpa, aunque no le pertenecía.—Descuida, madre. Sus actitudes no me afectan. Lo que sí me afecta —hizo una pausa, y su mirada se endureció— es saber que estás decepcionada de mí. —respondió Mikhail con una mirada triste, extendiéndole una hoja de papel.Svetlana frunció el ceño, tomando el documento con cierta desconfianza.—¿Qué es esto?—preguntó, estudiando el papel.—Lee, y entenderás que tenía razón. Quizás debí guardarme esto solo para mí, pero creo que es necesario que lo sepas —dijo Mikhail en tono grave, rod