No puedo con Ivar, lo amor. En serio, no puedo verlo como el malo. Gracias por seguir leyendo.
—Abre los ojos, princesa —Ivar no se había despegado de Valeska durante esos primeros 5 días de recuperación, pero aunque su cuerpo respondía al tratamiento, su mente era otra cosa.Dos semanas después y el resultado casi parecía ser el mismo, Valeska estaba en un estado de mínima consciencia.—Te juro que… —ahí venían esas tontas lágrimas de nuevo—. Te juro que cuando abras los ojos todo estará solucionado. Te juro que seremos felices y nos iremos de viaje dos meses.Un mes después las ojeras en los ojos de Ivar, eran la prueba de que su vida se estaba consumiendo junto a Valeska, que poco a poco iba mejorando físicamente.—Cuando a
Dos meses, solo dos meses necesito Valeska para ponerse de pie y poder volver a ser la mujer funcional que siempre había sido, el alta del hospital estaba firmada y la pareja se tomaba de la mano lista para salir de la habitación, había sido un tiempo provechoso para ambos, porque aunque Ivar no pudo ponerle un solo dedo encima, logró expresar de otras formas menos lascivas el amor que sentía a Valeska.Ayudarla con las terapias, la comida, las palabras, apoyarla en los exámenes y lo que fuese que ella iba a necesitar. —¿Vas a cumplir esa promesa? —preguntó Valeska una vez que ambos estuvieron acomodados en el auto.—¿De qué promesa hablas? —Ivar no entendía nada, estaba pegado a su celular enviando mensajes de texto para pedir que todo estuviese listo para Valeska en casa. No quería cometer el más mínimo error.—Me hiciste dos.—¿Dos?—Dijiste que me ibas a hacer el amor todos los días hasta que quedará embarazada —una ligera risa soltó Valeska, aunque aquello aún le costaba un poco
—Esto no está bien —las mejillas sonrojadas de la mujer eran preciosas, sus pecas se veían más lindas que nunca.—Lo sé, pero tu…—Si nos descubren…—No va a pasar nada, somos adultos, Lára —los labios del hombre rodaban libres por el cuello delicado y delgado de Lára.—Gisli, por favor —era una súplica por parte de la mujer, lo deseaba, lo necesitaba.Lára no había sido tocada en poco más de una década por ningún hombre, su esposo ya no despertaba ningún tipo de pasión en ella, más bien sentía terror y asco con su sola presencia. Desde que sus hijos habían nacido, no habían muestras de cariño ni nada parecido, todo era indiferencia y golpes. Veía como día tras día entraban y salían mujeres de su casa, tenía claro que su esposo era un hombre apuesto, demasiado, más que el promedio de los que rodeaban la gran nación. Pero estaba completamente corrupto en su interior, allí en donde nadie lo veía era tan desagradable como el olor a azufre, tenía la mente podrida, su ambición era más gra
—Contestame —Gisli sostenía su teléfono que llamaba incesante al de Lára, pero siempre con el mismo resultado. La línea telefónica ya no estaba disponible.Luchó la primera y segunda semana por encontrarlos, para Gisli no solo Lára era importante, también sus dos pequeños, sabía lo doloroso de los golpes a los que eran sometidos, había visto con sus propios ojos los morados y la piel abierta sobre todo en Isak el mayor. Y una cosa hubiese sido segura, de haber visto la última golpiza que le propinó Acke, no lo hubiese dejado vivo.Las personas que trabajaban para Gisli pusieron todo su empeño, pero parecía que la tierra se había tragado enteros a los 3 miembros de la familia Isaken. —Papá —la voz de su pequeña de ojos grandes lo sorprendió—. ¿Por qué mis amigos ya no vienen a jugar? —la pregunta le partió el corazón, Gisli se había ilusionado enorme y profundamente con una familia más grande, con una familia infinita. —Ellos… Ellos están de viaje, unas vacaciones ligeras.Unas vacac
