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CAPITULO 1 UN AURA DESCONOCIDA DESDE EL MAS ALLÁ.

Ivanna Kridmman

Levanté mi cabeza de su pecho.  ─ ¿Te sientes mejor? ─ Le pregunté a mi amigo; el cual estaba totalmente afligido.

─ Un poco pequeña. – Respondió tratando de ocultar su rostro en mi cuello,  para que no notase su aflicción,  pero su tristeza era muy notable.

─ Jordán,  tienes  que  levantarte  de esa cama. ─ Le sugerí, con un poco más de carácter  preocupada por el desconsuelo de mi amigo.

─ No tengo ánimos, Ivanna, no deseo salir. ─ Respondió intentando contener sus lágrimas. Me acomodé mejor sobre su pecho y lo rodeé 

─ entonces me quedaré  contigo. Pensé  que podríamos ir este fin de semana para New York,  a visitar a Roger y Aleina. ─ susurré,  pero él  solamente suspiró con mi propuesta.

─ No lo sé. ─ Quizás  sea lo mejor.  Apenas pronunció unos segundos después sin ningún tipo de ánimo.

─ Por supuesto que sí, eso será  lo mejor. Vamos, anímate; podemos arreglar todo, para partir mañana temprano.

─ Hoy, hubiésemos  cumplido  años  de  novios. ─ Susurró, con una gran tristeza reflejada en sus ojos melancólicos y llenos de dolor. 

─  Lo sé, cielo. Por eso estoy aquí contigo y estoy segura que Roger y Aleina, también estuviesen aquí con nosotros. ─ Pronuncié, mi amigo rodeó  mi cintura y mi espalda uniéndome más a su cuerpo y volviendo a esconder su rostro en mi cuello. Sentí sus lágrimas deslizarse por mi cuello humedeciendo  toda  mi  piel. 

─ Te  quiero mucho,  Jordan. Sabes que eres mi vida,  cielo. ─ Susurré reforzando mi abrazo sobre su cuerpo.

─ Yo,  también te quiero mucho pequeña. Tú también eres mi vida, eres todo para mí,  Ivanna. ─ pronunció con su voz afligida. 

─ Deberíamos salir a bailar un rato.– Le propuse,  tratando de convencerlo  ya que a mi amigo Jordan,  le fascina bailar. 

─  Ivanna ─ Pronunció,  con la intención notable de protestar.  

─ Cielo, recuerda cuando yo estaba así de deprimida como lo estás tú ahora y todos ustedes,  llegaban a consolarme y a sacarme a un club a bailar – le recordé tratando de convencerlo.

─ Es diferente, Ivanna. Él  te traicionó, en cambio Lissie,  murió.─ Alegó, haciendo la diferencia entre ambos casos.

─ Cielo  ─  él,  me traicionó,  porque nunca me amó lo suficiente,  ni siquiera,  como recuerdo de un gran amor me quedó, solo tristeza  y una gran decepción; en cambio Lissie,  te amaba con locura, tú eras su vida cielo, recuerda que no solamente a ti te amaba; Lissie,  nos amaba a todos. Nuestros recuerdos con ella son hermosos, esos nunca nadie nos los sacará del corazón, porque están allí arraigados para siempre. Yo,   también la extraño, Jordan. Ella era mi amiga, mi protectora, mi paño de lágrimas; la que estaba  conmigo  en las buenas y en las malas al igual que ustedes, la que me cuidaba  cuando estaba  hospitalizada  por  culpa  de  él, yo también la extraño. ─ Pronuncié con tristeza y con dolor en mi alma. Ambos nos abrazamos y nos confortamos  el  uno  al  otro. 

─ Anímate, Jordan. No me vas a dejar vestida, sabes bien que Lissie, en este momento nos estuviese sacando de esta cama  aunque sea a pellizcos, pero jamás nos hubiese dejado hundir en la depresión. ─ Continué, intentando convencerlo. 

─  Eres insistente,  Ivanna. ─ se quejó.  

