Oliver

—Estás segura que sabes a dónde vamos —cuestiono a Luisa.

El lugar en donde estamos es un almacén antiguo, con muchos pasillos parecidos entre sí. Me esfuerzo por recordar cada uno de los movimientos que hacemos y vueltas.

En algún momento voy a necesitar salir de aquí y esta información puede ser muy útil.

Al lado izquierdo identifico una salida que está flanqueada por dos guardias bien armados.

—Sí —la voz pastosa de Luisa me indica que el alcohol ya hizo su trabajo y ella está bastante afectada— no te preocupes mi amor es aquí.

Abre una puerta y me encuentro con Solórzano sentado en una silla con todo el cuerpo completamente lleno de heridas y moretones, sangre corriendo por su cuerpo.

La tortura que ha sufrido llega a tal grado, que ya no puede sostener su cabeza y está caída para el frente.

—Mis chicos han estado entretenidos con él — Luisa comienza a reírse traviesamente— si quieres puedes hacerlo tú también mira… —Ella levanta una mano y el único guardia que está cuidan