CAPÍTULO 79. Estaba destinado a pasar así¿Para qué hacer el teatro?Era una pregunta simple que ni siquiera merecía rondarle tanto tiempo en la cabeza, pero Elijah no dejaba de pensar en aquello en medio del cuarto vacío.¿Para qué hacer el teatro de llevarse las cajas de música cuando era evidente que solo habían sido utilería de la puesta en escena?Volvió a la habitación que había sido suya y vio el teléfono sobre la cama, ese tampoco se lo había llevado.—Por favor, recojan todo —le dijo a la muchacha de servicio—. Toda la ropa, todo lo que era de Lynett, pueden quedárselo o donarlo o… no me importa, solo saquen lo que hay en este cuarto.Por desgracia, olvidó que las cosas de Lynett no estaban solo en ese cuarto, pero Elijah no tenía cabeza para más, solo para meterse debajo de la ducha e intentar encajar que ahora era un hombre realmente casado y tenía una responsabilidad con Josselyn.Estaba mordiéndose la lengua para no preguntar dónde se había ido Lynett o con quién. Y aquel
CAPÍTULO 80. El infiernoQuizás aquella no era la mejor forma de hacer las cosas, pero Elijah estaba tan frustrado que no se había puesto a pensar en las sensibilidades que podía herir al llevar a Josselyn a su casa. Era la que tenía, la otra Lynett la había incendiado, la había incendiado tratando de escapar de él…Aquellos pensamientos atormentaban a Elijah un momento sí y otro también, como si los hechos, verdades y mentiras colisionaran en su cabeza a cada minuto.—Esta es tu habitación —murmuró empujando la silla de ruedas hacia una de las habitaciones que daban al jardín, y por supuesto no había cometido el error de ponerla en la misma donde se había quedado Lynett porque… bueno, porque aunque no quisiera reconocerlo, era incapaz de ver a ninguna otra mujer acurrucada en aquel diván.—¿Disculpa? —fue la respuesta de Josselyn y Elijah se detuvo en seco.—¿Qué pasa?—¿Cómo que mi habitación, Elijah? —replicó ella—. Se supone que tenemos “nuestra” habitación. Somos marido y mujer a
TOMO 2. CAPÍTULO 1. Desesperación.CINCO AÑOS DESPUÉS.—Y dijo Dios: Hijo mío… —Los ojos de Sebastian se elevaron al cielo mientras ponía su mano derecha sobre la cabeza de Elijah—. Haz de afeitarte al menos una vez por semana, para que puedan reconocerte como hijo de Dios, hecho a mi imagen y semejanza… ¡y no a semejanza del puto chimpancé al que te pareces ahora mismo!—¡Ya basta, Sebas! ¿No te aburres? —gruñó Elijah apartándolo de un manotazo y su hermano fue a sentarse en uno de los sofás con expresión frustrada.—¿De olerte? Sí. Desde el pasillo ya se anuncia el animal muerto —rezongó Sebastian—. ¡Al menos báñate cada dos días! ¡Estás en la oficina!—¡Ya me echo Rexona, que no me abandona por setenta y dos horas! —replicó Elijah con sorna.—¡Es que ni falta que hace, después de tres días sin bañarte no te huele la axila… porque la peste a culo ya te la tapa!—¡¡¡SEBAS!!!—¡Vete a un puto hotel, Elijah! ¡No eres pobre! ¡Si no quieres ir a tu casa renta un departamento, o ven al mí
TOMO 2. CAPÍTULO 2. Un papel firmado—Lo siento pero…—¡Ya deje de decir que lo siente, eso no arregla nada! ¡Solo llame a la persona que lo compró! —rezongó Elijah.—Es que no fue una persona, señor Vanderwood, fue una joyería —intentó explicarle el relojero.—¡OK, OK…! Entonces deme la dirección —le pidió Elijah y antes de que el hombre pudiera negarse le advirtió—. ¡Por favor, es muy importante! Puede darme usted la dirección o puedo perseguir a todas sus entregas hasta que la consiga.El relojero suspiró con resignación y le anotó la dirección de una joyería exclusiva en plena 5ta Avenida de Manhattan. Media hora después llegaban allí y por suerte bastaba su apellido para que el gerente los atendiera de inmediato y personalmente.—No estoy aquí para comprar una de sus piezas… ¡Bueno, sí, pero no una terminada! Necesito comprar la pieza para una caja de música que encargaron a la relojería del señor Baptiste. ¡Le pagaré el doble! —dijo Elijah mostrándole la foto y el gerente negó c
