Me acerco a los dos hombres mientras que extrañamente yo me siento como una pequeña liebre en medio de dos enormes lobos. El abogado me mira con una sonrisa antes de tenderme la mano la cual con evidente nerviosismo y timidez recibo.
—Es un placer señorita Savannah. Mi nombre es Alberto y estaré aquí para guiarlos a ambos en este paso tan importante de esta unión.
Pero de qué diablos habla este hombre. Mi primera reacción es mirar a James quién por alguna razón no puede hacer lo mismo.
—Disculpe, pero no entiendo de qué me habla —Alberto nos guía hasta la mesa del comedor como si esta fuera su casa o como si la conociera demasiado bien mientras que a pasas torpes yo lo sigo. Detrás de mí, James también camina.
Me siento al lado de James mientras que Alberto lo hace frente a nosotros. Abre la carpeta de documentos y comienza a hablar después de aclararse la garganta.
—En este momento les hago la lectura oficial del contrato que he preparado, en cual tiene como partes fundamentales al señor Cook y a la señorita Jones —en cuanto escucho observo totalmente confundida a James quien me mira sin expresión alguna—. Este contrato consta de dieciséis clausulas en total, sin embargo, mencionaré las más importantes; la señorita Jones deberá mantener una relación únicamente con el señor Cook, donde se incluyen las relaciones sexuales. El señor Cook deberá cumplir la misma clausula. La señorita Jones deberá mantenerse por un año o trescientos sesenta y cinco días en relación con el señor Cook, no obstante, el susodicho y solo él podrá hacer omiso de esta cláusula cuando lo considere necesario. La señorita Jones deberá contraer matrimonio con el señor Cook en un plazo máximo de un diez meses y dicho plazo será el mismo para brindarle un primogénito a partir de la firma de este contrato. La vigencia de este contrato es de un año.
En cuanto el hombre menciona la palabra matrimonio yo me levanto de la mesa totalmente alterada tanto que la silla se cae al suelo. Alberto me mira un poco sorprendido mientras que James solo suspira.
—¡¿Qué m****a es esto Cook?! —le grito a James—, ¿esto era de lo que íbamos a hablar? ¿hablaríamos después de firmar esa sentencia de muerte? —grito señalando los papeles.
—Alberto por favor, déjanos solos. Te llamaré cuando estemos dispuestos a firmar —James me ignora completamente y se dirige al abogado.
—¡Entonces no volverá porque no pienso firmar eso! —exclamo totalmente fuera de mí.
El abogado se aleja de ambos despidiéndose y sale de la casa.
—No seas dramática, Savannah. lo del bebé… lo del bebé podemos cambiarlo si quieres, pero luego de un año serás libre. Alberto no lo leyó, pero en ese año cubriré todas tus necesidades y las de tu padre y luego de ese año así seguirá, aparte de que salvaré la empresa textil de tu familia. Luego de un año podrás estar con quien quieras
—¡Y luego de un año seré divorciada, James! Seré una chica divorciada que recién ha salido de la universidad. ¡estás completamente loco!
—¡¿Entonces qué esperabas?! —me grita casi igual de exaltado que yo—, ¿venir aquí, que salvaría la empresa de tu padre y que no me darías nada a cambio? ¡así no funciona la vida!
—Estás totalmente loco, James… no es… me estás pidiendo más de lo que me darás a cambio… yo no puedo hacer eso —James se levanta de su asiento y se acerca a mí acorralándome entre él y el espacio de la mesa que dejó la silla caída.
—Si no haces eso, tu padre y tú lo perderán todo, —susurra casi sobre mis labios—, no podrás terminar la universidad y luego pensarás qué hubiera pasado si tan solo hubieras dejado tu orgullo de lado y hubieras aceptado —lleva su mano hasta mi cintura y de un solo movimiento brusco me atrae hacia él pegando su pelvis con la mía—, además, no tienes ni idea de cuánto quiero que seas tú quién firme ese contrato.
A pesar de mis piernas temblosas y mi corazón a punto de salirse de mi pecho debido a su cercanía, me muestro dura y me alejo de él bruscamente.
