Freya cuando vio a su amiga muy molesta, prefirió dejarla sola, era lo mejor para que reflexionara, mientras la siguieran presionando más se iba a oponer, porque esa era la Tamara que conocía, la que había estado mucho tiempo siendo oprimida por Joel y finalmente había salido.—Yo me voy, no te presionaré, tienen que pensar por ti misma y llegar a tus propias conclusiones, tú eres una mujer inteligente y quieres lo mejor para ese bebé y si te conozco lo suficiente, sé que le agradeces al cielo que tu niño no sea de un hombre tan malvado como Joel ni producto de sus maquinaciones —expresó Freya y Tamara no debatió sus palabras.Se quedó sentada en el sofá, no supo por cuanto tiempo, reflexionó y consideró las opciones, y finalmente llegó a una decisión. “Podía poner a prueba a Xavier como le decían todo, quizás sería una mala pareja por ser mujeriego, pero tal vez sería un buen padre, vio lo emocionado que estaba al saber la noticia y ni siquiera sabía que era al bebé que ella cargaba
Tamara suspiró, sintiendo que Xavier tenía razón en lo que decía. Sabía que no podía juzgarlo por los errores de Joel, pero era difícil para ella confiar en alguien después de lo que había pasado. —Lo sé, Xavier —dijo ella con voz suave—. No es que no quiera aceptar tu ayuda, es solo que me cuesta confiar en alguien después de todo lo que he vivido. Fueron tantos años escuchando que era frígida, que no tenía gracia, cuando me colocaba un vestido sexy, me decía zorr4 y no era yo… ¿Sabes las veces que hice el ridículo para seducirlo? Y la frustración que sentía en no hacerlo y en no poder sacar adelante mi matrimonio, y es que jamás lo lograría ni en ciento de años, porque simplemente a él le gustaban los hombres y yo solo fui su tapadera. Xavier, que no sabía nada de eso, o estaba tan centrado en lo referente a su bebé, que no la había escuchado antes cuando dijo esa parte, se quedó sin palabras, no sabía qué decirle. —Sé qué no hay palabras de consuelo, y si te soy sincera tampoco l
—¿Es en serio? ¿Por qué no puedes esperar un poco y dejar que mi asistente se encargue de eso? ¿Acaso el helado va a perder su sabor por qué en vez de comprarlo yo mismo envíe por alguien por él? —preguntó sin poder creerlo.Tamara, con voz caprichosa y haciendo un puchero, que removió el deseo de Xavier en su interior, le respondió.—Es que tengo antojo irresistible de helado de chocolate con granola, que no voy a poder dormir si no me lo como, pero enviar a alguien a buscarlo no es igual.Xavier levantó una ceja con sospecha.—Según tú, ¿Por qué no es igual? —inquirió Xavier y la chica se cruzó de brazos.—Porque no, quiero que lo traigas tú mismo, porque dijiste que el bebé y yo podríamos contar contigo qué harías cualquier cosa por complacernos y yo quiero ver el esfuerzo que pones para satisfacer mis antojos.Sus palabras sorprendieron al hombre.—¿Estás bromeando, verdad? No puedo creer que estés pidiendo esto a las dos de la mañana, tengo la leve sensación que lo estás haciendo
Tamara no pudo evitar sonrojarse y dejar escapar un suspiro. Se giró para mirarlo a los ojos, incapaz de decir nada, siendo el deseo lo único que se podía percibir entre ellos. Él no se movió por un par de segundo, solo la miró con intensidad, mientras ella se acercaba lentamente, pero cuando se dio cuenta de lo que hacía se detuvo, mientras él esbozaba una media sonrisa, se levantó, se inclinó un poco hacia ella y le susurró.—Buenas noches, Tamara. Creo que es hora de descansar, quizás el agua helada te puede servir, de lo contrario ya sabes dónde encontrarme —le dijo guiñándole el ojo, se despidió y caminó hacia la habitación con una sonrisa.Xavier dejó a Tamara con el cuerpo tan tenso como las cuerdas de una guitarra, no podía creer que todo le hubiera salido mal y ahora estuviera más caliente de lo que había estado temprano.—¡Hombre creído! Tengo que hacer que te vayas de aquí —dijo levantándose y caminando de nuevo a la ducha, mientras sentía como si entre sus piernas tuviera