TOMO 2. CAPÍTULO 3. Una obra de arte.Si no hubiera sido tan sincera, aquella forma de persignarse de Sebastian le habría parecido una burla. Pero después de semanas de andar como un salvaje sin que nada le importara, ver a Elijah bañado, rasurado y oliendo a X Masculine de Clive Christian era como un milagro para él.—¿Vienes a controlarme? —preguntó Elijah con un suspiro resignado.—Vengo a asegurarme de que no mates a nadie si no ganas la puja por la condenada caja de música —sentenció su hermano y los dos fueron escoltado amablemente hacia el interior del edificio, donde se exhibían diversos artículos de joyería en sus cajas de protección.Sin embargo la pieza central era sin dudas aquella caja de música. Medía unos quince centímetros de largo por siete de ancho y otros siete de altura. Tenía la forma de la cuna de un bebé y estaba hecha completamente de oro.—Espero que traigas la chequera preparada —le dijo Sebastian.Pero no tenía idea de que lo que más impresionaría a su herma
TOMO 2. CAPÍTULO 4. Déjame conocerlo.Sylene Vantt.El nombre le llegó como un golpe en pleno pecho cuando se dio cuenta de por qué jamás había podido encontrar a Lynett hasta ese momento.Era un anagrama. Sylene Vantt era un anagrama de Lynett Evans. Ella había cambiado su nombre, por eso no era “sociable”, ni salía de su suite ni había querido ir a la gala de la joyería.¡Era Lynett! ¡La artista oculta era Lynett!La vio llegar a la puerta de la cafetería y subir aquel escalón con una mueca. El corazón se le retorció de dolor dándose cuenta de que aun después de cinco años no había podido arreglar su tobillo, y la culpa que creía tener se multiplicó por diez.Apenas fue capaz de ponerse de pie sin tambalearse, pero para cuando cruzó la calle y esperó en la puerta, con el corazón en la mano, ya era un hombre seguro de lo que tenía que hacer. Por desgracia, en el mismo momento en que la muchacha cruzó aquella puerta con su chocolate en la mano, la única expresión que Elijah pudo ver e
TOMO 2. CAPÍTULO 5. Lo sientoElijah ni siquiera era capaz de describir el grado de dolor que sentía mientras veía aquella mirada llena de impotencia y de miedo en los ojos de Lynett.—¿Por eso no regresaste? —le preguntó en un susurro—. ¿Por eso te cambiaste el nombre y… y dejaste la tarjeta con todo el dinero de las acciones de tu padre?Lynett apretó los labios y se recogió sobre sí misma, como si pudiera esconderse detrás de aquel cabello feo y dañado.—No quería que me encontraras. Lyn… ella me dijo que era el amor de tu vida, que no te dejaría nunca y yo no tenía nada que hacer en medio de ustedes.—Eso no es… —Elijah respiró hondo tratando de contener sus emociones—. Lynett yo jamás…—¿Jamás qué? —replicó ella—. ¿Jamás me habrías lastimado? ¿Jamás me habrías abandonado? ¿Jamás habrías pensado que mi hijo no era tuyo o que solo lo estaba usando para enredarte?Elijah apretó los labios y negó con desesperación.—Jamás habría negado a mi hijo —respondió—. ¡Por favor, déjame verlo!
TOMO 2. CAPÍTULO 6. Viejos sentimientos —Te enamoraste de ella.Aquella sentencia hizo que Elijah levantara la cabeza de la cajita de música que tan desesperadamente estaba tratando de reparar. Las palabras se ahogaron en su garganta y Sebastian empujó la botella hacia él porque estaba seguro de que no podría responderle.—Puedes negarlo todo lo que quieras, puedes llamarle “tentación”, “antojo”, “calentura”… puedes llamarle como quieras pero la verdad es que te enamoraste de Lynett Evans y estabas… estás todavía tan jodido que hiciste hasta lo imposible para no reconocerlo, para alejarla.—No sabes de lo que estás hablando —gruñó Elijah desviando la mirada, pero a aquella hora de la madrugada y con la primera botella de whisky ya vacía en un rincón, no había dios que pudiera callarle la lengua.—¡Claro que lo sé! ¡¿Y quieres que te diga lo que pienso?! ¡Jamás amaste a Josselyn! ¡Solo era una apuesta segura! ¡Era amiga de Ranger, salvó a Blair, la mujer casi casi traía un certificado