Mi nombre es Ruby Robledo y soy madre soltera de una jovencita de 16 años. Me gano la vida siendo la solución a los problemas de Graham Cooper y su enorme empresa, Cooper Corp. Literal, soy su salvación en todo, incluso en su vida familiar y personal. Como ya había mencionado, me encargo de la vida académica de su único hijo German Cooper. Es un atleta nato y sus notas no son tan increíbles, pero lo compensa siendo un chico dulce y muy caballeroso. En cambio, ver las notas de excelencia de Sofía me hacen reconsiderar la propuesta de Graham. Por ella sola gano la beca en la universidad local, pero sé que está apta para mucho más, Stanford es una de ellas. —¿Mamá iré a la biblioteca, me das dinero para rentar una computadora? —¿No encendió de nuevo? —Negó. —Te juro que estoy ahorrando para una. —Me iré al infierno, es mentira. —Lo sé, tranquila no hay prisa. —Tome mi billetera y no traigo efectivo. —Vamos a la oficina, ahí podrás usar la mía.
Ruby Al bajar y partir el pastel me doy cuenta de que Graham se ha ido. —Sofía deja eso y ven a comer pastel. —Tengo mucho que hacer y solo tengo hoy con la computadora. Y no, no pienso quedármela. —Esa es mi hija. —Yo puedo comprar otra sin problema. —Yo no, aprende a valorar las cosas. —Valoro esto, está delicioso. —Lleva tres rebanadas. —¿Que quieren de cenar? Traje pizza, comida mexicana y tu favorita hijo, mariscos. —¿Quién le abrió la puerta? —Esta es para ti. —Genial una botella de vino. En verdad lo necesito. —Gracias.
Ha pasado ya 4 horas de que Graham se fue a esa reunión con la familia Dustin, esa inversión sería lo mejor que le puede pasar a esta constructora.—Hola mamá ¿Nos vamos a comer?
Ruby.Nos pasamos la tarde y casi noche en tienda y tienda, Graham quería que me visera a la altura pues bueno. Jamás imagino que tanto mi hija como yo sabíamos perfectamente en que tiendas comprar.—Tendré que llamar a la empresa para que nos manden otro auto, ya no caben las bolsas. —Los miramos graciosas ya que ellos aun traen como 10 bolsas cada uno y lo que nos falta. —Aún no se mucho de tu pasado, pero algo me dice que no son lo que yo conozco.
Sofía me llevo a la oficina y en verdad necesita más lecciones de manejo.—¿Y si llamo a Germán para que venga por ti?—Solo necesito practicar mamá, desde que vendiste el auto no he conducido. —No estoy cómoda, aun así.—John. —El portero del edificio. —Acompaña a mi hija a la escuela, cualquier cosa me llamas. Por favor.—No será necesario John, ya llegué. Tranquila yo iré con ella. —Gracias a Dios llego Germán.—Gracias John.—Para servirle señorita.—Aquí est&a
Sofía.Como buena hermana debía hacer algo y lo hice. Se llama América, tiene 16 años y va en segundo igual que yo. Sus gustos musicales son pésimos y en realidad anda con Travis solo por la popularidad.Patética la niña.
Graham mensajeo a mamá de que nos viéramos en el campo, ni idea del que se traigan esos dos.—Quiero nachos.—¿Extrañas mucho México verdad?—Cómo no tienes una idea. —Aquí la comida no sabe tanto como en México, los taquitos y salsas. Son para morirse. —¿Ya me puedes
Tienen a German en una ovación impresionante, Graham festeja con el entrenador y mira con orgullo a German. —¿Iras a casa o a celebrar con ellos? —A casa, tengo tarea. —Muy bien, de aquí Graham y yo iremos al aeropuerto, volvemos en 2 días. —Buen viaje. —Mamá bajo para felicitar a German el cual va muy de cariñoso con América. Subió a las gradas hasta mí. —Hermanita. —Me levante para abrazarlo y el solo me levanto. —Buen juego grandote. —Conozco esa cara, me va a pedir algo. —Necesito un favor. —Ya me las olía, ¿que necesitas?
Último capítulo