—Yo no estoy a la venta.
Subo las escaleras hasta llegar a la segunda planta y al llegar a la habitación me encuentro a la chica desempacando mis cosas por lo que entro.
—No tienes que hacer eso, no me pienso quedar —ella se sorprende un poco deteniéndose así que le arrebato de las manos la blusa verde que tiene en mis manos y vuelvo a meter todas las cosas que alcanzó a sacar, de nuevo a la maleta ante la atenta mirada de la chica, sin embargo, James se aparece.
—Por favor déjanos solos —le dice y ella asiente alejándose y saliendo del cuarto—. Sé que estás enojada, sé que ya tomaste tú decisión, pero al menos déjame explicarte por qué necesito, por qué necesito todo eso. No quiero que pienses que me estoy aprovechando de ti.
—Es justo lo que estoy pensando —le respondo sentándome en el borde de la cama. Él lo hace a mi lado.
—Lo sé y es por eso que hablaré —carraspea su garganta antes de continuar—, soy hijo único de un hermoso matrimonio, pero mi padre siempre ha pensado que tiene un hijo que no merece continuar con su legado en su empresa, debido a todas las… malas decisiones que he tomado en ciertos aspectos de la vida. Me dio un año para conseguir corregir mi camino, lo que para él significa conseguir a alguien que sea mi novia, mi prometida, luego mi esposa y la madre de mis hijos o de lo contrario dejará la empresa por la que he trabajado más de cinco años a manos de un derrochador primo, un derrochador que no se lo merece.
—¿Y acaso no tienes novia? ¿una ex? —él agacha la cabeza riéndose un poco.
—¿En serio crees que yo he tenido alguna ex en mi vida? Te elegí a ti porque me gustas Savannah, tú no lo recuerdas, pero conocí a tu padre cuando tenías uno dieciocho. Me gustaste desde el primer momento que te vi y tu padre lo notó y me hizo jurar que nunca jamás te tocaría pues sabe que soy un mujeriego nato.
—¡¿Entonces por qué me vendió como si fuera una vaca?! —agacho la cabeza para que James no vea las lágrimas asomándose en mis ojos.
—Porque está desesperado al igual que yo, porque la única mujer que puede aceptar un contrato como ese es una como tú. Una que necesite algo con tanta intensidad como yo lo necesito y que ese algo pueda dárselo a cambio. Una mujer que busque una transacción.
—Lo siento mucho James, pero para mí el amor no es una transacción —le respondo levantándome de la cama—, el amor es un sentir, es un vivir. El amor debe ser real, fuera de cláusulas y contratos. Cuando me case será por amor.
James asiente y se levanta igualmente tomando mis manos entre las suyas.
—Discúlpame tú a mí. Tienes una manera de pensar que sería un pecado corromper. Solo hazme un favor, duerme esta noche aquí, no quiero que te vayas a tu casa, tan tarde y alterada —me soplo los mocos y asiento pues la verdad no deseo ver a mi padre en este momento.
—Está bien —respondo a lo que él me da un beso en la frente de manera tierna.
—Descansa —responde antes de marcharse de la habitación dejándome con un millón de preguntas.
Cierro la puerta y me deslizo por ella sin poder creer del todo lo que está pasando. Me siento como en una película, me siento como esos libros de adolescentes y me siento como la puta protagonista. Comienzo a preguntarme si acaso mi padre estuvo de acuerdo con todo esto, si acaso él tiene conocimiento de lo que debo hacer para salvar la empresa, para salvar lo único que nos queda, lo único que nos une a mi madre pues ella amó a esa empresa más que a cualquiera, dio todo de sí en ella y sería demasiado injusto dejar que se pierda todo en lo que trabajó, pero no puedo dejar de pensar por qué soy yo la que debe cargar con la cruz, la que debe llevar en su espalda esa carga tan pesada, la que debe llevar las riendas de la responsabilidad. De aceptar tendría que casarme con un hombre que no conozco de nada, tendría que dormir con él, estar con él, en lo posible darle un hijo que muy seguramente él conservará y luego de un año hacer como si nada hubiera pasado. De solo pensarlo duele porque soy una mujer entregada a la idea del amor.
