Cuando Freya abrió la puerta de la oficina y antes de que pudiera salir, aparecieron Tamara y Xavier, quienes se quedaron sorprendidos, sobre todo al ver al doctor Marco colocarse la camisa. Por un momento se hizo un incómodo silencio, Xavier miró a su amigo con una expresión de picardía, mientras Tamara veía a Freya con el ceño fruncido y un dejo de reproche, en su mirada, hasta que el hombre decidió romper el hielo.—¡Vaya, nunca había visto a alguien ponerse una camisa tan rápido! Creo que al doctor Marco deberían ponerle un sobrenombre: el Guepardo del hospital —, bromeó Xavier, soltando una risa juguetona, ante un gruñido del aludido.Freya se sonrojó con sus palabras y trató de justificar la escena.—El doctor se llenó de café y por eso debió cambiarse la camisa —dijo con tranquilidad, sin embargo, aunque ninguno de los dos le creyó, tampoco se atrevieron a contradecir su palabra— ¿Ya estamos listos? ¿Nos podemos ir? —¡Sí! Ya el doctor de guardia se encargó de suturarme, no er
Xavier se levantó del suelo, con el pelo mojado y la ropa totalmente empapada, mientras Tamara seguía riéndose de él. Xavier se levantó del suelo con una mueca de dolor en el rostro, aun sin entender lo que había pasado. Tamara, por otro lado, seguía riéndose de lo sucedido, pero en su interior sentía un poco de culpa por haber manipulado la situación de esa manera. Finalmente, logró controlar sus risas y fue hacia él para ver cómo estaba.—¿Qué diablos pasó? ¿Por qué pusiste una cucaracha en la ducha? —le preguntó Xavier, visiblemente molesto—. No tiene gracia, Tamara —dijo él, tratando de recuperar la compostura.—¿Yo? Yo no hice eso… eso seguro fue porque hoy no quisiste limpiar… y me río porque es inevitable hacerlo cuando te ves tan gracioso. Pareces un pollito remojado, mira cómo te quedó el pelo —respondió ella aun riéndose. —Tengo la sospecha de que fuiste tú, porque no hay manera de que estuviera esa cucaracha allí.—Seguro fue que limpiaste mal, pero quiero saber si te las
Tamara se quedó inmóvil, mirándolo fijamente, su corazón latía con fuerza, estaba confundida, no sabía qué hacer. Xavier la observaba expectante, y ella finalmente se decidió, lo deseaba más que a nada en el mundo, y sin más, asintió con la cabeza diciendo un sí mudo. Fue entonces cuando, con un movimiento rápido e intenso, Xavier se ancló a ella y comenzó a besarla a través de su cuello, sus pechos y su vientre. Tamara gimió de placer, sus manos lo apresaban mientras su mente volaba a otro mundo. —No tienes idea como te he deseado —pronunció en voz ronca, mientras besaba sus labios y descendía lentamente por su cuello. Llegó a esos voluptuosos montículos, y comenzó a recorrerlos lentamente, jugueteaba con sus puntas, lamiéndolos, y acariciándolos, para luego succionarlos con fuerza, mientras ella se arqueaba más hacia él para darle un mayor acceso a su cuerpo.Tamara se sintió atrapada entre el deseo y la pasión. Su cuerpo no dejaba de estremecerse con cada caricia que él le daba,
Durante el resto del día, Xavier no dejó de demostrarle de decenas de manera distintas cuánto la deseaba, le enseñó a descubrir su cuerpo, su sexualidad. Al principio ella se sintió avergonzada, porque Joel jamás le permitió descubrirse, decirle cuando le gustaba o no algo, ella se convirtió con él en una persona mecánica, cuando él decidía tener sex0, solo le abría las piernas, y sin ningún preliminar, se enterraba en ella, sin caricias, ni palabras dulces.Ella lo tenía como un deber, porque casi siempre resultaba doloroso y nada placentero, y su desconocimiento le hizo pensar que eso estaba bien y que no existía otra forma de disfrutar con el sex0, sino hasta el momento cuando Xavier y ella tuvieron su primer acercamiento en la casa de sus padres, pero eso no se comparaba cómo se había sentido durante esas horas en las cuales habían estado juntos. Ella se sentía complicada. Sabía que Xavier significaba mucho para ella, que él la deseaba. No sabía qué decir o hacer, todo parecía ta
