—Ahora Grayson Cole ha vuelto. Tú no necesitas más opciones. — Mi mandíbula cae, pero ella continúa —. Debí haberlo invitado a almorzar. Ruby, ¿por qué no me lo recordaste?Estoy balbuceando, tratando de cubrirme, y mi mejor amiga ni siquiera se detiene.—Lo invitaré la próxima vez. — Ruby mete otra albóndiga en su boca —. Mientras tanto, más para mí.—Tal vez sea bueno que tengas un propósito en tu vida. si nunca vas a ser una esposa. — La Sra. Banks, sacude la cabeza, comiendo delicadamente la mitad de su segunda albóndiga.Yo voy por mi tercera.—Ella está siguiendo los pasos de su padre, ¿no cree? La Sra. B sigue adelante, ignorándome.—Aún así, no sé cómo vas a ayudar a Darlene Holt. Se acuesta con todos los hombres que conoce. Y Riley Sturgiss es el mayor mentiroso del condado de St. Stephen. Posiblemente de todo el estado. Su familia necesita volver a dondequiera que sea. — Ella sacude su casco de cabello oscuro —. ¿Cómo ayudas a gente así?—Se llama comportamiento compulsiv
GRAYNota mental: La próxima vez que no puedas dormir, no vuelvasa ir a the Red Cat y dejes que Dagwood te compre whisky durante toda la noche.Mi cabeza late como un yunque cuando finalmente abro los ojos. Mi lengua se pega al paladar, y el sol que fluye a través de las persianas es como un láser que corta mi cerebro por la mitad.—Jesús —gimo, moviéndome lentamente hacia la cocina.Tomo unas cuantas pastillas de ibuprofeno y saco el jugo de naranja de la nevera. Bebo lentamente y espero mientras el café gotea. Mi teléfono está sobre el mostrador en silencio, burlándose de mí con pensamientos de Drew.Abandoné The Red Cat con buenas intenciones de dejar el Jaguar en casa de Drew y luego volver aquí y dormir. No esperaba permanecer allí de pie en su entrada, mirando esa casa y queriendo enviarle un mensaje de texto. Sabiendo que estaba tan cerca, mis dedos se curvaron por la necesidad de tocarla. Quería oír su voz.Me dije a mí mismo que era demasiado tarde, pero cuando volví a mi ca
Lentamente nos recuperamos, saco el pulgar, moviendo la palma de mi mano hacia su vientre plano. La jalo suavemente hacia mí, conmigo todavía dentro de ella, rodamos hacia un lado sobre las suaves mantas. Su cabeza descansa en mi bíceps, y yo sostengo sus hermosos hombros. Mi otro brazo está asegurado alrededor de su cintura, sujetándola hacia mí. Nuestras mejillas se tocan. Su cuerpo encaja tan perfectamente contra el mío.Doy otro empujoncito, y ella exhala ruidosamente. Hace otro movimiento contra mi pelvis en respuesta, y es otra pequeña descarga.—Te sientes como en el cielo — murmuro, besando un lado de su mandíbula, moviéndome detrás de su oreja. Ella hace un pequeño chillido y se estremece en mis brazos. Me hace reír.—Nunca quiero dejarte ir. — Inhalo lentamente su olor, calor, flores, jabón.Su mano se desliza sobre la mía en su estómago.—Entonces no lo hagas.No lo haré… Puede que ella misma me diga que me vaya, pero nunca dejaré a Drew Harris voluntariamente.Sus dedos
GRAYLa bujía oxidada no se mueve. La balanceo suavemente de un ladoa otro, dejando que el aceite penetrante que Billy vertió ayer se filtre en las ranuras. Estoy concentrado, haciendo mi mejor esfuerzo para no romperlas, haciendo mi mejor esfuerzo para no dejar que mis pensamientos vayan en un bucle.Mi sueño de anoche sigue resurgiendo en mi mente. Sigo viendo los ojos de ese tipo, el odio que centellea en ellos. Veo esa pistola apuntándome a la cara, y a continuación, siento el terror de saber que Drew está dormida detrás de mí, vulnerable.Jesús. Me concentro en mi tarea. El sueño no era real.—Sí, yo tampoco pude quitarlo anoche.—¡Mierda! — Tiro la llave inglesa al escuchar la voz de Billy. Mi corazón se acelera, y una gota de sudor se desliza por mi mejilla. Ni siquiera hace calor aquí.—¡Oye, lo siento! — Él levanta las dos manos como si yo hubiera sacado un arma —. Creí que me habías oído entrar.—No te me acerques así. — Doy un paso atrás, usando la toalla de la tienda