─ Lo mismo me hacían ustedes a mí.─ pronuncié,  intentando levantarlo de la cama. Fuese más fácil,  si los chicos estuviesen aquí ayudándome.  ─ Me quejé.  Tú,  pesas demasiado y no te puedo cargar como lo hacías conmigo,  para sacarme de la cama. ─ Protesté, vamos  levanta tú hermoso trasero y dúchate,  para que salgamos un rato.  ─ Mascullé.

─ ¿Mi hermoso trasero?─ Preguntó,  levantando su cabeza de mi cuello. 

─ Sí, es hermoso.  ─ sonreí, besando su mejilla.

─ Conste que eres tú,  la que lo dices aunque el tuyo, sí que es muy hermoso. ─ Señaló con una media sonrisa que no llegó a sus hermosos ojos.  ¿Dónde quieres ir?  ─ Preguntó observándome. 

─  Donde  me lleves,  pero  levántate. ─  Exigí, halándolo por uno de sus musculosos y pronunciados  brazos. Él se levantó a regañadientes y yo  también lo hice,  para arreglar un poco mi cabello y maquillaje consistente en un polvo facial, color piel; un brillo labial, color rosa pálido; una máscara rizadora para pestañas y aplicar un poco de un perfume frutal.

Jordan,  salió del baño,  con una toalla envolviendo su cadera. Muchas veces lo había visto con esa indumentaria y hasta en bóxer,  así que esa, no era una novedad para mí. Sin embargo, salí de su habitación dándole libertad,  para que se vistiese. Busqué la maleta con la que había llegado, acomodándola en la habitación destinada para las visitas aunque casi nunca utilizaba esa habitación cuando llegaba.  Jordan, apareció a los pocos minutos abrazándome desde mi espalda. 

─ Nos vamos en taxi, porque seguramente ninguno de los dos estaremos actos para conducir. ─ Musitó, no hice reprensión  a su propuesta,  porque estaba de acuerdo con él. Caminó rodeando mi cintura y salimos de su apartamento, él con el teléfono en su mano llamando a una línea de  taxis y yo un poco más complacida por haber logrado sacarlo de su cama.  

El club estaba bastante concurrido, pero Jordan,  era muy conocido. A menudo nuestro grupo de amigos  visitábamos este lugar. Nos guiaron hacia una de  las zonas VIP y enseguida me acomodé en el mueble.

  ─  Si me hiciste venir a este club, es a bailar,  Ivanna. No creas que te  quedarás  tiesa en el mueble  de esa mesa.  ─ Protestó mi amigo.  Sonreí,  ya que yo era la menos bailarina del grupo, pero bueno,  ahora estábamos los dos solos. Nuestros amigos, Roger y Aleina,   les dio por casarse y mudarse a New York.

─ Si tú lo dices,  entonces bailemos un rato. ─ Sonreí,  levantándome para dirigirnos a la pista de baile. 

─ Pensé que este fin de semana estarías full en la universidad, ese Post grado te había tenido loca últimamente. ─ Pronunció envolviendo mi cintura y yo llevé mis manos alrededor de  su cuello. 

─  Pues,  para tú información, todavía  no me he vuelto loca, tú amiga es demasiado inteligente. ─ sonreí, dejándome guiar por mi amigo en la pista de baile  notando como los colores de las luces se representaban en nuestros cuerpos. 

─  E insistente también, mencionó sonriendo. 

─ No te quejes Jordan, tú eres más intenso que yo. Por cierto ¿Cómo va tú Post-Grado? ─ Pregunté

─ Sacándolo,  gracias a tú insistencia. No era que ese me hiciera mucha falta, con los que ya tengo era suficiente, Pero como tú de verdad que eres un dolor de cabeza cuando te lo propones. ─ reclamó besando mi frente. 

─  Es lo que hubiese deseado Lissie, ella jamás hubiese permitido verte derrotado y con tus sueños destruidos.  Ella era una triunfadora Jordan,  y tú no arruinarás tus sueños.  Así que sigues en tú trabajo y en tú  no sé qué número de Post-Grado,  pero lo finalizas. ─ Sentencié. 

─ Sí, mi general. ─ Bromeó rodeando más mi cintura y acercándome a su cuerpo,  para continuar intentando bailar ya que yo no era muy buena en ese arte. Aunque mis amigos,  me han enseñado un poco, claro a la fuerza.