—¡Oh por Dios, Tamara! Esto es asombroso, ¡Son tres nuestros hijos! Son perfectos. Estoy tan agradecido de poder compartir este momento contigo.Aunque Tamara estaba feliz, al mismo tiempo estaba sorprendida y nerviosa por la noticia, no sabía qué haría para cuidarlos.—¡Dios! ¿Y cómo voy a cuidar de tres bebés? ¡Voy a enloquecer! —exclamó preocupada.—Tamy mi amor, no estarás sola, yo voy a estar a tu lado y cuidaremos juntos de nuestros bebés —le dijo acariciando su mano, lo cual la hizo sentir aliviada.—Como el embarazo es producto de un procedimiento de fertilización, es común que termine tratándose de un embarazo múltiple —explicó el doctor.Los dos asintieron, mientras el médico continuó explicándoles cada detalle sobre el embarazo, la salud y el desarrollo del bebé. Xavier y Tamara escuchaban atentamente, absorbiendo cada palabra con gratitud y admiración.—Bueno papás, todo parece estar en orden. Sus bebés están creciendo saludablemente. ¿Tienen alguna pregunta o inquietud?—
Xavier se pasó la mano por el cabello mientras escuchaba las noticias de Emiro. La construcción de los hoteles era un aspecto crucial de su imperio empresarial, cualquier retraso o problema en la obra podía afectar gravemente su reputación y finanzas. Además, el accidente en Los Ángeles era especialmente preocupante, ya que podría haber herido a trabajadores y sería una mancha en su historial.Tamara lo miró con preocupación, sabía lo importante que eran esos proyectos para él. Y aunque le había prometido que no se alejaría de ella, consideraba que lo que estaba sucediendo era importante.—Yo lo siento Tamy, sé que te había prometido no apartarme de tu lado, pero tengo… —antes de que él pudiera decirle algo, ella puso la mano en su boca y lo interrumpió.—No te preocupes, entiendo que debas solucionar tus asuntos, ve tranquilo y yo me quedaré esperando tu llegada —declaró ella, tomándolo de la mano.Xavier la miró a los ojos, agradecido por ese apoyo que le estaba dando, en ese moment
Tamara estaba sentada en el sofá, respiró profundo, tratando de aliviar su angustiado corazón, con el teléfono en la mano y lágrimas en los ojos. Había recibido una llamada de Xavier, pero decidió no contestarla. No es porque estuviera enojada con él, sino consigo misma por haber confiado demasiado y haberse ilusionado en vano. Sabía que era hora de tomar una decisión importante, ella no estaba destinada a ser amada.Decidida a alejarse de todo lo que le recordaba a Xavier, empezó a empacar sus pertenencias en una maleta. Sus ropas, algunos recuerdos y su corazón roto, eran las cosas que necesitaba para comenzar una nueva vida en otro lugar. El destino aún no estaba claro, pero lo que sí sabía era que necesitaba un nuevo comienzo.Tomando un respiro profundo, Tamara decidió viajar a Florencia, ni siquiera le contó a Freya, cuando llegó a la ciudad se dirigió a la casa de sus padres. Al llegar, ellos tenían una mezcla de preocupación y curiosidad en sus rostros, porque Tamara ni siq
Xavier salió de la casa de los padres de Tamara acompañado por Lorenzo, su suegro. Ambos caminaban apresurados hacia el automóvil estacionado afuera. El tiempo apremiaba, y Xavier sabía que tenía que hacer todo lo posible para retener a Tamara, quien había decidido irse a Santiago de Chile.Sin embargo, mientras se dirigían al coche, comenzó a sentir una sensación extraña en el estómago. Tamara tenía sus propios demonios internos, y había habido momentos en los que Xavier se preguntaba si algún día ella lograría volver a confiar.—Lorenzo, necesitamos alcanzar a Tamara antes de que se vaya. No puedo permitir que se aleje de mí sin intentar detenerla, debo explicarle, entiendo que ella desconfíe, sobre todo porque las dos veces cuando me alejé, no me porté de la mejor manera, pero le juro que esta vez me he portado como un hombre fiel —declaró sin poder contener su preocupación.—Lo entiendo, Xavier. Yo tampoco quiero que mi hija se vaya, pero debes considerar que la comunicación es la