Soy una mujer llena de sueños y no me avergüenza decir que uno de tantos es casarme con un hombre maravilloso que ame cada centímetro de mi ser. Que ame cada parte de mi cuerpo y de mi alma. Que se sienta afortunado de tenerme a su lado, de ser la chica que despierta a su lado en la mañana. No me avergüenza decir que me encantaría amar a la antigua. Mi amiga Miranda siempre me ha recriminado eso, me ha recriminado el hecho de ser virgen, pero en lo único que puedo pensar es que soy diferente a ella. No me acuesto con un chico diferente cada fin de semana, quiero sentir realmente que mi cuerpo lo desea, lo desea en serio, no quiero estar tan borracha que no lo recuerde a la mañana siguiente. Como se lo dije a James, para mí el amor no tiene que ver con contratos, con acuerdos, con transacciones, el amor es mucho más que eso. El amor es lo más bello que existe en el mundo y siempre pensaré eso.
Me levanto del suelo limpiándome las lágrimas para caminar hacia la cama, de la cual bajo la maleta pesada y me recuesto en ella pues estoy demasiado agotada física y mentalmente para seguir empacando. Cierro mis ojos para descansar por un segundo, pero casi de inmediato me doy cuenta de que no podré abrirlos luego de ese segundo así que simplemente me dejo caer en un profundo sueño.
Despierto porque me siento completamente helada dándome cuenta de que en el reloj de mesa marcan las 2: AM. El abrigo de piel se ha caído casi por completo de mi cuerpo así que me encuentro fría como una paleta de helado. Noto que la ventana corrediza del balcón está abierta así que me levanto de la cama para cerrarla sin embargo al llegar a ella noto que una de las sillas fuera, en la pequeña terraza se ha caído así que salgo para recogerla y al hacerlo noto que un auto ha llegado al frente lo que me parece sumamente extraño pues es demasiado tarde. La curiosidad me gana y salgo de la habitación, asomándome al balcón de la escalera fijándome que James conversa con una chica a la que no le veo muy bien el rostro. De pronto mi tristeza de hace unas horas se convierte en una especie de enojo. No entiendo qué carajos busca de mí, de una chica promedio y sin experiencia cuando tiene a chicas dispuestas a venir a las dos de la mañana para un revolcón. La cabeza se me hace mucho más grande y la sangre literalmente comienza a hervir dentro de mí por lo que sin pensarlo más de dos veces bajo las escaleras frías con mis pies descalzos hasta la segunda planta al mismo tiempo que escucho la puerta cerrarse y el auto irse segundos después.
—Veo que no me necesitas —le digo, a lo que él se sorprende ligeramente. Se da la vuelta y me observa. Ahora se ha quitado el saco del traje y tiene los primeros botones de su camisa desabotonados. Está descalzo y tiene el cabello desarreglado. No hay qué hablar, estaba teniendo sexo con esa mujer.
—Creí que estabas dormida, Savannah —es lo único que me contesta.
—Sí, gracias a Dios estaba dormida así no tuve que escuchar los gemidos de esa mujer —él muestra una mezcla de sorpresa y burla en su expresión.
—No sé de lo que hablas —me contesta y se acerca un poco más a mí.
—Sí, claro. ¿cómo puedes ser tan cínico?
Para este punto no sé realmente por qué estoy discutiendo o por qué estoy enojada, pero lo único que sé es que me siento… traicionada, es decir, ¿tiene tan poca vergüenza para cogérsela conmigo arriba?
—Son las dos de la mañana Savannah, no pienso tener una discusión contigo ahora. Hablaremos de lo que diablos sea toda esta escena en la mañana —pasa por mi lado e intenta subir las escaleras, pero como un maldito autor reflejo mi mano se levanta y lo detiene.
—¡No! ¡no me dejes hablando sola! —exclamo bastante alterada—. ¿qué es lo que buscas de mí? a eso me refiero. No me necesitas si tienes a mujeres dispuestas a correr detrás del pene de James Cook a la hora y momento que quieras. ¿acaso no puedes ser generoso y ayudar a mi padre sin necesidad de tenerme aquí? —James suspira para después tomarme por sorpresa acorralándome en la pared junto a la escalera.
