El aeropuerto estaba lleno de gente, con el sonido constante de anuncios de vuelos y el ruido del equipaje rodando por el suelo. Las luces brillantes iluminaban el área de embarque mientras las personas corrían de un lado a otro, tratando de llegar a sus vuelos a tiempo. Sin embargo, para Milenka y Sara, todo parecía estar en silencio y en cámara lenta. La tristeza y el dolor de la despedida llenaron el aire, creando una atmósfera cargada de emociones. A pesar del bullicio del aeropuerto, todo parecía estar en calma mientras las dos amigas se abrazaban por última vez antes de separarse.Milenka abrazó fuertemente a Sara mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. —No quiero irme —sollozó —. No quiero alejarme de ti. Sara también estaba llorando, sintiendo el dolor de la separación. Se tomaron de las manos mientras caminaban hacia la puerta de embarque.—Te extrañaré mucho —dijo Milenka con voz temblorosa. —Yo también te extrañaré —aseguró Sara con tristeza. Se abrazaron una v
Sara llegó a Italia con una sensación de desesperación. No quería casarse con Tiziano, el hombre al que sus padres habían elegido para ella. Pero no tenía elección, su padre acabaría dejándola sin herencia, y no quería eso para ella. El primer encuentro con Tiziano fue un choque de personalidades. Él era dominante y le dio varias reglas que debía cumplir. Sara no se quedó callada y replicó molesta por sus demandas.— Deberás vestirte adecuadamente en todo momento —dijo Tiziano con voz firme—. No quiero que llames la atención de otros hombres.Sara lo miró incrédula. ¿Cómo podía él decirle cómo vestirse? Ella era una mujer independiente que tomaba sus propias decisiones.—No pienso vestirme como si fuera una monja —respondió Sara con tono desafiante.—No me importa cómo te vistas siempre y cuando respetes mi autoridad —dijo Tiziano mientras la miraba fijamente.Sara sintió un escalofrío en la espalda. ¿Qué tipo de hombre era este? ¿Por qué tenía que obedecerlo?—También debes saber qu
2 Meses después...Milenka se levantó de su silla y caminó hacia la ventana, admirando la vista del paisaje invernal que se extendía ante ella. El aire frío se colaba por las rendijas, pero ella estaba cómodamente abrigada en su casa, con una taza de chocolate caliente en sus manos.Mientras tanto, Leandro estaba en su oficina, concentrado en los detalles finales de un nuevo proyecto que tenía entre manos. De repente, sonó su teléfono y vio que era el padre de Erika quien lo llamaba. Al contestar, notó que el tono del hombre era molesto y acusatorio.Lo que faltaba, hace mucho que no tenía comunicación con el hombre, ¿por qué Remi lo estaba llamando?—Pensé que eras un hombre de palabra —expresó el padre de Erika con voz ronca, también había un vestigio de que se encontraba ebrio —. Pero nos has traicionado al casarte con otra persona y dejaste a mi hija humillada ante todos nuestros conocidos. ¿No es eso cruel? Leandro se quedó en silencio por un momento, tratando de encontrar las pa
Leandro abrió los ojos y sintió un dolor de cabeza intenso. Trató de recordar lo que había pasado la noche anterior, pero todo estaba borroso. De repente, recordó que había bebido demasiado en el bar después de la discusión con su padre por el proyecto. Y se sentó en la cama, se llevó las manos a la cabeza, tratando de aliviar el dolor. En ese momento, Milenka entró en la habitación con una bandeja de desayuno y una sonrisa en su rostro.—Buenos días, ¿cómo te sientes? —dijo Milenka mientras colocaba la bandeja sobre la cama—. Imagino que con dolor de cabeza. —Así es, me duele mucho la cabeza —pronunció con voz ronca. Leandro tomó las pastillas de Tylenol que le ofrecía Milenka agradecido y bebió el agua.—Claro, es normal después de beber tanto —susurró mientras le acariciaba el cabello con ternura—. Pero deberías descansar un poco más antes de levantarte.Leandro se acurrucó bajo las sábanas mientras Milenka le acariciaba el cabello con ternura. El ambiente era cálido y tranquilo,
