—¡La Wild Mouse es mi montaña rusa favorita! — Me arrastra hasta el coche de atrás, y nos subimos, bajando la barra sobre nuestro regazo—Ni siquiera tiene correas para los hombros, — me quejo tratando de empujar la barra hacia abajo, sobre nuestras piernas, tanto como me sea posible.—No seas un bebé, — ella se burla mientras nos movemos hacia adelante, yendo directamente a la subida cuesta arriba.—Si esta cosa se sale de los rieles, te culpo a ti.No tenemos oportunidad de decir nada más. Las manos de Drew están sobre su cabeza, y sus ojos cerrados cuando bajamos la pendiente. Ella grita, y yo sonrío observándola. El viento atrapa su falda y se levanta, yo deslizo mi mano entre sus suaves muslos.Ella grita más, poniendo una mano sobre la mía mientras mantiene la otra en el aire. Mientras nos movemos curva tras curva, deslizo mi dedo hacia arriba y abajo por su húmeda abertura a través de sus bragas hasta que siento que sus muslos tiemblan.Cuando terminamos el recorrido, ella s
DREWGray me deja en la puerta de mi casa, con un beso y un largoabrazo. Intento hacer que entre, pero sé que no lo hará.—Te veré mañana, Drew baby. — Me besa de nuevo, su lengua se enrosca suavemente con la mía, incendiando mis bragas a pesar de mi corazón apesadumbrado.—En la cena del viernes, — le recuerdo.Él sólo asiente con la cabeza, con un leve gesto de dolor y nubes de tormenta llenan sus ojos azules.Caminando lentamente hacia mi dormitorio, me siento en mi cama, colocando mi bolso sobre mi regazo. Abriéndolo, busco hasta encontrar el viejo recuerdo que quería mostrarle esta noche. Lo había cargado todo el tiempo, esperando el momento adecuado.Es el posavasos de nuestra última noche en la casa del lago. El que él firmó.Los años ha amarilleado el papel, y los bordes están deshilachados, pero la escritura es oscura y permanente. Las palabras son un voto indeleble que nunca he dejado ir.A lo largo de sus años en el desierto, durante todo ese año oscuro, cuando él desapare
DREWGray me deja en la puerta de mi casa, con un beso y un largoabrazo. Intento hacer que entre, pero sé que no lo hará.—Te veré mañana, Drew baby. — Me besa de nuevo, su lengua se enrosca suavemente con la mía, incendiando mis bragas a pesar de mi corazón apesadumbrado.—En la cena del viernes, — le recuerdo.Él sólo asiente con la cabeza, con un leve gesto de dolor y nubes de tormenta llenan sus ojos azules.Caminando lentamente hacia mi dormitorio, me siento en mi cama, colocando mi bolso sobre mi regazo. Abriéndolo, busco hasta encontrar el viejo recuerdo que quería mostrarle esta noche. Lo había cargado todo el tiempo, esperando el momento adecuado.Es el posavasos de nuestra última noche en la casa del lago. El que él firmó.Los años ha amarilleado el papel, y los bordes están deshilachados, pero la escritura es oscura y permanente. Las palabras son un voto indeleble que nunca he dejado ir.A lo largo de sus años en el desierto, durante todo ese año oscuro, cuando él desapare
Me levanto y sujeto su brazo.—Quiero que le des una oportunidad. Era el mejor amigo de Danny.Nuestros ojos chocan, y veo turbulencias arremolinándose en los suyos. No sé por qué responde así, pero no dejaré que arruine mis planes para cenar.—Por favor, papá.Es lo último que oye de mí antes de darse la vuelta y salir de la cocina.*****Por segunda vez en esta semana, estoy de pie frente a la mansiónHarris, mirando hacia la enorme entrada blanca.No es tan tarde esta vez, y mientras espero a que alguien abra la puerta, mis ojos se posan sobre la madera seca y podrida que se encuentra en la esquina superior izquierda. Levantando mi mirada hacia una enorme ventana veo que la persiana de madera es el hogar de un nido de pájaros.Una grieta corre en una línea zigzag a lo largo del ladrillo en el exterior, y algo acerca de notar estas pequeñas grietas e imperfecciones activa esa actitud protectora en mí. Quiero sacar a Drew de este lugar…¿Qué derecho tengo de considerar este pensa