Coloca ambas manos a cada lado de mi cabeza y el mero acto me deja paralizada.
—¿Cómo te hago entender que la única mujer que quiero en mi cama esta noche eres tú? —susurra cerca de mis labios—, sobre todo después de hacerte correr con mis dedos en el auto.
De pronto algo hace click dentro de mí y las imágenes llegan a mi cabeza, sus manos en mi vagina, sus caricias en esa parte, su rostro, mis piernas abiertas casi de par en par. La adrenalina al tener al chofer tan cerca, al ser casi descubiertos, las risas de complicidad al bajar del auto, comienzo a ponerme roja de solo pensarlo y comienzo a sentirme excitada. James ríe.
—¿Ves? Sé que tú también quieres y no te preocupes por esa mujer. No deseo poseerla; es una socia que le gusta tomar los vueles nocturnos para hacer negocios y a mí no me molesta recibirla a estas horas mientras signifique dinero —de pronto aleja sus manos de mí y me toma por los hombros dejándome a espaldas de él, para mostrarme desde nuestra posición a lo lejos una montaña de papeles sobre el comedor—, le gusta trabajar en los espacios abiertos, la oficina le da claustrofobia —añade respondiendo una pregunta que me hacía sin saberlo.
De pronto se queda callado por un par de segundo y cuando voy a hablar me sorprenden sus manos en mis hombros descubiertos, pero esta vez no los está tomando, los está acariciando con la yema de sus dedos varoniles, luego los desliza hasta llegar a mis brazos donde continua con sus caricias que provocan que mis vellos se ericen. De pronto sus caricias se detienen abruptamente por lo que trato de girarme para verlo, pero él no me lo permite, en cambio siento sus labios sobre la piel desnuda de mi cuello lo que se siente casi como una obligación para cerrar mis ojos así que lo hago y es cuando siento su sonrisa en mi cuello para posteriormente continuar con lo que hacía.
—No tienes ni idea de lo mucho que me gusta tu olor —susurra, pero yo estoy demasiado ocupada sintiéndome muy bien para responderle.
De pronto se detiene y lleva sus manos hasta el cierre del vestido en mi espalda el cual comienza a bajar lentamente. De inmediato abro los ojos, colocándome un poco rígida, pero él me da la vuelta para verme a los ojos.
—Relájate, esto no tiene nada que ver con el contrato. Solo somos tú y yo —termina de bajar el cierre hasta que el vestido cae a mis pies dejándome en ropa interior ante él, pero mis mejillas se encienden y yo trato de cubrirme con mis manos—. No debes hacerlo —añade—, tienes un cuerpo precioso.
De pronto toma mis manos que están cubriendo mi cuerpo y las aleja de éste para poder verme mejor, luego, tomándome por sorpresa me toma de la parte trasera de mi cuello de forma brusca y me atrae a él para besarme apasionadamente. Es la primera vez que nuestros labios se encuentran, es la primera vez puedo sentir los suaves que son y lo cálidos que se sienten así que simplemente mi cuerpo me lo exige y yo me dejo ir. Él vuelve a pegarme a la pared al tiempo que lleva sus manos a mis senos y comienza a masajearlos por encima de la tela que los cubre, yo llevo mis manos a su cuello como instinto sintiendo su cabello suave entre mis dedos. De pronto, se separa de mí y toma mis manos llevándome escaleras arriba.
