PARTE UNO: LA TRAICIÓN
CAPÍTULO DOS
Victoria cayó al suelo sin más fuerzas. Esas palabras estaban entrando como dagas en su corazón que la estaban haciendo morir lenta y desesperadamente.
—Eres igual a tu padre, siempre yendo por el mundo pensando que el mundo les pertenece, siempre creyendo ser mejores, no tienes nada Victoria, me casé contigo porque era lo que más convenía si quería seguir adelante con estas empresas que se han aliado a ti.
— ¡No te atrevas a hablar de mi padre, imbécil!
Rosario rió al momento. Esa escena de ver a su amiga tan destrozada como siempre soñó le estaba dando el placer que nada en la vida le había dado antes.
— ¿Por qué no va a hablar de tu padre, estúpida? Tu padre también era un maldito imbécil que creía en la gente.
— ¡Cállate, m*****a? Te voy a matar, juro que lo voy a hacer.
— ¡Cállate, ni te atrevas a hablarle así a Rosario si no quieres que en este momento termine con tu m*****a vida!
A la mente de Victoria llegó aquella conversación que había escuchado que Rosario y su esposo estaban teniendo. Él había mencionado los documentos que su padre dejó en el poder de él para que pudiera administrar la empresa, a su mente llegó la sola idea que tenía que recuperarlos.
—Los papeles — murmuró —los papeles, ¿dónde estás los malditos documentos que mi padre te dejó?
Ya para ese momento ya no le importaba nada de lo que Rosario y su esposo estuvieran haciendo, su corazón supo entender que no había nada más importante que su bebé y esos documentos que le haría regresar a su mundo, el mundo que ella con amor había dejado en las manos de su esposo.
— ¿De qué hablas, Victoria? ¿De qué hablas, querida esposa mía? ¿Hablas de los papeles que tu padre me di para que yo pudiera hacerme cargo de todo?
— ¡Dámelos, imbécil!
Una vez más, Victoria se levantó del suelo teniendo toda la intención de ir hasta su ex esposo porque para ella, desde ese momento, ese maldito hombre frente a ella se había convertido en su ex esposo. Lo iba a denunciar, le iba a decir al mundo de lo que él era capaz y sobre todo, no habiendo terminando ahí, lo iba a sacar de la empresa mientras le decía al mundo quién era su amante. Estaba segura que Rosario iba a pagar las consecuencias de todo cuando viera el rechazo de la gente por los dos.
— ¿Los documentos que tu padre me dejó? ¿Quieres los documentos que me dejó? —preguntó Gonzalo de la manera más sarcástica que jamás haya preguntado.
— ¡Dámelos, dame en este momento aquellos documentos!
—Siento que eso va a ser un poco imposible, ¿verdad, Rosario?
Rosario sonrió mientras dirigía su mirada a ella otra vez.
— ¿Le dices tú o le digo yo?
— ¡Dame el placer de decirle yo! — Dijo Rosario al momento que se acercaba a Victoria, quien ya para ese momento se veía completamente destrozada. — Me temo que tu querido esposo y que ahora, es mi amante, no podrá dártelos.
Molesta, con la furia corriendo a través de sus venas, Victoria aún tuvo la fuerza de de tomarla del cuello con la intención de terminar con su vida en ese momento.
Al ver de lo que Victoria estaba siendo capaz, Gonzalo pareció reaccionar y alejando a su amante de aquella mujer, la tomó del brazo mientras le levantaba la mano con toda la intención de golpearle.
Todo lo que pudo pasar en la mente de Victoria en el momento en que vio a su esposo con la mano levantada, listo para golpearla, a sus labios llegó la única verdad.
— ¡Estoy embarazada, estoy esperando un hijo tuyo! — Gritó con la intención de hacer a que su esposo se calmara y de esa manera, ganar tiempo.