Ella parpadea rápidamente.—Dotty dijo que ustedes dos tuvieron una pelea…No me molesto en preguntar cómo lo sabe. Sabía que cuándo se lo dije a Dag, él repetiría cada palabra.Así que sólo se lo digo.—A veces cuando te toco... — Trago el dolor de mi garganta —.Cuando te abrazo, recuerdo sus palabras, mi ira.—Nunca conseguiste un cierre, — su voz es de súplica. —Es entendible.El último clavo en mi ataúd, es hora de decirlo.—Yo conducía el camión, Drew. — Mi voz es tranquila, su cabeza se inclina hacia un lado. Me hace pensar en un pajarito que se rompe fácilmente.—¿Qué?Aclarando mi garganta, lo digo más fuerte.—Yo conducía el camión. Estaba al
Llega el domingo y aún no encuentro a Gray.Mi papá está encerrado en su habitación, pero es difícil para mí preocuparme por él. Sé que debería tratar de preocuparme. Sé que él está enfermo y roto, pero no puedo perdonar lo que le dijo a Gray. No puedo dejar de lado mi ira.Cuando Gray se fue, traté de llamarlo, pero mis llamadas fueron al buzón de voz. Me metí en el auto y conduje hasta el taller, pero él no estaba allí. Conduje por toda la ciudad, pero él no estaba en ningún lugar de Oakville.Durante dos días he estado llamando y enviando mensajes de texto. Sólo tuve una respuesta, anoche por la noche.Gray: Tengo que irme, Drew baby. Cuida de tu padre. Ayúdalo como siempre quisiste hacer.Por supuesto, le respondí en cuanto vi el mensaje.Yo: Por favor, vuelve. Déjame ayudarte.Él nunca respondió.Para el lunes por la mañana, mi corazón está en mi garganta y la culpa pesa sobre mis hombros. Finalmente irrumpo en la habitación de mi padre, y las botellas de whisky están esparcidas
GRAY—Ella está en paz. Es lo mejor que podemos esperar al final. —La hermana Constance está a mi lado, viendo a la tía Genevieve entrar y salir de la consciencia.Le doy una tensa sonrisa, mientras la anciana vacila entre esta vida y lo que venga después.Mi pecho sigue abierto y sangrando por la laceración verbal en la casa de Drew. Me fui sabiendo que cada palabra que Carl Harris dijo era verdad. Las lágrimas de Drew zumbando en mis oídos eran como sal en mis heridas. Quería abrazarla, consolarla, pero sabía que su padre tenía razón. Sólo le causaría dolor.A mitad de mi camino hacia el taller, sonó mi teléfono. La hermana Constance dijo que debería volver a Dover lo antes posible. Mi tía se estaba muriendo. Su salud se habí
DREWTrasladaron a mi padre a un asilo de ancianos. Su médica dijo queel daño no fue tan grande como ella temía, pero espera que, al mantenerlo en un ambiente controlado, puedan ayudarlo con su adicción.Hablando de ayuda, tuve que volver al trabajo. Después de estar fuera una semana, veo que Ruby tiene razón. Aunque Hunter todavía está seguro de que el gobierno está interviniendo todos nuestros teléfonos y que el actual presidente está canalizando a Richard Nixon, su amistad con Sylvia Green parece haberle dado un nuevo enfoque para su vida.Miro hacia abajo a mis notas pasadas en la pantalla de la computadora mientras él me cuenta sobre sus hazañas en la ciudad, y no puedo evitar una triste sonrisa. Levantando mi pluma, escribo l