Entramos a una habitación que no es la mía por lo que noto que se trata de su habitación, sin embargo, no presto atención a los detalles pues me encuentro demasiado nerviosa para hacerlo. Él cierra la puerta tras de sí para luego acercarse de nuevo a mí, me vuelve a besar mientras poco a poco me tumba sobre la cama, para este punto yo ya ni siquiera sé que hago, solo sé que no quiero parar,
Él comienza a besarme el cuello y a descender por todo mi cuerpo dejando suaves caricias, hasta que llega a mi vagina, pero instintivamente intento cerrar las piernas, esto le causa gracia y delicadamente comienza a abrirlas de nuevo. Siento mis mejillas arder, siento que me muero de la vergüenza, pero al mismo tiempo no puedo evitar sentirme excitada. Él se deshace de la tanga y luego se relame los labios y se agacha frente a mí mientras que yo me apoyo sobre mis codos para poder verlo, y sin esperar demasiado moja toda mi vagina con su lengua húmeda. La lleva de un lado a otro causándome excitación de inmediato, sostiene mis piernas con sus mansos y las abre más para él. Mueve su lengua arriba abajo, de un lado a otro, mientras que de su boca salen sonidos de satisfacción como si se estuviera comiendo un manjar delicioso. Esos sonidos me provocan demasiado placer, jamás había escuchado a un hombre hacer esos sonidos, mientras me chupa la vagina me mira a los ojos y yo no puedo evitar sentirme roja como un tomate. Él sigue moviendo su boca hacia todos lados mientras juguetea con mi clítoris de manera experta. Mete dos dedos en mi vagina suavemente siempre mirándome, asegurándose de que esté bien, comienza a moverlos dentro de mí y una oleada de placer aparece de manera abrupta debido a sus dedos dentro de mí. Siento esa sensación deliciosa en la parte baja de mi vientre, mi vagina comienza a mojarse aún más, llevo mis manos a su cabello de manera instintiva y el agarre se vuelve más fuerte y en un segundo exploto en un orgasmo arrasador que termina con su nombre saliendo de mi boca en medio de los gemidos.
Cuando me recompongo, recuperando el aliento la vergüenza se ha pasado poco a poco así que me concentro en ver la imagen frente a mí; cómo James se termina de desabotonar la camisa mientras me mira fijamente hasta que se deshace por completo de ella mostrándome su cuerpo muy bien trabajado, sus brazos fuertes y musculosos y su abdomen marcado. Se deshace de su pantalón y de su bóxer de inmediato mostrándome su pene grande y muy erecto. No puedo evitar volverme a sentir apenada mientras que él simplemente se vuelve a subir sobre mí luego de colocarse un condón.
—Esto puede que te duela un poco, pero si te relajas, dejará de doler —me susurra con voz ronca —yo asiento y él poco a poco mete su pene en mi vagina.
Siento un dolor insoportable, siento que está entrando su pene y que realmente no cabe allí entonces es como si por dentro algo se estuviera rompiendo. Me aferro con uñas y alma a su gran espalda mientras que él me pregunta si me encuentro bien, yo asiento hasta que él simplemente hace todo su esfuerzo por contenerse al mismo tiempo que poco a poco siento cómo todo su pene entra. De pronto comienza a moverse dentro de mí, a entrar y salir al mismo tiempo que besa mi cuello y mis senos lo que mejora notablemente la sensación de escozor en mi vagina. El placer que sentía hace un tiempo fue mucho mas grande que este, sin embargo, sigo sintiendo esa sensación rica en la parte baja de mi vientre. James se sigue moviendo gimiendo y yo sigo aferrando mis uñas en él hasta siento cómo termina.
—Dios, eres muy estrecha —dice y yo no puedo simplemente ni verlo. Él lo nota y se ríe levantándose—. Ya no tienes nada de qué avergonzarte y ahora menos que nunca, pues eres mía ahora, Savannah.
Sus palabras causan algo dentro de mí, es como una mezcla de placer y de alegría. Es como estar drogada y se siente bien. Él se levanta de la cama y me invita a la ducha así que ambos entramos a su baño de mármol en donde comenzamos a ducharnos mientras nos lanzamos esas miradas de complicidad. No puedo dejar de sonreír y él nota hasta que hace algo que siento mucho más hermoso que lo que acaba de pasar; me besa la nariz mojándola mucho más al instante mientras me regala la sonrisa más hermosa que he visto en mi vida. Para este punto no pienso en nada más que en nosotros viviendo este momento.
