Valentino observaba por la ventana de la cabaña, la fuerte lluvia caía con fuerza sobre la montaña, siempre era así en esta época del año, durante cuatro años consecutivos había podido presenciar los avatares del clima en la zona, luego de ello, un intenso frío se apoderaba del ambiente, durando hasta la primera quincena de enero. Aunque para él todos los días eran iguales, no sentía diferencia entre uno y otro, desde que Macarena había muerto, el dolor, el desosiego, la tristeza, se había apoderado de su alma atribulada por la culpa, aunque intentaba cambiar de actitud, poder sentir esa felicidad de antaño, no
Macarena dio la vuelta en su gran cama, tratando de evadir el ruido que hacía su despertador, indicando que había llegado el momento de levantarse para ir a clases, estudiaba quinto año de bachillerato en el Colegio San Ignacio de Loyola, pero en verdad cada día se le hacía más difícil cumplir con su ritual de las mañanas, por más que trataba de abrir sus ojos, era un esfuerzo sobrehumano para ella, le costaba tanto, desistió de hacerlo, se colocó una almohada sobre su rostro y siguió durmiendo, prolongando todo lo posible levantarse.
Valentino iba con su padre dos vehículos detrás del carro donde iba su hermano menor, cuando lo vio impactar sobre un vehículo gris tipo sedán que se saltó la luz roja, todo sucedió en fracciones de segundo y sintió un sudor frío recorrer su cuerpo y el miedo lo atenazó, pero eso no evitó que dejara su vehículo parado en plena vía, y caminara hacía el lugar del impacto, mientras marcaba desde su celular al 911, pidiendo la llegada de Protección Civil y una ambulancia, se dirigió primero al carro de su hermano, quien por un milagro se encontraba bien, estaba consciente y aunque se veía muy golpeado, aparentemente las lesiones no eran graves le dijo—Gian Piero, por favor no te muevas hasta que lleguen los paramédicos y te atienden
UN AÑO DESPUÉSHabía pasado una semana, desde que habían acudido al cementerio con motivo del primer año del fallecimiento de su madre, le llevaron hortensias blancas y pasaron el día en el cementerio, le contaron como habían sobrellevado la vida desde su ausencia. Su padre se había negado a ir, nada había sido sencillo, pero tenían que continuar sus vidas. CAPÍTULO 4. EMPEZANDO OTRA VEZUn año y seis mesesLa lluvia caía torrencialmente en la ciudad, arrastrando consigo los desechos que habían dejado los comerciantes y la gente a su paso en las aceras, producto del ajetreado díCAPÍTULO 4. EMPEZANDO OTRA VEZ
Macarena no podía creer la escena que se estaba desarrollando frente a sus ojos, incluso nada la había preparado para esa situación. Allí frente a ella, estaba el chico que supuestamente estaba loco por ella, quien tenía más de ocho meses cortejándola para que aceptara ser su novia, y su hermana Meredith que parecía una perra en celo, teniendo sexo en la cocina, ¡Por Dios!, ni siquiera les importó que Melody, Rita y ella se encontraban en el departamento y que en cualquier momento podían salir a presenciar tan bochornosa situación. Estaba un poco nerviosa por lo que iba a hacer, pero no permitiría que se le reflejara, se había vestido con un pantalón azul marino, una camisa manga larga blanca de grandes bolsillos, abierta un poco más arriba de sus senos, calzados de tacones de color rosa viejo y cartera tipo sobre de color gris, con su cabello suelto cayendo en ondas, se veía espectacular. Rita le preparó el desayuno, ya se había recuperado de la gripe y tenía mejor semblante, no pudo comerse todo el desayuno a causa de los nervios. Entraron a la sala de reuniones, ya lo estaban esperando los diferentes gerentes de las diversas áreas que conformaban la empresa, informática, administración, recursos humanos, Ingeniería, producción, calidad, comercialización, materiales.—Buen día. El motivo de esta reunión es afinar detalles para la fabricaCAPÍTULO 6. POLÍGLOTA
CAPÍTULO 7. INICIO DE LA VENGANZA
Durante todo ese tiempo había surgido entre Valentino y ella una buena camaradería, ambos se adaptaron a un buen ritmo de trabajo, bromeaban, comían juntos, aunque a veces discutían y costaba que alguno diera su brazo a torcer, cuando eso sucedía la señora Andrade servía de referí, para evitar que ambos se descontrolaran, porque así fuese su jefe cuando Valentino no tenía la razón, Macarena se encargaba de hacérselo notar.Tambi&