Todos se ríen divertidos de escuchar que Dario se convirtió en un hacker por buscar a la niña que le había regalado su primera computadora y salvado del frio invierno. —Vaya Eve, las cosas que pasan en tu vida no son normales. Jugabas con tu hermano de niña, sin saber que lo era. Te casaste conmigo, sin saber que me conocías y mira. Hiciste que Darío se volviera un hacker, en su empeño por buscarte. Pero Darío, espero que no estés enamorado de mi Eve — comenta seriamente Gabriel. Todos se ríen en lo que Evelin lo regaña por sus celos asegurando que solo son amigos y Dario jura que la quiere como una hermana y para tranquilizarlo le confiesa que es gay.— ¿Eres gay? —preguntan los tres asombrados.— Sí, lo soy.— No lo pareces —dice Salvatore.—¿Y cómo debía ser, para parecerlo señor Salvatore? —pregunta muy serio Dario.—No te ofendas Darío, siempre he visto a los homosexuales comportarse de manera diferente, como anunciando a todo el mundo que lo son. Mira a Oli, a todos se lo di
Fiorella colgó el teléfono sintiendo alivio y culpa a la vez por haber metido a Salvatore en semejante situación. Se giró hacia Maximiliano, quien la miraba fijamente.— ¿Con quién estabas hablando? ¿Con tu hermano? —preguntó celoso.— Maximiliano, no tengo porqué darte explicaciones. Pero no, no era mi hermano, es mi novio.Y salió disparada a sentarse a la mesa junto a Violeta, quien ahora la miraba con pena. Al menos, pensó que allí estaría un poco más segura, dándole tiempo a Salvatore para llegar.— ¿Vamos a bailar, Fiore? Los chicos quieren bailar —la invitó Violeta.— Espera un rato, Viole, me duelen los pies. He estado caminando todo el día —aunque lo utilizó como excusa, era la verdad.— ¿Estás molesta, Fiore? —preguntó Violeta arrepentida de haberla puesto en esa situación. Ella la quería de verdad. —De verdad, no sabía que estabas comprometida. Si lo llego a saber, no hubiera aceptado invitarte, Fiore, créeme.— No te preocupes, Viole. Mi novio no es celoso, pero realmente
Ya llevan más de una semana en la granja de los abuelos de Fabrizio. Todos se quedan en la gran casona, que tiene muchas habitaciones. Están contentos y felices. A través de la nanotecnología, descubrieron dónde tenían a Manuelita y la rescataron. Por desgracia, la mujer que persigue a Evelin había abandonado el país el día antes de activarse la tecnología.Sin embargo, lograron atrapar a todos los hombres que participaron en el ataque a la casa de Gabriel. No saben quién es la mujer, solo que los contrató y les pagó una fuerte suma de dinero. Oliver y Evelin pasan los días organizando la boda, aunque ya no están seguros si la llevarán a cabo. Mientras tanto, Darío está desarrollando una nueva interfaz para la venta de autos.Elvira lleva días pensativa. Está en la habitación con el doctor Rossi, quien sale del baño envuelto solamente en una toalla. Quiere poner a prueba lo que Evelin le dijo. Elvira está sentada peinando su largo cabello castaño, con algunas hebras plateadas. Mira fi
El doctor Rossi, observa cómo de a poco la respiración de Elvira se hace acompasada, hasta que se duerme completamente. Se da cuenta, que por poco le dice toda la verdad. Incluso, llegó a sentir en la forma que ella lo mira que recuerda todo. Sentía, que ella lo estaba poniendo a prueba. No sabe qué pensar, pero está feliz porque ella le dijo muchas veces que lo perdonaba. Seguirá amándola, y cuidándola hasta el día que muera, se dice. Pero un día, se promete a sí mismo, revelarle toda la verdad. Si ella no recobra la memoria. Y así, rebosante de felicidad se queda dormido abrazado a Elvira.— Rossi, Rossi, amor. Lo llama Elvira, no supo cuando se quedó dormido, está aferrado a ella sin dejar que se mueva. Le responde todavía sin soltarla. Ella le pide que la suelte porque quiere ir al baño. Y se apresura a hacerlo despertando por completo. — Perdón cariño, me gusta abrazarte cuando duermo —le dice con amor.—Te gusta abrazarme a todas horas —dice ella en lo que se coloca la bata
