Filipo lleva días maquinando cómo lograr que María Isabel deje de tomar las pastillas anticonceptivas, pero no se le ocurre nada. Intentó hacer lo que Gabriel le dijo que hizo con las de Evelin, pero ella es más astuta. Tenía varios frascos guardados. Además, le remuerde la conciencia pensar que al hacer eso, ella pueda sufrir dolores menstruales.Está tomando agua en la terraza de su casa, observando cómo juega Piero, vigilado por la niñera, quien se acerca a él al verlo.— ¿No cree que va siendo hora de darle un hermanito a Piero, señor Filipo? —pregunta Pía, muy seria.— ¿Eh? —se sorprende y le pregunta de vuelta— ¿Cómo supo que eso es en lo que estoy pensando, nana?— No lo sabía, hijo —sonríe ella, sintiéndole simpatía—. Pero, ¿por qué no lo habla con María Isabel? Filipo suspira y la mira desanimado. Ya habló con su esposa, pero ella dijo que no quiere volver a quedar embarazada hasta que termine sus estudios, lo cual él no está de acuerdo porque faltan tres años para eso. Pía
Oliver salta feliz y se le tira de nuevo a los brazos, agradeciendo que haya dicho eso y que lo reconozca como tal delante de todos. Y para beneplácito de Darío, se ofrece a cuidar personalmente de él. Lo besa con cariño pidiendo que deje de estar molesto. Pero ante la mirada severa de aquel, promete que nunca más volverá a dejar que nadie lo toque.— Eso espero, Oli, eso espero. Porque soy capaz de romperle la cabeza al próximo que te toque. Vamos, pasarás el resto de la tarde conmigo. Si no, no voy a poder concentrarme —dice y lo toma de la mano, tirando de él. Mientras lo lleva consigo de esa manera ante los ojos de todos, piensa que el doctor Rossi tenía razón cuando le dijo que debía cuidar a Oli, que lo engañan fácilmente. Deberá tenerlo cerca, se dice. Oliver, a pesar de que lo sigue, protesta diciendo que no ha terminado los vestidos de novia, que aún tiene muchas cosas por hacer.— Oli… —lo llama deteniéndose para mirarlo fijamente—. No te vas a quedar solo.— Está bien —Ol
A pesar de que Evelin regaña a Fiorella todas ríen con sus ocurrencias y las anécdotas que hace de sus primos casanovas. Gerónimo el mayor de todos y su hermano Guido, los hijos de Giovanni su tío.— ¡Fiore, no seas mala! —le regaña Evelin —. Ellos solo están disfrutando su juventud como hicieron sus padres. No puedes negar que son en verdad muy apuestos.— Es verdad, Eve, no hay una modelo que no conozca a mis casanovas primos Garibaldi —sigue contando Fiorella—. Papá y el tío Giovanni quieren casar a Gerónimo que es el mayor. Incluso, por el último escándalo que le dio una chica, que dice estar embarazada de Gerónimo. Tío lo mandó para América, el próximo septiembre. Guido se va con él, porque tiene miedo de que lo casen a él. Ja, ja, ja… seguro que ellos dos le conseguirán todas las modelos que quiera Oli y más. Ja, ja, ja… y sin que tenga que pagar, ja, ja, ja, ja… seguro que ellas les cobran a ellos en la cama después. Ja, ja, ja….— Qué mala eres, Fiore, ja, ja, ja… —dice María
Oliver la mira de pronto y se queda como si estuviera considerando la sugerencia. Evelin agrega que podrían quedarse en el ala oeste con ellos, a lo que Oliver se niega de inmediato porque son muy locas y no quiere que se confundan con su papi Darío, que es tan apuesto.—Mejor que se queden en el centro, así puedo concentrarme —dice pensativo—. Las llamaré para ver si pueden. Espero que no sea mala idea y me hagan tirarme de los pelos con ellas si se les ocurre meterse en la cama con mi papi.—¡Vaya, Oli, nunca te había visto celoso con una pareja tuya! —exclama asombrada Evelin.—Es verdad, Eve, pero es que Darío es tan lindo que todos le caen atrás, tanto mujeres como hombres —dice emocionado y agrega—. Temo que esas locas me lo roben. ¿Las conoces?—Darío solo tiene ojos para ti, Oli —le asegura Asiri.—Lo sé, As, pero el miedo no se me quita, más ahora que ustedes van a ser muy famosos —agrega Oliver visiblemente afectado—. Me estoy muriendo de miedo.—Oli, no tienes que sentirte
