METAMORFOSIS PROFANA
METAMORFOSIS PROFANA
Por: UmbraEclipse
∅.PRÓLOGO

12 de noviembre, 2025

No sé en qué momento comenzó todo. Quizá fue una mirada fugaz al espejo, o un susurro en medio de un sueño. A veces las cosas más insignificantes son las que te marcan para siempre, aunque en ese instante no lo sepas.

Me llamo Clara. No sé cuánto tiempo me queda antes de que deje de serlo.

Hoy es 12 de noviembre, y estoy aquí, escribiendo estas palabras mientras mis manos tiemblan. Siento que algo dentro de mí se retuerce, como si hubiera una presencia, una sombra que ha estado ahí durante mucho más tiempo del que quiero admitir. Todo comenzó hace unos meses, pero ahora ya no puedo ignorarlo. Ya no puedo fingir que no está.

Los días son largos, las noches... son infinitas. En algún punto, dejé de sentirme sola en mi propia piel.

La noche del accidente lo cambió todo. A veces cierro los ojos y todavía escucho el estruendo del metal retorciéndose, los gritos ahogados, el crujir de los vidrios al estrellarse contra el asfalto. Recuerdo la sensación de mi cuerpo atrapado, el frío lamiendo mi piel, la certeza de que iba a morir.

Pero no morí.

Desperté en un hospital días después, con heridas que deberían haber sido mortales pero que, de alguna forma, no lo fueron. Desde entonces, algo en mí no volvió a ser el mismo.

Al principio, pensé que eran secuelas del trauma. La luz parpadeando cuando entraba a una habitación, los relojes deteniéndose sin razón aparente, el reflejo en el espejo que tardaba un segundo más en imitar mis movimientos. Pequeñas cosas. Coincidencias. Eso me decía a mí misma.

Hasta que comenzaron las sombras.

Aparecían en los rincones de mi habitación cuando la noche caía, alargadas y distorsionadas, como si algo se ocultara dentro de ellas. A veces, las veía moverse, deslizándose en el límite de mi visión. Otras, las escuchaba susurrar. No entendía las palabras, pero sentía la amenaza en cada murmullo.

Luego, vinieron las marcas en mi cuerpo.

Despertaba con rasguños en la espalda, con moretones en las piernas, con la piel cada vez más pálida y la sensación de que algo me estaba drenando, debilitando. Mi madre decía que era estrés, que todo estaba en mi cabeza, que el accidente me había afectado más de lo que quería admitir.

Pero yo sabía que no.

Porque cada noche, justo antes de dormir, sentía una presencia junto a mi cama.

No podía verla. No podía tocarla. Pero estaba ahí.

Respirándome en la nuca.

Esperando.

No sé cuánto tiempo puedo seguir ignorándolo. No sé cuánto tiempo puedo seguir diciéndome que todo esto es solo mi imaginación. Algo despertó aquella noche, algo que nunca debió haber sido liberado. Y ahora está aquí.

Observándome.

Esperando el momento exacto para tomar lo que es suyo..

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Nota del Autor:

Querido lector,

Gracias por darle una oportunidad a Metamorfosis Profana. Esta historia nació de mi fascinación por lo desconocido, por esos susurros en la oscuridad que nos hacen cuestionarlo todo.

Tu apoyo significa mucho. Si disfrutas este libro, compártelo, deja tu opinión y acompáñame en este viaje. Tus palabras y tu entusiasmo son el motor que impulsa más historias como esta.

Espero que esta lectura te atrape… y quizá, te haga mirar dos veces la sombra en la esquina de tu habitación.

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