Todo quedó en silencio una vez más, la mano levantada de Gonzalo decía lo mucho que le había sorprendido aquella confesión. Rosario solo pudo llevarse las manos a la boca, finalmente esa mujer a la que siempre llamó “amiga” estaba embarazada y en su vientre estaba creciendo el heredero de todo lo que ellos poseían en conjunto.
Importándole poco lo que ella acababa de decir, Gonzalo procedió a golpearla. De una sola cachetada él fue capaz de hacerla caer en el suelo mientras un hilo de sangre salía del labio de Victoria. Para ese momento ella pudo darse cuenta que él no sentía nada por ella, ni remordimiento, ni nada, él podía matarla en ese momento y nada le iba a importar más que la m*****a que él había escogido como amante.
Una sonrisa malévola se dibujó en su rostro al ver a su esposa tirada en el suelo. Ese niño no debía de hacer, más estúpida la mujer no podía ser. Ahora le decía que estaba embarazada y con eso le daba el poder que él necesitaba para terminar con todo en ese momento.
— ¿Quieres saber por qué no puedo darte esos documentos? —preguntó Gonzalo de manera burlona. —Te lo haré sencillo de entender, no te puedo dar esos documentos porque esos ya está en mi poder, tu padre me los dio a mí, yo los firmé, no hay nada que puedas hacer. Y ya que quieres saber qué fue lo que pasó con tu padre, creo que es momento de qué lo sepas, ¿no crees?
— ¡Te odio, juro que te voy a matar, los voy a matar a los dos!
— ¿Cómo yo maté a tu padre? —preguntó Gonzalo trayendo a la luz toda la verdad.
Las lágrimas de Victoria se detuvieron en ese momento. Su padre nunca tuvo un accidente como le hicieron creer, su padre nunca la abandonó en ese lugar donde él no llegó, a su padre lo habían asesinado y lo había hecho la misma persona que estaba frente a ella y de quien estaba esperando un hijo. A lado de él, Rosario reía al ver la manera en la que Victoria los miraba, con tanto dolor, con tanta pena.
—Creí que debía de saber antes de que todo termine para ti, ¿no crees? —dijo Gonzalo.
— ¡Te juro que te vas a arrepentir de esto! ¡Te lo juro!
—Pues seguramente será hasta la otra vida.
Y sin más, el hombre volteó a ella al momento que le pegaba. Todo lo que él tenía en la mente era terminar con ella, ya sabía mucho como para dejar que se fuera y le dijera todo a la gente. El mundo jamás iba a saber lo que ahí pasó, tuviera que hacerlo que tuviera que hacer para protegerse él mismo de ella.
— ¿No te despedirás de tu amiga, tu mejor amiga? —Preguntó aquel hombre a Rosario.
—Terminemos con esto —dijo Rosario tomándola del cabello, queriendo devolver todo lo que en ese momento le había hecho.
— ¡Suéltame, estúpida! — gritó Victoria sintiendo como le jalaba el cabello.
“Ese niño no debía de nacer, ese niño no debía de nacer.” Pensó Gonzalo al ver como Rosario agarraba del cabello a la que un día fue su amiga.
Y sin pensar más, Gonzalo pateó el vientre de Victoria. Todo se detuvo por un momento. El dolor pareció recorrerle en todo el cuerpo a Victoria, se iba a desmayar, eso era todo lo que podía pensar.
Y de un momento a otro, solo patadas de parte de Gonzalo en su vientre. Victoria cerró los ojos, ella se había desmayado, ella seguramente había perdido a su bebé.