─Vamos a descansar un rato. ─ Le pedí con los pies adoloridos.  

─ Te cansas muy rápido,  Ivanna. Me invitas a bailar y quieres es estar pegada en la mesa. ─ Protestó quejándose. Sonreí halando su brazo, para sacarlo de la pista.  Jordan,  era de los que podía bailar toda la noche sin cansarse. 

─ Ahora continuamos bailando déjame respirar, llevamos más de una hora bailando sin parar así que compadécete de mis pies. ─ Protesté  llevando el vaso de vodka a mis labios. 

─ ¿Dónde harás tú residencia de esta especialización? Escuché que pediste un cambio y no me enteré precisamente por mi amiga. ─  Preguntó observándome. 

─  En el mismo hospital donde tú trabajas y no te dije nada,  para que no intercedieras. ─ Informé  aclarándole el por qué no lo había hecho de su conocimiento. Su sonrisa se reflejó en su rostro. 

─ El Doctor,  Mauro Montreal,  me ha seleccionado.  Me observó enseguida,  la sonrisa se le esfumó de su rostro mostrando ahora seriedad.

─No me gusta que el Doctor,  Mauro Montreal,  ande tan pendiente de ti. ─ Masculló disgustado. 

─ No te entiendo,  Jordan.  Antes me buscabas novio como loco y yo iba desechando a cada uno de ellos. Ahora espantas a todos mis pretendientes. ─ Me quejé 

─  Los novios no los buscaba yo eran Roger y Aleina, además pensé que no deseabas un novio.  ─ Gruñó molesto. 

─ Y no lo deseo. Estoy bien así, las decepciones amorosas son un desastre. Con la que me llevé a los Dieciocho años es suficiente. 

─Han pasado unos años de eso,  Ivanna. ─ Refirió observándome con profundidad. 

─ Lo sé, así como también sé que  Lissie,  tiene dos años de muerta y tú la sigues amando con  locura. ─ Le recordé. 

─ ¿Todavía amas a ese novio?   ─  Preguntó frunciendo su entrecejo sin dejar de observarme

─ No, llevo años sin verlo.  ─ Respondí,  volviendo el vaso a mis labios. Jordan,  hizo lo mismo con su vaso, sin despegar su mirada de mi rostro. 

─  ¿Te ha vuelto a buscar? ─ Insistió con sus preguntas, mi amigo era así, cuando comenzaba  costaba que finalizara. 

─ Ya dejó de perseguirme, así que no te preocupes  no tienes que esconderme más, ni llevarme a un hospital con depresión  o hasta el tope de licor. ─ respondí ofreciéndole una pequeña explicación,  para calmarlo de la angustia que lo consumía  cada vez que eso sucedía. Jordan, me observó acercándose hasta mi cuerpo. 

─ No deseo que el Doctor,  Mauro Montreal,  se te acerque te conseguiré esa residencia,  pero con otro colega. Aunque todavía pienso que donde te estás desempeñando eres muy buena y ya no eres residente, en ese lugar tienes la titularidad del cargo. ¿No entiendo porque deseas cambiarte? ─ Preguntó lleno de curiosidad y con los celos que siempre lo abarcaban. 

─  Jordan,  deja los celos. Además,  ya tengo todo cuadrado para iniciar de una vez a ejercer la especialización en pediatría, sabes que ese es mi sueño. ─ Protesté,  ya que lo conocía muy bien y sabía que intentaría intervenir.

─ ¿Con ayuda de él? ─ Intervino nuevamente. ─ Suspiré ─ Preguntándome por qué tengo un amigo tan protector. 

─  No, con ayuda de mis excelentes calificaciones y esfuerzo. ─ Aclaré, dejándole claro que me gané esa residencia.  

─   ¿Cuándo culmina tú Post- Grado?  ─ pregunté observándolo para cambiar ya el tema de conversación.

─  En un par de meses y pensaba hacer un cambio laboral, pero ya no lo voy hacer.  ─ Musitó pensativo. Sonreí cuando observé  su entrecejo fruncido, sabía cuál era el cambio que siempre había deseado y me alegraba que por lo menos ya no estuviese pensando en abandonar todo y dejarse abatir por la depresión.