—Después de eso —Ivar se detuvo a mirar a Valeska, tenía que cerciorarse de que siguiera respirando. Sin embargo su pecho ardió en una profunda punzada al ver los ojos de su esposa inyectados de dolor, sangre, odio y lágrimas—, tu abuela… Ella fue demasiado confiada, no tenía idea de que Jonella era el títere de Acke y creyó cada palabra que le dijo, que se habían casado, por supuesto que cada documento era uno más falso que el otro, dijo que por dolor había perdido al bebé que nunca espero de tu padre y se hizo cargo del dinero.—Pero el dinero siempre lo maneja tu padre.—Ese hombre no es mi padre —guardó silencio y aflojo sus puños que estaban blancos—. Y si, el dinero siempre fue manejado por Acke.—Entonces…—Pero el dinero nunca ha podido ser suyo. —¿Por qué?Ivar se acercó a Valeska, se puso de rodillas frente a ella y estiró su mano para intentar acariciar esa hermosa mejilla, pero ella retrocede enseguida. Eso dolió como el demonio.—Porque el dinero siempre ha sido tuyo. El
Valeska caminaba por la habitación, durante esa semana estuvo atenta en aprender todo sobre su dinero, dejó que Isak le explicará porque no quería ver a Ivar, no soportaba estar junto a él. Y el pobre tan paciente como era, estaba entrando en un estado de cólera que iba a destruir su cordura.Todas las noches luego de la llegada de Valeska a casa, golpeaba tres o cuatros veces la puerta de la habitación, que era suya pero a la que Valeska no le dejaba entrar, luego de la rotunda indiferencia de la rubia, se iba. Danella chillaba de vez en cuando por los inhumanos tratos que decía le estaban dando por órdenes de Valeska, Ivar no respondía a ningún reclamo porque no quería problemas con su mujer, aunque sabía que ya tenía uno.—Es la última vez que pienso golpear esta puerta —Ivar le advirtió a Valeska antes de dejar que el silencio llegará nuevamente. La rubia miraba la puerta como cada noche, con un dolor imposible de describir, odiaba estar en esa posición, odiaba alejar a Ivar per
—Señora Valeska, debe firmar estos documentos —el vibrador entre las piernas de Valeska no la dejaba pensar ni coordinar absolutamente nada.—Yo… Si.Ivar miraba a Valeska desde la comodidad de ese sofá que estaba frente al escritorio, Isak no había vuelto a las oficinas y ellos dos trabajaban hombro a hombro incansablemente, aunque Valeska aprendía rápido. Ivar disfrutaba de quitarse peso de encima con las cosas del dinero.—Firma, debes firmar, Valeska —la voz firme de Ivar la hizo volver a la realidad, sus mejillas estaban demasiado rojas, sus piernas apretadas y su corazón estaba por salirse de su cuerpo.La mujer tomó el documento entre sus manos y firmó con prisa, quería que Ivar la dejará en paz, tal vez si se iba sería una buena oportunidad para concentrarse en el trabajo.—Apagalo —le ordenó cuando la secretaría salió de la oficina.—No. Correte primero.—¡Mierda! —La rubia lo quería, pero no quería darle gusto tan pronto a Ivar.El rubio se pavoneó por la oficina con una vas
Nada, ninguno decía absolutamente nada, las enfermeras y doctores habían salido varios minutos antes y la mirada de Valeska estaba sobre todas las cosas en esa habitación, detallo las flores, los cuadros, las sábanas, todo. Pero no podía mirar a Ivar. Ella lo sabía, lo supo desde el primer síntoma, ver ese jugo de naranja y sentir las náuseas al desayuno que se habían vuelto matutinas. —Lo sabías —Ivar se sentó frente a ella en la camilla, aquel comentario la sorprendió y se puso muy roja. —Yo… —Por eso no dices nada, no eres capaz de mirarme, porque lo sabías —Ivar sentía una fuerte opresión en su pecho, porque aunque no estaba pensando en un bebé, en un hijo, tampoco era la manera en la que quería recibir aquella noticia, se imaginaba algo más parecido a una celebración. —Era una posibilidad, no creí que llegase a ser una realidad. —¿Hace cuando lo sospechabas? —Ivar eso no… —Si importa —estaba molesto—, puedo entender que ahora yo no sea más que un juguete para ti, que