Matías se había levantado temprano y se dirigía a la casa de Perla, había tratado de contactarla por correo, telefónicamente y no había podido dar con ella, incluso había llamado a su mejor amiga de la universidad Marbella, y no la había visto, no había ido el día anterior a clases, todos los intentos de ubicarla habían sido infructuosos, por lo cual decidió disfrazarse para poder ingresar a su casa y poder verla.
Estaba decidiendo que disfraz se pondría, para ingr
Matías se dirigió primero al cajetín de línea telefónica, nervioso de que fuera a ser descubierto, la abrió y desconectó varias líneas, dentro de ellas las correspondientes a la residencia del padre de Perla, después de ello se dirigió a la casa, estaba rodeada de los hombres de seguridad de Jacques. Estacionó el vehículo en la acera del frente y se bajó con un maletín donde tenía los equipos para la supuesta revisión de la línea telefónica, llegó a la entrada de la mansión y lo atendieron un par de guardias de seguridad —Buen día, señores—Saludó Matías.
Así pasó un par de días en que Macarena estuvo enferma, mientras Valentino la cuidaba. Incluso dejó de asistir al trabajo durante ese tiempo, llamó al médico de la familia, quien le mandó un tratamiento a Macarena para la gripe que había desencadenado su resfriado.Le hacía sopas y le daba de comer, le daba los medicamentos, le bajaba la fiebre o con pañitos húmedos en su frente o cuando sus temperaturas eran demasiadas altas la metía en la bañera hasta lograr controlar su fiebre. A veces ella deliraba, llamaba a su mamá y decía cosas que no comprendía c
Pasaron tres días sin que Valentino se apareciera por el departamento, sin embargo, ese día la chica que estaba quedándose hospedada, la interceptó y le dijo—Necesito conversar contigo Macarena.—No tengo absolutamente nada que hablar contigo—espetó seria.—Me llamo Martha, no soy la amante de Valentino, soy su prima por parte de madre, solo vine a pasar un par de días. Además soy su amiga y confidente desde que éramos niños, no tie
Luego de su declaración de culpabilidad, Meredith gritó —¡Es mentira! No hagas eso Macarena. Tú eres inocente, di la verdad, por favor—expresaba llorando, los guardias de la sala se acercaron y la sacaron—Él no vale la pena hermana, no dejes que su odio te afecte. Juro que te vas a arrepentir Valentino, de todo lo que estás haciéndole a Macarena.A Macarena la sentenciaron a dieciocho años de prisión. La trasladaron nuevamente a las instalaciones del cuerpo de criminalística, el inspector Oropeza utilizó todas las influencias que tenía a su alcance para que no la trasladaran a un centro penitenciario.
Cuando Valentino escuchó las palabras del inspector su dolor fue en aumento, sintió que perdía el aliento y que le faltaba aire, sentía que se ahogaba, se obligó a respirar haciéndolo profundamente, tratando de captar el mayor aire y con una voz de angustia expresó —Eso no puede ser verdad, Macarena no pudo haber estado embarazada— al momento recordó la vez que habían tenido sexo sin protección, él le había comprado la pastilla del día después para que se la tomara, también le había dicho duras palabras diciendo que preferiría no tener ningún hijo que tenerlo con ella, no veía ning&uac
Valentino llegó a su apartamento hizo sus maletas, no incluyó muchas cosas, no tenía sentido, solo usaría lo estrictamente necesario. Revisó los objetos que había dejado Macarena antes de que se la llevaran detenida.De inmediato a su mente acudieron los recuerdos de ese día, sintió su corazón encogerse, se recostó en la cama que ocupaba en la habitación de huésped, debajo de la almohada encontró una bata de ella, la abrazó y empezó a llorar, dejo que las lágrimas corrieran libre por su rostro, sus heridas eran profundas, decían que llorar equilib
Valentino observaba por la ventana de la cabaña, la fuerte lluvia caía con fuerza sobre la montaña, siempre era así en esta época del año, durante cuatro años consecutivos había podido presenciar los avatares del clima en la zona, luego de ello, un intenso frío se apoderaba del ambiente, durando hasta la primera quincena de enero. Aunque para él todos los días eran iguales, no sentía diferencia entre uno y otro, desde que Macarena había muerto, el dolor, el desosiego, la tristeza, se había apoderado de su alma atribulada por la culpa, aunque intentaba cambiar de actitud, poder sentir esa felicidad de antaño, no
Macarena dio la vuelta en su gran cama, tratando de evadir el ruido que hacía su despertador, indicando que había llegado el momento de levantarse para ir a clases, estudiaba quinto año de bachillerato en el Colegio San Ignacio de Loyola, pero en verdad cada día se le hacía más difícil cumplir con su ritual de las mañanas, por más que trataba de abrir sus ojos, era un esfuerzo sobrehumano para ella, le costaba tanto, desistió de hacerlo, se colocó una almohada sobre su rostro y siguió durmiendo, prolongando todo lo posible levantarse.