—Supongo que no será la primera vez que te pase, también he tenido problemas para conciliar el sueño, quizás debas evaluar más tu descanso, puede que no estés durmiendo las horas necesarias o no te alimentes saludable, mira todo el panorama antes de preocuparte en demasía, lo importante es que tú estás bien cariño, ¿Por casualidad se lo has comentado a Tiziano? —No estoy bien, mamá. Ciertamente solo es una pesadilla, pero me pone mal y no dejo de pensar en ello todo el día —bufó —. A Tiziano todavía no se lo comento, no vaya a ser que me señale o me diga que perdí la cabeza. —Hablemos de otro tema. ¿Tiziano es más amable contigo? —¿Qué quieres decirme? Porque en primer lugar nunca tuvo ni una pizca de amabilidad conmigo, si bien es cierto que evidencio avances en su manera de tratarme, esto no deja de ser un matrimonio ridículo. ¿Mi padre y tú están bien con todas las propiedades y el dinero que recibieron? De todo corazón espero que lo disfruten. —¿Estás siendo sarcástica ahora m
—¿Por qué tienes esa cara mujer? —Jarek, lo siento mucho pero en este momento no estoy de humor, te dejé la comida en el horno, me iré a la cama —pasó por su lado y él la detuvo por el antebrazo evitando que se marchara del todo. Se quedó mirando el agarre y en el intento por sacudirse solo consiguió que él atenazara con más fuerza. —Aleska, te pediré que ya dejes de pensar en todo ese asunto, no tiene caso es un sin sentido, ¿cuándo lo vas a comprender? creí que fui lo suficientemente claro contigo, pero veo que no es así.—Jarek, si me enamoré de ti, es porque fuiste un hombre de buen corazón. Ya no estoy segura de mis palabras, has pensado todo este tiempo en conseguir algo a través de nuestra hija. O tal vez debería decir de mi hija. Ella parece estar recordando cosas y me dijo que no ha podido dormir a gusto, tiene pesadillas... todo se relaciona con el pasado, te lo dije, mencioné que esto podría pasar, eso es justamente lo que ocurre. Él hombre sacudió la cabeza. —¿Debería
Leandro estaba sentado en su oficina, rodeado de papeles y contratos, pero su mente estaba en otro lugar. Pensaba en Milenka, su esposa por contrato, y los problemas que habían surgido entre ellos. Trataba de centrarse en su trabajo, pero la confusión que sentía no le permitía hacerlo.Trató de convencerse todo ese tiempo que se había casado con Milenka para salvarse de un matrimonio terrible, pero ahora no sabía si sus sentimientos eran reales o solo una ilusión. Se preguntaba si estaba enamorándose de ella, o si solo era algo pasajero. Justo en ese momento, la asistente se asomó por la puerta y le avisó de la llegada de su padre, lo que faltaba, Leandro se preparó para recibir a su progenitor, sabía que tenía que ser cuidadoso con él. Sinceramente prefería que no apareciera por allí, pero él no podía impedirle que fuera. Mientras esperaba a que llegara, seguía perdido en sus pensamientos. Se preguntaba cómo resolver los problemas con Milenka, cómo hacerle saber sus sentimientos.