GRAYEl Jaguar está como nuevo. El motor está restaurado, y cuando lorecojo después de comprar neumáticos nuevos, Gray retrocede mirándolo con orgullo.—Uno de los sueños de mi infancia hecho realidad.—¿Uno?Él me guiña el ojo.—Tengo algunos más en los que aún estoy trabajando.La felicidad chispea en mi estómago. No puedo esperar hasta el viernes.—Tal vez puedas conducirlo en nuestra cita. — Cuando cojo las llaves del auto, me inclino hacia él un poco demasiado cerca.Él aprovecha y me da un beso en los labios. Demasiado breve para mí gusto.—El repartidor acaba de dejar estos filtros de aceite. —Billy pasa por nuestro lado, sosteniendo sobre su cabeza un artilugio negro con pliegues blancos de acordeón alrededor —. Llamaré a tu amiga y le diré que vuelva mañana.Exhalo un gruñido silencioso.Gray me sonríe y sacude la cabeza.—Voy a dejar que Billy se encargue de eso.—Él parece que está muy entusiasmado con el trabajo. Con la punta de su dedo, toca el lado de mi nariz.—Ned d
GRAY—Llegaste justo a tiempo. — Chuck Hopper camina alrededor deuna pila de chatarra hasta el viejo y oxidado Chevy Bel Air —. Un tipo de Atlanta acaba de llamar. Dijo que lo necesitaba para una película. Ofreció tres veces más de lo que tú pagas.No estoy seguro de qué decir a eso. No tengo ni idea de si Taylor está dispuesto a pagar más por la pieza.—Gracias por guardármelo.—Soy un hombre de palabra. — Se estira, rascándose el vientre de gran tamaño a través del tanque de color blanco amarillento que se extiende sobre él.—Puedo traer mi camioneta y cargar lo que necesito.—Avísame cuando termines, y podremos tasarlo por pieza.Paso las siguientes horas con mis herramientas destripando el viejo montón. Por lo que Billy y yo sabemos, Taylor mantuvo su auto al día. Aún así, no hemos revisado todo.Es tarde cuando termino. Chuck tiene un trozo de puro en la comisura de la boca y su rostro está rojo y sudoroso.—Veamos. — Mira la cajuela de mi camioneta. Yo también estoy a
—¡La Wild Mouse es mi montaña rusa favorita! — Me arrastra hasta el coche de atrás, y nos subimos, bajando la barra sobre nuestro regazo—Ni siquiera tiene correas para los hombros, — me quejo tratando de empujar la barra hacia abajo, sobre nuestras piernas, tanto como me sea posible.—No seas un bebé, — ella se burla mientras nos movemos hacia adelante, yendo directamente a la subida cuesta arriba.—Si esta cosa se sale de los rieles, te culpo a ti.No tenemos oportunidad de decir nada más. Las manos de Drew están sobre su cabeza, y sus ojos cerrados cuando bajamos la pendiente. Ella grita, y yo sonrío observándola. El viento atrapa su falda y se levanta, yo deslizo mi mano entre sus suaves muslos.Ella grita más, poniendo una mano sobre la mía mientras mantiene la otra en el aire. Mientras nos movemos curva tras curva, deslizo mi dedo hacia arriba y abajo por su húmeda abertura a través de sus bragas hasta que siento que sus muslos tiemblan.Cuando terminamos el recorrido, ella s
DREWGray me deja en la puerta de mi casa, con un beso y un largoabrazo. Intento hacer que entre, pero sé que no lo hará.—Te veré mañana, Drew baby. — Me besa de nuevo, su lengua se enrosca suavemente con la mía, incendiando mis bragas a pesar de mi corazón apesadumbrado.—En la cena del viernes, — le recuerdo.Él sólo asiente con la cabeza, con un leve gesto de dolor y nubes de tormenta llenan sus ojos azules.Caminando lentamente hacia mi dormitorio, me siento en mi cama, colocando mi bolso sobre mi regazo. Abriéndolo, busco hasta encontrar el viejo recuerdo que quería mostrarle esta noche. Lo había cargado todo el tiempo, esperando el momento adecuado.Es el posavasos de nuestra última noche en la casa del lago. El que él firmó.Los años ha amarilleado el papel, y los bordes están deshilachados, pero la escritura es oscura y permanente. Las palabras son un voto indeleble que nunca he dejado ir.A lo largo de sus años en el desierto, durante todo ese año oscuro, cuando él desapare