PARTE UNO: LA TRAICIÓN CAPÍTULO TRES SEIS AÑOS DESPUÉSViernes por la noche. Un fin de semana más que llegaba como lo era cada vez que ella deseaba en que no llegara. Los ruidos altos, la música que no toleraba, la música que era obscena en ese lugar junto con todos esos hombres que iban siempre a divertirse y a pasarla bien por un momento mientras ella tenía que tolerarlos por el dinero que le pagaban con el solo hecho de que ella se acercara a la mesa de la gente que siempre estaba pasada de copas.Nada había cambiado en ese tiempo. Habían sido ya más de cuatro años trabajando en lo mismo y más de un año trabajando en ese bar que le había abierto las puertas como si de un trabajo más decente se tratara. Era cierto que se ganaba bien, era cierto que ella no había tenido que hacer nada más allá de vestir el vestuario para las meseras en ese lugar.Cinco años se habían ido ya desde el momento en que se juró hacer lo que fuera por mantener con vida aquella luz que había llegado a su
PARTE UNO: LA TRAICIÓNCAPÍTULO CUATRO¿Qué había de aquel bar que había abierto sus puertas al público en las noches, justo donde el bien dormía y el mal tenía el permiso de reinar ahí? ¿Qué había de aquel lugar que había abierto sus puertas al público casi de un momento a otro? Así era como funcionaban los grandes negocios, así era como la vida en el mundo oscuro siempre se iba a manejar, llevando un paso adelante, llevando todo un camino adelante ya recorrido mientras el mundo alrededor solo dormía y al final, despertaba solo para buscar pruebas donde no las había.La misma vida para Victoria conforme los días se iban, la misma rutina para ella y siempre, entregada al mismo lugar que le estaba dando el dinero suficiente para poder ir poner un plato de comida frente a su pequeño hijo. El mismo que había sido un milagro, el mismo que se aferró a la vida, ¿cómo ella podía negarle la vida que él esperaba vivir desde el momento en que ese maldito accidente sucedió donde buscaron arreba
PARTE UNO: LA TRAICIÓN CAPÍTULO CINCOTodo lo que pudo ver y de lo que fue consciente Victoria era de os zapatos bien lustrados de aquel hombre que parecía ser quien había levantado la voz. De un momento a otro, sintió como a Victoria la tomaron de los hombres, un hombre en cada lado, con mucho cuidado, como si no quisieran lastimarla más de lo que ya lo habían hecho aquellos otros tres hombres.— ¿Se encuentra bien, señorita? —Preguntó el hombre tan pronto como los otros dos hombres lograron levantarla del suelo.Con cuidado, Victoria se sacudió el polvo que pudo haber quedado impreso en su uniforme mientras se preparaba para dar las gracias a la persona que la había levantado de ahí.Y justamente de esa manera, como si se tratara de cámara lenta, Victoria levantó la mirada solo para encontrar frente a ella un hombre bien vestido, un hombre que tenía impresa la curiosidad en el rostro por saber cómo estaba ella.Era realmente guapo, el más guapo de los hombres que ella haya podido v
PARTE UNO: LA TRAICIÓN CAPÍTULO SEIS Tantos sentimientos encontrados, tantos pensamientos que estaban asaltando su mente, tanto que podía hacer y al mismo tiempo, tanto que no podía hacer cuando se encontraba ahí, con las manos agarradas, siendo tratada como una muñeca, una muñeca a la que el mundo le podía hacer todo lo que quisiera, un mundo que se reducía a solo tres hombres ahí que estaban dispuestos a hacerle todo el daño del mundo. De nada le había servido su propio silencio, de nada le había servido querer haber salido bien de ese lugar al mismo tiempo que callaba lo que le habían hecho y encima, protegía un trabajo que no le gustaba, que la estaba haciendo humillar, que la estaba dañando cuando la única cura podía ser su hijo. Las lágrimas corrían de sus ojos, no había nada más que pudiera hacer más que llorar, llorar y llorar.Lo que no sabía la vulnerable de Victoria es que su vida estaba a punto de cambiar en ese mismo instante en que un auto con los vidrios polarizados