Leandro y Remi estaban en la oficina, discutiendo sobre un nuevo proyecto que estaban planeando. Leandro todavía seguía un poco enfadado con su padre después del inconveniente que surgió entre ambos, aún así, accedió a trabajar en en algo nuevo.Cada tanto miraba a su padre. Remi parecía preocupado.—¿Qué te parece el proyecto, papá? —Es una buena idea, pero creo que necesitamos más tiempo para planificarlo adecuadamente —admitió Remi, exhalando. Justo en ese momento, la secretaria de Leandro, entró en la oficina. —Lamento mucho la interrupción, sin embargo necesito anunciar que tiene una visita —expresó sin dejar de ver a Leandro. Antes de que su secretaria pudiera explicar que se trataba de Erika, la mujer hizo actos de presencia. Leandro se sorprendió al ver a Erika entrar en la oficina. Después de todo no estaba tomando en cuenta lo que le dijo la última vez sobre no querer verla nunca más. —Es un despacho que te caracteriza... —comenzó diciendo Erika con una sonrisa —. He v
Ese mismo día Milenka recibió una pequeña cajita, descubrió en el interior un perfume de notas florales y quedó encantada. "Porque también eres un flor, que incluso durante el crudo invierno, no se marchita". Era de Leandro para ella. No se lo esperaba. Así que no esperó para usarlo, cuando llegara su marido, le comentaría lo mucho que le encantó. Olía tan bien. ¿Debía darle las gracias de alguna manera? Ya se lo estaba pensando. Una sonrisita volvió a adornar su boca. (...)Milenka se encontraba en su habitación, mirando por la ventana, cuando sonó el teléfono. Era su madre, alguien con quien no había hablado desde hace varios meses. Notó un tono diferente en la voz de su madre, algo que no había escuchado desde hace mucho tiempo. Su madre le pidió que fuera a casa para comer juntas y Milenka, estaba sorprendida y un poco confundida.—Mamá...—Lo sé, lamento mucho no haberme comunicado contigo antes, todo este tiempo nunca dejé de comentarle a tu padre nada, él sabe que estás
Milenka empezó a prepararse para ir a casa de sus padres. Se puso su mejor ropa y trató de controlar sus nervios. A pesar de que pensó en usar un poco de perfume, se olvidó al final. Sin embargo durante el trayecto a casa de sus padres, recordó el regalo y que aún no le agradecía. —Leandro, gracias por el perfume. El suspiró. —No hay de qué. Me alegra que te haya gustado —emitió cariñoso, a lo que ella sonrió. Cuando llegó a la casa de sus padres, su madre la recibió con un abrazo cálido y una sonrisa sincera.Su madre estaba sorprendida por lo enorme que tenía la barriga, sí que el tiempo pasó de volada. Ya casi cinco meses de embarazo tenía Milenka. La joven no quería ponerse a llorar, pero contenerse estaba siendo demasiado difícil, luego de eso su progenitora se dirigió a Leandro, y esbozó una sonrisa afable.—Bienvenido, Montavani —le tendió la mano para que la tomara, a modo de saludo. —Señora Wagner, me alegra verle otra vez. Durante la comida, Milenka se sintió un poc
Milenka abrió los ojos lentamente y se encontró con el sereno rostro de Leandro. Por un momento, se quedó sin aliento, perpleja por la belleza del hombre que tenía delante de ella. Permaneció mirándolo fijamente, admirando su mandíbula perfectamente tallada y sus facciones delineadas con perfección. ¿Por qué tenía que ser tan apuesto? Eso la ponía nerviosa. Seguía sintiendo que su corazón iba muy rápido. De repente, recordó el beso que habían compartido la noche anterior y su corazón empezó a latir más veloz. Se sonrojó al pensar en ello y se preguntó cómo había sucedido todo. Pero también sintió una extraña sensación de felicidad al recordar lo apasionado y dulce que había sido ese momento.Leandro abrió los ojos y la miró con una sonrisa en los labios. —Buenos días, ¿te has despertando tan pronto? Milenka se sonrojó aún más al saberse en la misma cama que él. —Buenos días —susurró tímidamente.Leandro se acercó a ella y le dio un beso suave en la mejilla. Milenka sintió un cosqu