Oliver se retira molesto, dejando a todas las chicas reunidas. No quieren pasar por el trago de ver a sus hombres recibir a otra mujer en el altar, aunque sea mentira. Acompañan a Asiri a revisar las pantallas y, de paso, mirar el escenario. Es hermoso, está frente a la gran explanada de la capilla.— Es hermosa esa capilla, Evelin —dice Asiri—, y el jardín que la rodea también.— Sí, me voy a casar aquí —comenta Evelin sonriendo—. Creo que después del desfile de Oli, le diré a Gaby que organicemos la boda antes de irnos de viaje.— ¿De verdad, Eve? —pregunta emocionada Fiorella.— Sí, yo sé que él no me dice nada, pero está loco porque nos casemos por la iglesia —les cuenta ella feliz—. Fíjate que no ha querido bautizar a Bianca, porque dice que no quiere que su hija sea bautizada como si fuera de padres solteros, porque la iglesia no reconoce el matrimonio político.— No sabía eso —comenta pensativa Fiorella y agrega—. María Isabel y yo estamos pensando casarnos el mismo día.— ¿De
María Isabel enseguida le advierte que no le mencione a sus padres que lo sabe, pues escuchó la conversación escondida. De inmediato Fiorella le asegura que no se preocupe, que de seguro su mamá se lo dice. — ¡Estoy feliz porque viene, ya verán, nos divertiremos con Coral! Quiero verla y divertirme con lo que se va a armar si intentan casarla con un desconocido. Ja, ja, ja… ¡Cómo me voy a divertir! Aunque no conocen a Coral, permanecen un tiempo escuchando las historias que hace Fiorella de ella. Al punto que pasan casi toda la tarde hablando sobre ella. Ella cuenta que aunque ella le lleva cinco años, es igualita a ella, hasta el color de sus ojos los tiene igual. A Coral le gusta que le digan que parecíamos gemelas porque era verdad. Ella la adora y la imita en todo, se hace todos los peinados que ella, se viste igual hasta el más mínimo detalle.—Ya les digo, es mi copia, no les miento —asegura ella y busca en su teléfono para mostrarles— ¿Ven? Esta es Coral, no yo. Solo que ell
Fiorella la mira y le dice seriamente que debe quitarse ese miedo, porque Filipo solo la ha amado a ella y lo seguirá haciendo toda la vida. De eso puede estar muy segura. —¡Tú eres el amor de la vida de mi hermano! —le aseguró Fiorella.—Y tú de Salvatore.—¿Lo crees de veras?—¿No me digas que tienes dudas, Fiore? Con esas miradas cargadas de adoración con las que te mira siempre —le dice María Isabel—. Además, te trata como si fueras una flor.—Sí, eso a veces me molesta. Sobre todo cuando estamos haciendo el amor.—Ja, ja, ja, ¿el amor?—Sí, así le puse, porque no me vas a negar que es más que delicioso hacerlo.—Tienes razón, le pega el nombre. ¿Y por qué te molesta? ¿No te gusta cómo lo hace?—Sí, me encanta, pero a veces siento que se limita. Es como si tuviera miedo de lastimarme —le cuenta.—Pues coge la iniciativa tú, cuñi —sugiere picaramente María Isabel y agrega que en el sexo también pueden aportar muchas cosas—. Tienes que pedirle que te haga sentir más. Tú misma puede
Gabriel juega con Bianca encima de la cama mientras observa a Evelin, quien se pasea desnuda por la habitación tras haberse bañado. Sonríe al ver que ha ganado peso, y que poco a poco todas sus curvas, como él las llama, están regresando. Aunque aún está delgada, se ve más rellena, y su cuerpo bien formado ahora le parece el más sexy del mundo.— Gaby, deberías dejar de traerme dulces —dice ella deteniéndose frente a él, quien la observa complacido—, mira cómo estoy engordando.— Te ves hermosa así, Eve. Me gustas rellenita, no solo hueso y piel —responde sonriente, y ante la mirada de incredulidad de ella, añade—: Sabes que tus curvas me vuelven loco. Por favor, no adelgaces más, quédate así.— ¿Lo dices en serio, Gaby? ¿Te gusto así, rellenita? —pregunta Evelin deteniéndose un momento para mirarlo fijamente a los ojos—. ¿Gaby, era verdad al principio cuando me enamorabas con tus palabras?— Sí, Eve, a mí no me gustan las mujeres extremadamente delgadas —afirma él con seriedad—. No s