Después de la ceremonia, la celebración continuó en una hermosa recepción, donde la felicidad y el amor se desbordaban en cada rincón. Hubo risas, bailes y brindis en honor a la nueva pareja. Las familias se unieron en un abrazo sincero, compartiendo la alegría de este día especial.Tamara se sintió abrumada por todo el amor y la felicidad que la rodeaban. Había pasado por tantas dificultades y desafíos, pero ahora estaba aquí, en brazos de su amado esposo, rodeada de su nueva familia y amigos.Era tan feliz con él, todo era tan increíble, que a veces debía pellizcarse para comprobar que no estaba viviendo un sueño, sino que todo eso era una realidad.Mientras bailaba con Xavier, miró a su alrededor y se dio cuenta de lo afortunada que era. Había encontrado el amor verdadero, había crecido su ya grandiosa familia, sentía que ahora si estaba en el lugar correcto, donde pertenecía, y cada día que pasaba encontraba una alegría en cada nuevo día.Tamara sabía que vendrían nuevos desafíos
Sinopsis.Freya Martinelli, es una mujer que siempre ha huido de los compromisos, el amor para ella está sobrevalorado y no tiene intenciones de comprometerse con nadie, sus pocos encuentros íntimos han sido casuales y sin intenciones de ningún futuro.Eso cambia cuando conoce a Marco Santorino, un médico que tampoco se toma en serio las relaciones, hasta que un encuentro entre ellos dos, deja consecuencias y ella huye. Sin embargo, un tiempo después el destino los pondrá cara a cara, y tendrán que luchar para salvar a quién más aman y él demostrarle que todo ha cambiado y que está dispuesto a todo por enamorarla.PrefacioFreya no podía dejar de ver el resultado de la prueba, como si eso pudiera cambiar el resultado, se había hecho varias, esperando que alguna de ellas fuera negativa, diez en total y todas positivas.—Esto no puede —susurró en tono bajo, sin poder creer que eso le estaba sucediendo eso—, embarazada de un hombre que quedó invitarme a comer hace dos meses y aún lo est
Freya ojeó su apartamento una vez más, no pudo evitar sentir ese nudo en la garganta, nunca imaginó tener que irse de esa manera, había tenido tantos planes, pero la vida se había encargado de cambiárselos.Aunque debía agradecer que tanto el matrimonio de Tamara como el nacimiento de los trillizos se hubieran dado al mismo tiempo, porque de esa manera no tenía que esperarse más.—Bueno, mi pequeña mariposa, es hora de irnos —dijo pasándose la mano por el vientre. Durante esos meses se había chequeado su embarazo en una clínica de una ciudad cercana y le había dicho que estaba esperando una hermosa niña y eso la tenía emocionada, porque sería una compañerita, y decían que las niñas eran más tranquilas. A pesar de tener veintidós semanas embarazo no se le veía, y eso la hacía sentirse aliviada, porque es como si la pequeña supiera que debía mantenerse oculta.Aunque a decir verdad, había utilizado ropa ajustada, para que no tuviera a sus anchas, no tenía otra, solo para la boda se hab
Freya abrió los ojos desorbitados, es que si pudiera metería la mano a través del móvil y sacudiría a Tamara, ¿Cómo puede ser tan fresca de ventilar su vida privada? Y como si ya no hubiera sido suficiente, comenzó a responderles.—Freya, está embarazada, ¿Pueden creer que no me había dicho nada? —dijo Tamara visiblemente molesta.—¡Vaya! Sí que eres rápida, en tan poco tiempo te conseguiste un gringo y te embarazaste —pronunció Marco cuestionándola con una expresión de burla en su rostro.—Si ya sabes cómo soy, me encantan los rapiditos en el sofá de un consultorio —dijo Freya con sarcasmo y la expresión en el rostro cambio.—Marco, el hecho de que Freya sea un poco extrovertida no quiere decir que sea una libertina —dijo Tamara molesta—, te puedo asegurar que sus relaciones no son tantas como aparentas… ¿Y tú dime? ¿Dónde está el padre de tu hijo? Quiero agarrarlo y darle bofetadas.—Ay, no amiga, no pierdas tiempo en esa vaina, ese es un pobre imbécil, un simple donador —pronunció f