Y esa noche, algo en el aire cambió.—Oye, ¿te importaría si hablamos un momento? —preguntó Leandro, deteniéndose en el pasillo.Ella se le quedó mirando con los ojos de par en par, sin saber qué era lo que debía conversar con ella. Mentía sí decía no estar nerviosa, porque en realidad era un manojo de nervios. —Claro, ¿de qué quieres hablar? —susurró Milenka, tratando de no demostrar lo nerviosa que estaba.—Ya no puedo ocultarlo, es imposible... últimamente he estado pensando mucho en nosotros —confesó Leandro.—No, por favor. Ya sé perfectamente cuál es mi lugar aquí, no pretendo cambiar los planes o el propósito desde el principio... es comprensible que todo esto de nuestra relación se limite a lo contractual nada más. Me iré a dormir. —Aguarda —atrapó con dulzura su antebrazo —. Me gusta pasar tiempo contigo y creo que eres una persona maravillosa. No quiero que todo esto sea solo un acuerdo. ¿Entiendes? Sé muy bien lo que te dije el otro día y solo pensé que estaba haciendo lo
Milenka se despertó temprano en la mañana con la sensación de que algo no estaba bien. Se levantó lentamente, preguntándose por qué se sentía así. Hizo su rutina matutina y se preparó para su cita médica. Se vistió con cuidado, eligiendo algo cómodo y casual. Tenía una cita importante hoy con su médico para ver cómo estaban sus bebés. La emoción que sentía por sus hijos no tenía límites.Aunque el miedo se apoderaba cada cierto tiempo. Milenka estaba más aliviada porque su relación con Leandro se transformó, cambió para bien. Cuando Milenka estaba a punto de salir de la casa, Leandro la detuvo.—¿Vas a la clínica pero no pensabas decirme nada? Milenka, recuerda que yo también soy parte de todo el proceso y te acompañaré, no importa si tengo mucho trabajo por hacer. —Justamente por eso no te quería informar, ya que tienes bastantes pendientes por cumplir. Y no quería quitarte tiempo de tu agenda laboral —chasqueó la lengua, a lo que él negó con la cabeza y acarició con sutileza sus
Sara estaba aburrida. A pesar de que estaba rodeada de lujo y comodidades, la joven se encontraba perdida en sus pensamientos. Desde que se mudó a la mansión, se había sentido atrapada en una especie de prisión dorada. Ciertamente Tiziano tenía el deber de trabajar a atender sus negocios y no dejarlos al descuido. Sin embargo ahora pasaba más tiempo afuera. Siempre estaba ocupado y Sara se sentía sola y abandonada.Recorriendo las habitaciones de la mansión, Sara se preguntaba cuándo podría empezar a ir a la universidad. Ahora sentía que estaba más que preparada para retomar sus estudios, incluso aunque fuera en un país diferente. Sin embargo, sabía que era un asunto que debía discutir con su marido, ya que él era quien controlaba todo en su vida.Chasqueó la lengua. Lamentablemente perdió la libertad de hacer la elección por su cuenta, fue decidida a convertirse en una esposa rebelde pero estrepitosamente fracasó y ahora solo estaba resignada a sabiendas de que no iba a conseguir
Leandro caminó hacia la mesa donde Erika estaba sentada, con la vista fija en ella. La mala Erika se encontraba sola en el lugar, no había ningún reportero con ella. Leandro la miró con el ceño fruncido y un evidente enojo en su expresión.—¿Qué haces aquí, Erika? ¿Dónde está el reportero que dijiste que te acompañaba? —cuestionó Leandro en tono acusatorio.—No pude traerlo, pero necesito hablar contigo —respondió ella con una voz serena, aunque su mirada escondía un poco de nerviosismo.Leandro no confiaba en ella y su presencia allí lo ponía en guardia.—¿De qué quieres hablar? Ya sé de qué vas... ¿no te vas a rendir? —resopló, escéptico.—No quiero, hablaré de la verdad, solo creí que sería bueno darte una oportunidad , ya sabes... —contestó Erika, con determinación —. Quiero que se sepa la verdad sobre tu relación con Milenka y la paternidad de sus hijos.Leandro sintió una furia incontrolable. ¿Cómo se atrevía ella a hablar de una situación tan delicada en público?—Eso es un asu
Leandro conducía su auto por las congestionadas calles de la ciudad, tratando de llegar al trabajo lo más pronto posible. De repente, sonó su teléfono móvil, interrumpiendo las canciones que escuchaba por la radio. Con un suspiro de frustración, miró la pantalla y vio el nombre de su padre parpadeando en ella.Lo que faltaba. Como si no tuviera suficiente con todo lo que estaba ocurriendo, ahora su padre lo contactaba. ¡Por supuesto no era para nada bueno! Tenía ganas de dejar el teléfono y no tomarse la llamada, pero sabía que terminaría llenando a su progenitor de coraje, lo que sería peor. —¿Qué quieres papá? —inquirió con cierto fastidio al contestar la llamada.—Hijo, tengo una reunión importante esta tarde que se corrió de fecha y necesito que estés presente en ella —explicó Renard con seriedad.Cuando Renard le dio el lugar a su hijo dentro de la compañía; él pensó que su padre no iba a interferir con sus decisiones y mucho menos se iba a interponer a lo que decidiera, pero