Me despierto sola en la cama, con una nota sobre la almohada junto a mí, escrita en una preciosa letra cursiva, “Buenos días, preciosa. Tuve que ir por una urgencia a la empresa. Saldremos en cuanto vuelva” no puedo evitar sonreír como boba en cuanto la leo y me doy cuenta de que anoche fue la mejor noche de mi vida. Me doy cuenta de que me he despertado desnuda, en la cama de un hombre guapo y que se comportó como un caballero. La sonrisa en mi rostro demuestra que estoy feliz, que nunca había estado tan feliz en mi vida. De pronto escucho pasos afuera así que rápidamente me levanto de la cama, sin embargo, mis piernas se muestran adoloridas al instante por lo que debo detenerme y a pasos muchos más lentos me acerco al baño y me cubro con una bata al mismo tiempo que alguien toca la puerta y yo permito que pasen.—Buenos días, señorita Savannah —me saluda la chica que desempacaba mi maleta anoche—, el señor Cook me pidió que le trajera el desayuno a la cama —añade señalando con sus o
Amanecí un poco pensativa, con todos los pensamientos revoloteando en mi mente como si fueran un montón de mariposas. No puede parar de pensar en James y en lo que significa para mí estar ligada a él por un año. Sé que fui muy clara al decir que no tendríamos sexo nunca más, pero toda la noche no paré de pensar en sus caricias, en sus besos, en su olor, en su cuerpo, en la forma en la que nos entregamos uno a otro, la forma en la que yo me entregué a él. Todo lo que me hizo sentir esa noche se quedó tatuado en mi mente y creo que hasta en mi alma. Es simplemente que no puedo sacarlo de mi mente y no sé cómo sobrellevar esos pensamientos con la idea de no estar con él realmente. Es simplemente que no puedo permitirme estar con alguien que no está realmente conmigo, a pesar de que me jura que no estuvo esa misma noche con esa mujer, yo no puedo evitar creer que sí, porque simple y sencillamente James Cook es un casanova, es un completo mujeriego que solo me buscó a mí por ser la chica c
Él se lleva las manos a la cabeza mientras se rasca su cabello en una evidente señal de frustración. Clara aparece con bebidas para ambos, las deja en el escritorio y se retira rápidamente al notar la tensión en el ambiente.—¿Estás… estás embarazada, Savannah? —mi respuesta es sonreír, pero él parece no gustarle—, no es nada gracioso, esto es serio.—Sí, sé que es algo serio. Es muy serio que tu padre prácticamente te venda a un hombre como si estuviéramos en los tiempos de la esclavitud —él suspira apenado bajando su cabeza, pero luego la levanta para verme.—Yo no te vendí, hija, no te obligué.—No, no lo hiciste, sé que no pusiste una puta arma en mi sien, pero sé que pusiste toda la responsabilidad sobre mí imponiéndome el hacer eso, el aceptar —me apresuro a contestar—, y lo más fuerte de todo esto es que no solo debo estar allá y coger con él con muy seguramente sabes.—¡Savannah! —exclama.—¡Papá, es así como debo hablarte! Es momento de que sepas la verdad; firmé un contrato,
El auto se detiene frente a una casa que parece de la realeza. Mi familia desde que tengo uso de razón tuvo dinero, pero nunca de esta forma, nunca de la forma en la que puedes vivir cinco años en Paris y una vida entera en Versalles en una casa que se asemeja a la de María Antonieta. Cuando nos bajamos un hombre nos saluda con amabilidad mientras recibe las maletas del chofer.—Savannah, él es Dorian, el encargado de la mansión —me lo presenta James.—Hola, Dorian —él me sonríe en respuesta mientras tiende su mano para luego alejarse con las maletas—. ¿Estoy bien? ¿me vestí bien? —le pregunto y él solo me toma de la cintura y me atrae hacia él.—Te ves preciosa… te amarán —me responde y luego me da un beso en la punta de la nariz para luego tomarme de la mano y llevarme hacia dentro de la casa.Dentro se ve todo como un palacio, con enormes candelabros, con pinturas en casi todas las paredes y con lujos en cada esquina. La primera en aparecer es la que creo es la madre de James con s