Once meses y cincuenta días después.—No sé si irme a Nueva York o a Los Ángeles, es que necesito hacer esa especialización en oncología pediátrica.—Me sorprende que hayas decidido de pronto hacer esa especialización, cuando tienes especialidad en fertilización y obstetricia ¿Por qué? ¿Y qué te hizo decidir hacerlo precisamente en los Estados Unidos? —interrogó Xavier sorprendido de la decisión de su amigo.—No lo sé, ni yo mismo tengo alguna explicación, solo tengo la sensación que debo ir, es algo que atrae, aunque aún no decido la ciudad —dijo Marco mientras terminaba de servir la comida a su amigo.—Ve a Nueva York —dijo Xavier con seguridad.La verdad es que había intentado por todos los medios decirle de alguna manera lo de la niña de Freya a su amigo, pero le había costado mucho porque tampoco quería traicionar la confianza de su esposa, siempre buscaba una forma de que quisiera ir a verla, sin embargo, hasta ahora no se le había dado.—¿Por qué crees que lo mejor es Nueva York
Freya no pudo controlar el pánico que se instaló en su interior al ver a su hija convulsionando en sus brazos, pegó un grito de terror, temiendo el peor de los escenarios, mientras los invitados se quedaban pasmados con el horror grabado en sus rostros.Xavier y Tamara se acercaron rápidamente, con expresiones de preocupación en sus rostros, tratando de ayudarla.—¡Llamaré a una ambulancia! —exclamó Tamara, sacando su teléfono de inmediato y marcando el número del servicio de emergencias.Xavier tomó a Freya de la mano y trató de tranquilizarla.—Freya, mantén la calma, tu hija te necesita tranquila, por favor ¿de acuerdo? Todo saldrá bien, no te preocupes —declaró, aunque él estaba aterrado por lo que veía.En breve tiempo el estruendo de la ambulancia se dejó escuchar, ese tiempo esperando a Freya se le hicieron eternos, estaba al borde de un colapso nervioso porque su hija no dejaba de convulsionar. Sin embargo, Xavier, Tamara y Ángela permanecieron a su lado, dándoles apoyo. Frey
Cuando Freya salió del baño, se sorprendió a ver a Marco, no se lo esperaba, pero escuchar pedirle explicaciones de manera autoritaria, la había molestado realmente, se sentía agotada física y emocionalmente, y si había soportado con firmeza era por amor a su hija que la impulsaba a seguir adelante—¿Perdón? —preguntó tratando de controlar la ira que se agitaba dentro de ella como un peligroso volcán.—Lo que escuchaste tenemos que hablar porque necesito que me expliques ¿Cómo es que tengo una hija y no sabía de su existencia? ¿Por qué me lo ocultaste? —explotó molesto—, porque es evidente que no puedes negar que es mi hija, cuando parece un clon mío ¿Cuándo pensabas decírmelo?Si espero que Freya iba a comportarse de manera sumisa, se equivocó, porque sin mostrar un ápice de cobardía le respondió.—¡Nunca! No te lo iba a decir jamás ¿por qué lo haría? Cuando dejaste más que claro que te habías hecho una vasectomía porque no querías tener hijo. Hablemos sin caretas Marco, ¿Me habrías
Marco miró fijamente a Freya, su expresión seria y determinada y respondió con calma a su amenaza. —No estoy amenazando a nadie Freya, simplemente estoy diciendo la verdad. Quiero ser parte de la vida de mi hija, y si eso significa que debo luchar por su custodia contigo, entonces lo haré. Creo que estás equivocada si piensas que no conozco tus capacidades. Sé de lo que eres capaz y sé que has sido una madre amorosa y dedicada, el hecho de que te vinieras de Roma para proteger a nuestra hija es una muestra de eso. Pero también soy consciente de mis derechos como padre, y no voy a renunciar a ellos. Aunque preferiría evitar todo esto y simplemente llegar a un acuerdo de convivencia pacífica contigo.Freya se quedó sin palabras por un momento, sorprendida por la firmeza de Marco. No esperaba esta propuesta tan descabellada, y mucho menos que estuviera dispuesto a llevarlo hasta ese extremo. —No puedes hacer eso —dijo Freya, tratando de contener su enojo—. No pretendasaparecer de la n