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CAPÍTULO 5 –En la trampa del lobo

Estaba asustada, completamente lo estaba, no sabía a dónde planeaba llevarme o mejor dicho, que planeaba hacerme, lo único que puedo hacer es observar como conduce en silencio con una expresión calculadora y fría.

—¿A dónde me llevas?. —hago mi pregunta en murmullo.

—Tranquila. —me mira con una sonrisa traviesa. —Solo te llevo a un lugar donde podamos hablar con más privacidad. —por unos segundos me mira haciéndome tragar en seco.

No lo podía evitar, era tan atractivo que me hacía pensar en cosas que jamás creí que pasarían por mi mente con facilidad, algo que no es común en mi, ¿Qué diablos pasa conmigo?. ¿Acaso yo lo deseo?. Como puedo pensar en cosas como esas y más cuando acabo de terminar una relación apenas hace unas horas atrás. Es un sujeto realmente extraño, su mirada, su gestos, su forma de hablar tan dominante, me tenían embelesada completamente.

—Muy bien señorita. —abre la puerta del auto y me ofrece su mano. Dudosa lo acepto. —Por aquí.

Su atrevimiento me deja descolocada pero sentía que me gustaba esa actitud suya, toma mi mano y entrelaza su brazo con el mío, al ver que nos encontramos en la entrada de aquel lugar donde me atacaron, detengo mis pasos atemorizada.

—No debes temer. —susurra al hablar. —Mientras estés a mi lado, nada te va pasar.

Era como si sus palabras fueran magia y la cura para mi miedo, mis pies se movieron por sí solos confiando en sus palabras, me parece algo confuso ya que cuando Harvey decía exactamente las mismas palabras no sentía la misma confianza.

Tenía miedo si, estaba yendo al mismo lugar en donde fui atacada y lo que más me preocupa es que Bastián pareciera conocerlo pero como, eso es imposible, este lugar está en las entrañas del bosque y no cualquiera puede llegar a él. llegando al lugar por el que mucho tiempo hui, trago en seco al no estar equivocada con mis pensamientos de que estábamos en el mismo lugar al que tanto temía volver.

—Alira. —mis ojos buscan los suyos cuando dice mi nombre. —¿No te parece una hermosa vista?.

Vuelve su vista hacia al frente viendo como la luna comienza aparecer frente a nosotros mientras el sol se oculta detrás de unas montañas, admirando la belleza del atardecer me quedé inerte a su lado, y si, en realidad tenía razón, era una vista muy hermosa y algo romántica.

—¿Qué hacemos aquí?. —pregunto sin rodeos.

Sus ojos azules me ven fijamente y por primera vez noto que hay algo diferente en su mirada, no podía describirlo, pero su mirada provocó que mi cuerpo se congelara y dejara de sentirme insegura, asustada de lo que pasa conmigo misma intento alejarme de él pero mi cuerpo no me obedece.

—¿Q-Que me hiciste?.

—Hace seis años. —sé acerca a mi nuevamente tomándome del brazo para que no escapara. —Te prometí que volvería por ti.

—¿Qué?. —mi corazón se acelera por su comportamiento, jamás lo había visto en mi vida. —¿Quien eres?.

—Mi nombre es Bastián Corwin, un hombre que busca a su mujer desde hace mucho tiempo y ahora, —suavemente desliza sus manos desde mis brazos hasta llegar a mis hombros y llegar a mis mejillas. —Frente a luna llena, te reclamo como mi mujer y compañera, Alira Archer Stones.

—¿Qué?... ¡Estas loco!.. ¿Cómo que buscas a tu mujer?.

—¿Necesitas que te responda?. —suelta con obviedad.

—Si.

—Lo único que necesitas saber es que te quiero a mi lado. —sus palabras comenzaron a asustarme.

—Me asustas.

—¿Por qué?, porque te digo que te quiero para mi, porque eres la mujer ideal para permanecer a mi lado. —me toma de la cintura y de mi muñeca. —Mi dulce gorrión, —me hace verlo a los ojos. —No sabes cuanto tiempo esperé por este momento. —su pulgar delinea mis labios. —¿Aceptas que eres mía?. Solo debes responder un si. —susurra. —Solo debes decir.. si.

