—¡Eso es lo que mereces! ¡Después de lo que le hiciste a mi hija!— Lisandro se sintió un golpe en el estómago por parte del señor Eduardo. Sabía que había lastimado a Irene, pero no se esperaba esta reacción.—Señor, por favor, déjeme explicar— susurra con dificultad porque ese golpe le sacó el aire.—No hay nada que explicar. Mi hija lloró durante noches enteras por tu culpa. ¿Crees que puedes estar frente a mí y esperar que todo esté bien?— Lisandro se dio cuenta de que estaba en peligro. Su suegro estaba fuera de sí, y no sabía qué podría hacer.—Lo siento, señor. No quise lastimar a Irene—Lisandro mira a Irene, pero ella no puede enfrentarlo; tiene su rostro oculto en el pecho de su madre, llorando desconsoladamente. El rostro del señor Georgiou está congestionado por la ira.—No quiero oír tus disculpas. Vas a lamentar haber lastimado a mi hija. Tengo ganas de darte un disparo en tus bolas por lo poco hombre que eres—Usted tiene razón, señor… Fui poco hombre, pero no fui el únic
El silencio reina en la sala, aunque Lisandro no se contenta con la confesión. Después de todo, Irene y su hermano lo traicionaron. Sin embargo, no los juzga. Lo que hace es suspirar y romper el silencio.—Se que no es un buen momento, pero si no tengo nada más que hacer aquí, me marcho— mira a Irene, la cual no para de llorar. —Solo quiero finalizar algo que nunca debió iniciar. Quiero el divorcio— habla con firmeza, sacando valentía sabiendo que el ambiente está tenso.—¡Largo!— ordena el señor Eduardo. —¡Ya mismo!— Lisandro comprende la orden y sin más preámbulo se marcha.Al salir de la mansión, sintió que se quitó un peso de encima, pero no todo es perfecto. El divorcio traerá consecuencias. Al regresar al museo, muy pensativo, ingresa a su oficina. Lo que más desea es servirse un trago y beberlo a fondo, haciendo arder su garganta. Tiene muchos pensamientos tormentosos.Ahora que Bastian no está, el trabajo es más complicado para él, y eso es algo que también necesita saber: el
—Hola… — Caroline trae un precioso abrigo color rojo vino que cubre todo su cuerpo hasta sus pies, dejando ver solo la punta de sus tacones negros. Su cabello peinado en ondas genera una excelente combinación con su delicado maquillaje; literalmente parece una reina, una diosa, una perfecta y atractiva mujer que se ha robado el aliento del padre de sus hijos.—Caroline… — balbucea Lisandro, que por poco se le cae la mandíbula; no puede creer que sea ella, Caroline Taylor, la madre de sus hijos, la mujer que se ha adueñado de sus pensamientos y sus sueños desde que sucedió la escena caliente en el despacho de la Mansión Resort.Observa cómo a Caroline se le dibuja una coqueta sonrisa en aquellos labios color carmesí, y luego da dos pasos hacia delante, haciendo resonar sus tacones. Luego, con una pose sensual, baja lentamente el cierre del abrigo que llega hasta su ombligo y, sin más, hace a un lado las largas mangas y lo deja caer al suelo.A Lisandro por poco se le salen los ojos de
Lisandro se emociona por la propuesta indecente de Caroline. Aquel juego atractivo es algo que le causa más ansiedad, como el querer ver más de lo que cubre aquella lencería y que ella lo desate para actuar como una bestia sin dejarla descansar. Pero al parecer, Caroline quiere seguir teniendo el mando.—Veremos…— susurra pasando el látigo lentamente por el pecho hasta llevarlo más abajo del ombligo. —¿Qué le duele, señor Caristeas? Soy una excelente doctora, especializada en sanar a los enfermos como usted.Su tono de voz seductor es una delicia para Lisandro.—Baja un poco más— pasa saliva. —Necesito liberarme y me tienes como un prisionero.— Le lanza una mirada ardiente que hizo sonrojar a Taylor, quien sonríe y luego le guiña el ojo.—¿Quieres un masaje?— se arrodilla ante él.—Joder…— Lisandro vuelve a pasar saliva porque percibe lo que Caroline le quiere hacer.—Soy todo tuyo, mi reina. Haz lo que quieras conmigo, pero por favor, no me tortures más.—Shhh…— Caroline muerde su la