─ El área de especialización oncológica te espera, Jordan. Tú eres un triunfador y mi orgullo. ─ Pronuncié realmente orgullosa de mi amigo, ambos sonreímos y nos tomamos de las manos. 

─Deberías de hacerte mi novia,  Ivanna. Los dos,  nos conocemos bien, nos entendemos perfectamente, estamos solos, nos queremos demasiado, antes que nada; somos amigos, conocimos de nuestros amores y sabemos que esperar el uno  del otro. Tenemos dos años saliendo solamente  nosotros,  cielo. No hay una amiga ni otro amigo, solamente  nosotros dos, Ivanna. Nosotros nos entendemos muy bien, pequeña.   Cada uno entiende perfectamente el dolor del otro y no nos exigimos nada. Nunca amaré a nadie como a Lissie,  pero tú eres lo que yo más quiero  en este mundo. ─ Pronunció todo de una manera tan lenta y con su rostro tan serio, que por poco creo que está hablando en serio. 

─Bueno,  por lo menos tú carácter bromista volvió. ─ Musité sonriendo. Me observó fijamente a los ojos cuando pronuncié mis palabras. 

─  No estoy bromeando,  Ivanna. ─ Masculló, lo observé fijamente.

─  No puedo decir que se te pasaron los tragos, porque apenas y los hemos probado. ─  Susurré.  Se acercó acomodándose a mi lado, acarició mi mejilla. 

─  Estoy  hablando en serio,  pequeña. ─ Musitó sin desviar su intensa  mirada de la mía.

─ Jordán, hoy hubiese sido tú aniversario con Lissie, estás afligido cariño y por esa razón me estás proponiendo ser tú novia. ─ Susurré,  aun perpleja. 

─  Quizás es ella,  la que nos desea ver unidos. Piénsalo,  Ivanna ─  pronunció y yo solamente suspiré con sus palabras. Ambos nos observamos fijamente.

─¿Si algún día se te aparece alguien que te vuelva loco de amor?  ─ Susurré preguntándole 

─  Si algún día,  se te  aparece alguien a ti o a mí,  lo dialogamos,  pequeña. Somos adultos Ivanna y también amigos. Aseguró 

─ ¡Dios! no puedo creer que tengamos esta conversación.  ─ Susurré

─ Quizás, esto es lo que necesitamos,  cielo.  ─ Pronunció  besando  mis labios. 

─  No te he dicho que sí,  Jordan. ─ Protesté 

─ Pero lo vas hacer, porque te conozco y no quiero a ese doctor a tú lado  siguiéndote cada paso.  Mañana nos vamos a New York  y  les  damos esta noticia a los chicos. Avísale a Samantha. ─ Sentenció, sin siquiera esperar que yo  hubiese accedido a su petición.

─ Me encanta tú preocupación por mi madre. ─ Mencioné con sarcasmo. 

─ Encantada va a quedar ella cuando le demos la noticia,  cielo. ─ Alegó sonriendo. 

─ Asombrada más bien, después de tantos años otro novio. ─ Pronuncié  

─  Entonces soy privilegiado,  Ivanna. ─ Arguyó volviendo a sonreír y eso era algo que tenía tiempo no hacía

─  Quizás ambos lo somos,  Jordan.Pero también debes saber que nunca podré amarte  como lo amé a él. También estoy consciente que te quiero demasiado,  Jordan. Y quizás  esto es lo máximo que podré brindar de aquí en adelante. ─ Formulé lo que él ya tenía conocimiento. 

─ Y yo lo acepto, Ivanna. Porque sé también que en cuestiones de amor esto es lo máximo que yo puedo dar. Te repito,  nunca amaré a nadie como a Lissie,  pero tú eres lo que yo más quiero  en éste mundo, Ivanna.

La noche pasó entre vasos de Vodka, bailes y besos de los cuales nunca habían surgido entre nosotros. Todo parecía haber cambiado en cuestiones de minutos y no entendía que estaba sucediendo.

─ Jordan, estas muy intenso.  ─ Pronuncié,  cuando separó sus labios de los míos. Levanto mi mentón observándome fijamente. 