En cuanto entro a la casa ya las lágrimas han salido de mis ojos como un sunami, mientras camino tratando de despejar mi rostro de ella me golpeo contra un pecho duro. Al levantar mi rostro para disculparme noto que se trata de James. Él me ve llorando e inmediatamente coloca sus manos en mi rostro para inspeccionarme.—¿Estás bien? ¿qué te pasa? —de pronto alza su rostro hacia la ventana y luego su mandíbula se tensa—, ¿qué te dijo Laurent? ¿qué te dijo para que te pusieras así? —inquiere.—Nada que yo no supiera ya —le respondo luego de sorber mis mocos. Él frunce el ceño.—Savannah, él dirá y hará lo que sea para tener la empresa, te lo dije —me contesta.—No es solo él, James… —cuando estoy por continuar, Laurent pasa por nuestro lado y se aleja a lo que mi acompañante me toma de la mano y me lleva escaleras arriba.Llegamos a la que es nuestra habitación y entramos.—No quiero que nadie escuche nuestras conversaciones —responde antes de que yo pueda hacerle la pregunta.—No es so
Tuve que quedarme escuchando en completo silencio los gemidos de Hayley y los gruñidos de Laurent mientras tenían sexo a solo metros de mí. cuando acabaron, hui de allí lo más rápido posible y ahora busco desesperadamente a James por toda la casa, sin embargo, no logro localizarlo hasta que lo veo fumando un cigarrillo en el jardín trasero, justo donde Laurent lo hacía hace solo unas horas, está bien vestido y arreglado. En cuanto lo veo es como si el alma volviera a mi cuerpo ya que no dejo de sacarme de la mente las palabras de Laurent, “solo debo sacar a James del camino…” eso para mí tiene un significado muy, pero muy claro y debo decírselo cuanto antes al involucrado. Salgo al jardín abriendo la boca para decirle todo, pero debo frenar en seco cuando lo veo charlando con su madre, así que suspiro y me acerco a ellos tratando de verme más tranquila.—Hola, ¿me extrañaron? —saludo y ambos me miran en cuanto me escuchan—, salí con vida —decido bromear y ambos ríen.—Vaya, fue una ch
James.La veo salir del baño al tiempo que yo termino de lavar mis manos y no puedo parar de sonreír. Me acomodo el traje y la corbata luego de secar mis manos y cuando considero pertinente salgo del baño de damas cuidando de no ser visto. Cuando llego a la mesa todos parecen vernos, todos parecen suponer lo que hacíamos allá adentro, pero para mi sorpresa Savannah se encuentra muy cómoda así que me siento en la mesa junto a ella y llamo a la camarera que no para de lanzarme miradas provocadoras como si yo quisiera cogérmela. Le pido la cuenta y ella me la tiende, así que cancelo y tomo a Savannah de la mano mientras noto cómo sus mejillas se ponen coloradas, tal vez porque está recordando lo que acaba de pasar.Salimos del establecimiento ante la atenta mirada de todos y nos subimos al auto que nos espera afuera. En cuanto subimos noto que ella no me mira, pero no para de sonreír lo que inmediatamente me hace sonreír a mí.Me gusta Savannah por muchas cosas, me gusta porque tiene ese
Savannah.Esta vez se siente diferente volver a la universidad, es como si fuera mi primer día, pero en realidad solo vengo de haber estado en las vacaciones más extrañas de toda mi vida pues han pasado demasiadas cosas; en un momento perdemos casi por completa nuestra empresa y nos ahogamos en tantas deudas que el banco se nos lleva todas las cosas y al segundo yo firmo un contrato con un hombre que apenas conozco, pero que me ha revuelto todo el corazón en tan poco tiempo que parece imposible y difícil de creer, entonces definitivamente vuelvo cambiada a la universidad, vuelve una Savannah diferente que no tiene ni idea de cómo explicar todo lo que ha pasado y es difícil porque sé que lo primero que harán mis dos amigas es bombardearme con preguntas, tal como lo hicieron en el chat de grupo cuando subí a Instagram fotos en Versalles.Cuando llego a mi primera clase, me maldigo en mi interior al ver a Miranda y no a Zoe y es que no recordaba que esta clase la compartía con la amiga m