Salvatore se detiene en la entrada del despacho, justo a tiempo para ver cómo Fiorella recoge una foto del piso y se queda mirándola. Luego la ve levantar la cabeza y mirarlo con expresión de sorpresa.— ¿Eres tú? — pregunta, mirándolo con los ojos muy abiertos y sosteniendo la foto en la mano. Salvatore observa la expresión de Fiorella, mira la foto en su mano y se congela. — ¿Cómo no pude darme cuenta antes de que eras tú? — pregunta Fiorella, visiblemente confundida y sorprendida.— Fiore, yo...— Eres igual, tenía que saber que eras tú — vuelve a decir, sin dejar de mirar la foto.— Deja que te explique, Fiore — habla Salvatore, dejando las cosas que cargaba en sus manos en el piso y caminando hacia ella.— ¿Cómo pudo la abuela hacerte eso, hacerle eso a Eve, al tío Rossi? — sigue preguntando.Salvatore se detiene sin comprender de qué está hablando ella. Le pregunta a qué se refiere y ella responde que la madre de Rossi sabía que él era el hijo de su hijo. Ella vuelve a mirar la
Fiorella no puede evitar sonreír al ver la expresión de felicidad en el rostro de Salvatore, quien luce muy apuesto con los ojos brillantes fijos en ella. Asiente mientras responde:— Sí, mi cuerpo te reconoció. Pero llevabas el pelo largo y usabas gafas en la universidad, y ahora no.— Estaba tan ocupado estudiando que no tenía tiempo de ir a cortármelo, así que lo dejé crecer. Y las gafas, solo las uso para leer —responde él y pregunta—. ¿No estás molesta?— ¡No! ¡Estoy feliz de que seas tú! Tienes razón, te amo Salvatore, te amo con todo mi corazón. Y sí, quiero ser todo tuyo a partir de este momento —confiesa ella, manteniendo todavía cierta distancia. Lo mira una y otra vez para asegurarse de que realmente es su amor. Salvatore nota su indecisión y le pregunta directamente.— ¿De verdad, cariño? ¿Quieres ser mi novia?— Sí, soy tu novia desde siempre, porque tú eres mi novio de toda la vida. ¿Por qué me lo dijiste hoy? ¿Por eso pasó lo del club? —pregunta ella aún insegura.Salva
Por otro lado, Elvira llevaba días preocupada, tratando de recordar cosas de su vida, pero sin éxito. Parece que su mente se niega a recordar. Por eso ha decidido averiguar con sus hijos. Encuentra a Evelin absorta en su computadora en la terraza.— Evelin, ¿puedo hacerte una pregunta, hija? —le pide suavemente Elvira con cariño.— Las que quieras, mamá —responde Evelin sin dejar de hacer sus cosas en la computadora.— ¿Eres feliz de que sea tu mamá? —pregunta Elvira, haciendo que Evelin la mire.— Mucho, mamá. Me llena de felicidad —y le da un fuerte abrazo y unos sonoros besos en la mejilla—. ¿Por qué me lo preguntas?— No es nada, hija. Es solo que aún no puedo recordar muchas cosas —dice Elvira soltándose del abrazo—. Por ejemplo, ¿dónde están las fotos de nuestra boda?— ¿Las fotos? No lo sé, tú las guardabas —contesta Evelin mirando a su computadora y agrega—. O quizás se quedaron en Nueva York. Pero si quieres, podemos tomar nuevas fotos ahora que estamos aquí.Elvira mira a Ev
Evelin no deja de mirar a sus padres, felices de ver cómo su esposo se ha perdido una ocasión tan especial. En ese momento, su amigo Darío se acerca a ella y le muestra una cámara.— No te preocupes, Eve, lo grabé todo —le muestra Darío.— ¿Lo grabaste, Darío? Eres el mejor —se emociona Evelin y agrega—. Tú serás quien haga el video de la boda. Papá, hermano, tenemos que ayudar a mamá a decidir las cosas con Oli. Según ella, no recuerda lo que le gusta.El doctor Rossi se gira hacia su prometida y le pregunta si no recuerda los sueños que tenían hace quince años. Elvira niega con la cabeza y dice que solo recuerda que le gustaban las flores blancas. Rossi le dice que es cierto, pero que también quería que su vestido de novia tuviera un hermoso y largo velo.— Mamá, buscaré unas revistas viejas que tienes en casa, donde decías que estaba el vestido de novia que te gustaba —dice Salvatore—. Después de ir a la fábrica en la tarde, iré a buscarlas.— Está bien, hijo —acepta Elvira, dejánd