Para Caroline, aquel juego picante con Lisandro le dejó la adrenalina al máximo. Era algo que, aunque tenía nervios de hacer, le encantó. Sabía que podía disfrutar de él y revivir momentos candentes del pasado, pero en fin, su objetivo era atormentarlo y lo mejor de todo es que lo logró.Llega a su casa para recoger su pequeño equipaje y, para su sorpresa, Parker está con una chica platicando placidamente.—Buenas noches… ¿No habíamos quedado que nos veríamos en el aeropuerto?— La incomodidad de Caroline es algo que su ahora esposo se percata.—Te presento a Gisell— se apresura a decir.—Caroline— responde con seriedad y Parker achina un poco sus ojos. —Iré a mi habitación para cambiarme, no tardo— agiliza sus pasos.Pero no contaba con que al ingresar a su habitación, Parker la alcanzara y entrara sin pedir permiso. —¿Qué haces?— Ella se cruza de brazos.—¿Acaso estás celosa porque estoy con Gisell?— Parker sonríe.—Para nada— Caroline sonríe. —Me da igual con quién estés. Solo que n
—¡Patrick exijo una explicación!— Caroline mira a la señora Alana, quién continúa mirando a Caroline con asombro —Caroline… es difícil, debías esperar que te buscara— Patrick intenta acercarse a Caroline, pero observa como ella da un paso hacia atras —no te acerques— niega con la cabeza y se le salen las lagrimas —algo me ocultas y eso duele, te busque porque eres… eres importante para mí, se supone que nuestra amistad era sincera espere una traición de cualquiera, menos de tí —princesa por favor… no te vayas a ir, no sin antes explicarte el porque de todo esto, abuela por favor, déjanos a solas— le suplica—podre estar vieja nietecito, pero esa chica es identica a mi hija Cristina, ¿acaso es Cristina? —¿acaso me hija al fin no murio?— Alana siente la necesidad de correr hacia Taylor y abrazarla—lo siento mucho señora, usted esta confundida— se seca las lagrimas —mi nombre es Caroline Taylor, no soy su hija, creo que fue un error venir, esto… es demasiado— se gira para marcharse
Caroline está en shock con aquella información, aunque con más razón comprende la ayuda repentina que Patrick le dio desde que la conoció. Sin embargo, para ella es muy complicado aceptar que tiene familia, que Patrick es su hermano y Alana su abuelita.—El dinero no me importa, Patrick; es esto… el hecho de que seamos familia. Siento que voy a estallar con tantas cosas que me han pasado últimamente —Caroline no es fácil, pero aquí estamos nosotros y te vamos a apoyar para que puedas superar tus miedos —, dice Patrick, quien se siente tenso y necesita descansar.—Así es… además, mi hermosa Caroline, yo te puedo platicar todo lo que quieras. En fin soy bastante parlanchina, y lo que más deseo es que formemos una muy buena relación. Cualquier duda que tengas, yo te la puedo responder —, dice Alana, por lo que Caroline mira a Patrick y luego a Alana. El pánico quiere hacer estragos con ella, pero es algo que no se puede permitir.Por lo tanto, Patrick, al verla tan agitada y perdida en
—Lisandro, hijo, por favor, hablemos…—Berenice, ya no más. Quiero que no digas ni una sola palabra porque yo he tomado una decisión—, espetó con firmeza.—Perfecto, señor Caristeas—, habla el abogado, al saber que está dispuesto a ceder a las peticiones de su cliente Georgiou.—Al despacho, por favor. Sígame, abogado. Lamento el escándalo—, señala hacia el pasillo que conduce hacia el despacho. Para Berenice, es una gran humillación bajar de rango luego de ser de la alta sociedad. Siente odio hacia Irene y piensa en las mil formas para que Lisandro no firme.Andrea, quien escuchó a escondidas, aprovecha que Berenice está de espaldas y sale como si nada. —Señora Caristeas, la cena está lista. ¿Desea cenar?—¿Me ves con cara de querer comer?—, pregunta con prepotencia.—Entendido, señora. Le pido permiso—. Aunque Andrea se muestra tranquila, está feliz al saber que Berenice perderá cierto poder económico.—¡Alto ahí!—, le ordena a Andrea, quien, antes de girarse, sonríe maliciosamente