─ No sé qué me pasa, Ivanna. Siento como si de verdad existiese un aura desconocida entre nosotros. Quizás si sea Lissie, que desea vernos unidos. ─  Pronunció  buscando nuevamente mis labios,  sus manos recorrieron mi espalda, movió mi cuerpo sentándome en sus piernas.  No era la primera vez que lo hacía hasta muchas veces hemos dormido juntos y abrazados, pero de verdad estaba extraño y ese cambio había surgido  en cuestiones de segundos. 

─ ¿Bailamos?  ─ Pregunté un poco nerviosa. Tenía años que nadie me besaba  ni me tocaba de esa forma tan pasional. 

─ ¿En serio? ─ Preguntó sonriendo y observándome con su entrecejo fruncido. 

─ Sí, vamos ─ Mencioné  levantándome de sus piernas y  extendiendo mi mano para que la tomara. Mi amigo, ahora novio se levantó, pero en vez de tomar mi mano rodeó mi cintura guiándome hacia la pista de baile y envolviéndome entre sus brazos. Los besos y las caricias no pararon hasta bien entrada la madrugada que decidimos salir del club. 

─ ¿Deseas ir a otro lugar?  ─ Preguntó  

─ No, si estoy casi muerta. ─ Pronuncié quitándome los zapatos en el taxi. Jordan,  sonrió  y por primera vez noté una chispa de alegría en sus ojos. Él  tenía razón ambos parecíamos estar rodeados por un aura desconocida. 

─  Es Lissie,  desde el más allá que desea vernos unidos.  ─ Pronunció   escudriñándome con la mirada, para luego buscar mis labios, los cuales correspondí. Quizás él tenía razón, esta era un aura desconocida desde el más allá.    

─ Ummm, Jordan  ¿Qué haces?─ Pregunté adormilada. 

─ Despertando a mi novia. ─ Respondió llenándome de besos el cuello. 

─ No te pases,  Jordan. Nunca me habías despertado así. Acomoda tú zona íntima y eréctil en otro lado. ─ Protesté moviéndome. 

─ Antes no eras mi novia, eras una chillona deprimida llorando por otro. Además amanecías en el medio de Lissie y mío. ─ Me recordó, sonreí recordándolo yo también. Jordan, volvió a moverme abrazándome más a su cuerpo, específicamente su pecho evitando esa zona endurecida momentáneamente. 

─ Eres mi novia,  Ivanna. Esta forma de despertar de ahora en adelante va ser muy común entre nosotros. ─  Pronunció levantando  mi mentón y apoderándose de mis labios. 

─  Quizás tengas razón esto debe ser cosa de Lissie, tal vez ella desde el más allá desea vernos unidos,  para que ya no sigamos llorándola. ─ Reflexioné  

─  Desde anoche estoy pensando lo mismo  todo cambió de un momento a otro y sólo pienso en que tú,  eres mi novia y no permitiré que  nadie se te acerque mucho menos el imbécil doctorcito ese. ─  Musitó,  buscando mi mirada. Sonreí, porque Jordan, nunca dejará de ser un posesivo.

─ Ya deja tus celos,  Jordan. ─  Aludí acomodando mi cabeza en su pecho,  no deseaba levantarme todavía. 

─  Cielo  ¿Vamos para New York,  Si o No? ─  Preguntó levantando mi mentón y buscando mis labios en un ligero beso. 

─ Ummm. ─ Protesté con pereza. Creo que mejor nos levantamos entonces. ─  Sugerí desperezándome y saliendo de la cama. 

─ Nunca me había dado cuenta de lo sexy que te ves con mis camisas. ─ Emitió sonriendo, dirigí mi visión hacia él mientras me escudriñaba y de verdad esto parecía algo del más allá,  porque hasta la forma de observarnos había cambiado. 

─ Ya está todo listo. ─ Le informé cuando había arreglado su maleta viajera decidiéndome a sacar mi ropa de la maleta  que había traído y acomodarla con la de Jordan,  para evitar más molestias viajeras. 

─  Entonces debemos marchar. ─  Sugirió,  pero no tomó la maleta. Giró mi cuerpo y me levantó,  para sentarse en el mueble conmigo en su regazo. 