Xavier se quedó viendo el muñeco con seriedad, sin emitir ninguna palabra.—¿No me digas que no te gusto mi regalo especial? —inquirió ella con un tono de diversión en su voz.Xavier levantó la vista y luego sonrío, revisó el muñeco mientras lo miraba con curiosidad, sin poder evitar sentirse intrigado por la idea.—Interesante. ¿Me puedes indicar cómo funciona? —inquirió.Tamara, que en la tienda le habían enseñado su funcionamiento, le explicó las funciones, desde su capacidad para llorar hasta su necesidad de ser alimentado y cambiado.—Dime ¿Crees que tienes la capacidad para poder manejar esto o puedes decirme que no y nos olvidamos de esta convivencia y entonces verás a tu hijo cuando haga sus necesidades solo y hable como al año?—Yo hablé a los tres meses —dijo orgulloso y ella levantó la ceja con incredulidad—, no te miento, a esa edad empecé a decir mi primera palabra y caminé a los siete meses, mi hijo puede ser como yo.—O como yo, fui floja para caminar, para que hacerlo
Tamara estaba completamente extasiada, su corazón latía a mil por hora y su alma se encontraba en medio de un torbellino de emociones. Xavier la besó con deleite, haciéndola sentir como si magia recorriera sus venas. Sin embargo, enseguida su mente se llenó de las palabras de Joel “¿Crees que serás capaz de provocar a algún hombre? ¡Eres frígida! No sirves para nada, solo yo te puedo aceptar”, esas palabras fueron con un baño de agua fría para ella, que quitaron toda excitación de su cuerpo.Enseguida lo empujó para apartarse.—¡No por favor! ¡Para! —exclamó con un tono de miedo.Aunque Xavier estaba excitado, su tono de súplica penetró sobre la neblina de deseo que en ese momento lo cubría y se apartó, sobre todo cuando vio la expresión de dolor en el rostro de Tamara, se apartó sin dejar de verla.—Lo siento Tamara, no pensé que te estaba asustando, yo me dejé llevar ¡Diablos! —exclamó levantándose sin poder evitar estar molesto consigo mismo.Él comenzó a caminar hacia la puerta y
Tamara y Xavier se quedaron paralizados en medio del callejón oscuro, rodeados por cuatro hombres. Él rápidamente se separó de ella, para que las miradas de los hombres se posaran en él.—Tranquilos amigos, no queremos problemas —dijo Xavier con voz pausada.Pero los hombres no parecían dispuestos a escuchar. Dos de ellos avanzaron hacia Tamara, con la intención de revisarla, ella dio un paso atrás, asustada, pero Xavier, sin titubear, se interpuso entre ella y los delincuentes, adoptando una postura protectora.—No se acerquen a ella —advirtió Xavier.Los hombres se detuvieron un momento, examinando a Xavier, midiendo sus posibilidades de ganar una pelea. Uno de ellos se rio.—Deja que la revisemos y no intentes nada gracioso, ¡o alguien saldrá lastimado!—No se atrevan a tocarla. No permitiré que le hagan daño —pronunció con firmeza.El delincuente se burló.—¿Quién te crees, valiente? Mejor entrégame todo o habrá consecuencias.Xavier mantuvo la mirada fija en el delincuente, sin c
El ambiente en la clínica se volvió tenso en ese mismo momento cuando Marco Santorino, el médico encargado, decidió llamar a seguridad para que sacaran a Freya de las instalaciones. —¡Seguridad! No escucharon, necesito que saquen a esta mujer de inmediato. No puede quedarse aquí —repitióXavier, al escuchar las palabras de su médico y amigo, se percató de la situación y decidió intervenir. Le hizo una seña a Marco para que se acercara, tampoco quería dejarlo en ridículo frente a todos.—Lo siento, Marco, pero no puedo permitir que expulses a Freya de la clínica. Ella es amiga de Tamara y vino a acompañarme —señaló con firmeza.Marco se quedó viéndolo enfadado.—Entonces contrólala, dile que actué de manera respetuosa porque si sigue comportándose de esa manera la voy a mandar a sacar, así tú no estés de acuerdo —expuso con firmeza.Antes de que Xavier le respondiera, los guardias de seguridad se acercaron, listos para cumplir la orden de Marco. Sin embargo, Xavier levantó la mano en