PARTE UNO: LA TRAICIÓN CAPÍTULO SIETE Cuántos años habían pasado desde la última vez que Rosario había sentido ser la mujer más bella al ver como enloquecía a un hombre que nunca fue de ella pero hizo se de ella de la peor manera?¿Qué había de todos esos años que habían pasado siendo vacíos? ¿Qué había de todo el tiempo que al final, no sirvió de ella, pues el hombre que ella dijo amar, terminó viéndola como una más en lo que encontraba otro tipo de distracción?Se dice que lo que se obtiene a la mala está siempre destinado a ser arrebatado de la misma manera.¿Cómo era posible que el ser humano fuera capaz de vivir en el mismo vacío emocional y sentimental con tal de tener todo eso que se envidió en un principio?Seis años e habían ido desde la última vez en que Rosario había visto a su amiga, la misma que dijo una y mil veces más que era su amiga, la mejor, la mejor de todas, la mejo de un grupo de mujeres que se habían conocido hasta el más íntimo de los secretos.Por la mente d
PARTE UNO: LA TRAICIÓNCAPÍTULO OCHO Un poco más tranquila, quitándose esas ideas de la mente y esas imágenes que siempre se iban a quedar con ella hasta el final de sus días, Victoria ya se concentraba en beber el café que la señora Lourdes le había preparado para que se tranquilizara. Para ese momento ya sabía lo que le había pasado y aunque era fácil de creer que en el ambiente en que ella se desarrollaba pasaran ese tipo de cosas ella simplemente no podía entender por qué a Victoria después de todo lo que había pasado.—Tranquila, tranquila, Victoria, por favor, no te lamentes más lo sucedido, no fue tu culpa.—Eso lo sé, señora Lourdes. Sé que no fue mi culpa pero eso no lo entiende ese mundo al que me enfrento día a día, noche a noche.Lentamente la señora Lourdes acercó su mano a la mano de Victoria. Ella ahora más que nunca necesitaba del apoyo de una sincera amiga y la señora Lourdes lo había demostrado ser.—Tranquila, hija, mira que tu hijo está por despertar y tú no puede
PARTE UNO: LA TRAICIÓNCAPÍTULO NUEVEVictoria corría de un lado a otro mientras su hijo solo la miraba sentado en su sillita en lo que terminaba de desayunar. Si su madre hubiera llegado tan solo antes, ella no estaría así, yendo de un lado a otro. Pero lo que el pequeño Carlos Daniel no sabía era que él era toda la ilusión de su madre, todo lo que ella necesitaba para poder seguir adelante. La hermosa sonrisa de su hijo dibujada en su rostro brillaba más que nunca, desde que ese angelito fue traído a su vida como un milagro, ella ya no pudo ver más allá de ese par de ojos marrones donde no pudo evitar ver la vívida imagen de ese hombre que alguna vez llegó a amar con todo su corazón. Era increíble que todo ese amor que alguna vez sintió por él fuera a terminar de esa manera.Habían pasado algunos años desde el último día que sus labios fueron besados por un hombre, solo un maldito traicionero, un maldito hombre que quería matar a su propio hijo a la mujer con la que estuvo casad
PARTE UNO: LA TRAICIÓN CAPÍTULO DIEZ Para el momento en que se dio la vuelta, con una sonrisa en el rostro, Victoria fue capaz de seguir su camino, sin siquiera fijarse en la avenida frente a ella, Victoria continuó su camino sin darse cuenta de nada. Y como si el destino fuera quien intentara unirlos a la fuerza, fue de esa manera en que en la esquina, justamente dando la vuelta un auto con los vidrios polarizados continuó su camino por la misma avenida que ningún auto como ese debería de estar visitando. ¿Quién era la persona que iba adentro? ¿Quién era la persona a la que no muchos podía ver? No podía ser simplemente una persona, tenía que ser alguien completamente diferente a la gente de ese mundo en el que ella convivía a diario? Y aun así, era el mismo destino el que estaba ahí presente para hacer los juegos que quisiera. Justamente en el momento en que Victoria cruzaba la avenida sin fijarse, solo teniendo en la mente a su hijo y la hermosa sonrisa que le había dado su hij