─  ¿Cómo que no deseas viajar,  cielo?  ─ Sisee preguntándole al notar su intención de no abandonar su apartamento. 

─ Sí lo deseo,  cielo. Pero primero quiero hablar algo contigo. ─  Mencionó buscando mis labios posesivamente como nunca antes había sucedido. Su lengua saboreó mis labios con insistencia buscando indagar en mi profundidad, concediéndole lo que él anhelaba en ese momento. Sentí nuestras lenguas rozarse. Abrigando  extrañamente esa sensación que tenía años que no sentía, que no experimentaba y que sentirlo nuevamente me había hecho torpe como si hubiese sido la primera vez que experimentaba la sensación de un beso profundo. Jordan,  fue mi guía en ese recordatorio ya casi olvidado. Su experiencia en el arte predominaba  y pronto mi mente y mi cuerpo se adaptaron y me vi en la misma tonalidad que él, centrada en ese beso pasional,  dónde nuestras lenguas se movían mezclando nuestras humedades, saboreándose, chupándose, succionándose y perdiéndose en esas sensaciones hasta sentir un mareo por falta de oxígeno y a pesar de eso,  sin deseo por parte de ambos de querer finalizar ese beso, pero como todo algún día debe parar y al beso le llegó su final. Nuestras respiraciones eran aceleradas, nuestras frentes se unieron esperando que calmaran. Jordan,  buscó nuevamente mis labios y sus manos comenzaron acariciar mi espalda,  uniendo más mis pechos  a su torso.

─  Cielo, creo que quieres cambiar de opinión con respecto al viaje. ─ Indagué 

─Quiero proponerte algo,  Ivanna. ─  Mencionó observándome fijamente. Tenemos años conociéndonos,  cielo y estoy seguro que podemos llevar una relación de parejas como cualquier otra así que no veo inconveniente,  para que comencemos una vida juntos. ─  Insinuó

─ ¿Me estás proponiendo que me venga a vivir contigo? ─ Pregunté expandiendo mis ojos sorprendida. 

─  Sí, Ivanna. Exactamente eso es lo que te estoy proponiendo. ─  Respondió con seguridad. 

─ Jordan,  no crees que te estés apresurando. Primero hay que dar a conocer a mis padres y  a los tuyos la noticia de nuestro noviazgo, también a nuestros amigos. ─ Alegué 

─ No veo donde está el problema,  Ivanna. Damos a conocer  la noticia y te vienes a vivir conmigoigual nadie va notar la diferencia si prácticamente vives aquí metida vigilando mi trasero,  creo que más bien todos pensarán que ya teníamos una relación y no la habíamos dado a conocer. ─  Refirió y todo era cierto, pero considero que iba muy rápido apenas anoche nos habíamos hecho novios. 

─ Venía en plan de amiga consoladora de mi amigo depresivo no de novia y mucho menos con el pensamiento de una relación tan seria entre nosotros. ─ Aseguré

─ Pero eso ellos no lo saben,  cielo. ─  Además,  Ivanna. Desde anoche eres mi novia creo que podríamos comenzar a comportarnos como tal. ─ Refutó 

─  Aceptarte como mi pareja implicaría todo,  Jordan. Hasta mantener desde este momento intimidad entre nosotros. ─  Referí observándolo

─ Ujum  ¿Habría algún problema en eso? ─ Preguntó como si nada. 

─ Ummm,  pues no,  pero…

─  ¿Pero? ─ Preguntó interrumpiéndome y levantando una de sus cejas. 

─ Pues…  este…,  lo observé. Nunca llegué a intimar con mi ex novio. ─  Expresé, sintiendo el calor en mis mejillas,  sus ojos se expandieron por la sorpresa. 

─  ¿No eras una adolescente hormonal?  ─  Preguntó con una sonrisa reflejada en sus labios y sus ojos picarones, esa que en los últimos tiempos no se le notaba en su rostro y que en realidad se le veía hermosa cuando aparecía.  

─  Creo que sí, de hecho estaba bastante hormonal, pero resistí la tentación muchas veces. ─  Pronuncié 

─  Creo que es hora de volver a  esa tentación entonces.  ─  Sonrió nuevamente,  pero esta vez con picardía.

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