Mi cuerpo dejó de moverse a mi voluntad desde que nuestras miradas se cruzaron, cuando lo observo fijamente noto como sus ojos brillaban.

—Si. —se escapa de mis labios asustándome de lo que estaba diciendo. —Si.. yo, soy tuya.

Sonríe victorioso antes de unir nuestros labios en un beso apasionante dejándome tan aturdida que no supe reaccionar ya que mis labios seguían a los suyos, hace aún lado mi cabello desnudando mi hombro derecho, mi cuerpo se estremece cuando siento algo filoso rozar mi piel, cuando siento la perforación mis lágrimas brotan de mis ojos pero aún así mi cuerpo no se movía a mi voluntad.

Cuando siento que el dolor pasa, un Suspiro sale de mi boca, siento que lame sutilmente mi hombro para volverlo a cubrir, al sentir que mi cuerpo volvió a estar bajo mi voluntad, me alejo de golpe de él por lo que me había hecho.

—¡¿Qué me hiciste?!. —grito con temor. —¡¡Tu me mordiste!!.

—No te hice nada. —sé encoge de hombros. —Nada de lo tu no desearas que yo hiciera. —su ironía me desquicia. —Además no se porque tanto miedo si solo te di un pequeño obsequio.

Mi mano izquierda se desliza por mi hombro buscando alguna herida, pero no había nada así que supuse que fue una ilusión de mi mente por estar en este lugar, debo estar volviéndome loca peroo lo que no era una ilusión es que Bastián era un completo psicópata y no sabía cual era sus verdaderas intenciones tenia conmigo.

—Eres.. especial. —toma un mechón de mi cabello aspirando su aroma. —Y lo mejor es que eres solo mía ahora.

—Yo no soy tuya.

Su expresión me abruma haciéndome sentir que estaba en peligro. —Lo eres y te lo advierto. —su expresión es más fría que antes. —No te permitiré que quieras llevarme la contraria. —toma mi mentón con rudeza. —Si eso llega a pasar, todo lo que amas, lo voy a destruir.

Esas palabras retumba en mi cabeza como eco paralizando mi cuerpo por un instante pero, desde anoche había decidido que no volvería hacer el juguete de nadie y quería mantener en pie mi promesa conmigo misma.

—Tu no puedes decirme que debo hacer, solo eres un simple extraño que acusare con la policía.

—No quieras propasarte de lista mi gorrión. —intento golpearlo pero me detiene. —Conozco perfectamente tu forma de ser así que ahórrate la molestia de fingir que eres una chica problemática y ruda, porque no lo eres, así que por tu bien, será mejor que seas dulce y cariñosa conmigo.

Se aleja de mi.

—¿Y si no lo hago, Que?. —dije deteniendo sus pasos. —¿Acaso planeas tenerme esclavizada en tu casa aislada de los demás?. —suelto sarcástica.

El me observa sobre su hombro. —Dejaré las cosas claras. —gira sobre sus talones. —Tu no sabes de lo que soy capaz de hacer cuando me enfadan. —al ver como sus ojos cambian de color mis labios se sellan. —Seré generoso contigo. —parpadea y sus ojos eran azules nuevamente. —Tu puedes continuar con tu vida como hasta ahora, ir a la universidad, vivir con tu madre.

—No me digas que debo agradecértelo. —dije con ironía.

—No necesitas hacerlo, —ladea una sonrisa. —Pero eso tiene un precio.

—¿Así, y cual es el precio?. —ni siquiera parecía molestarle mi sarcasmo. Creí que se molestaría más cuando le sigo su absurdo juego.

Da, dos pasos al frente pero esta vez no retrocedo. —Tu pureza.

Mi cuerpo tembló cuando soltó esas palabras en mi oído, mis piernas flaquearon al punto de hacerme caer sentada sobre el suelo, inclinando mi cabeza hacia arriba lo observo asustada de lo que me estaba pidiendo.

—¡Estas loco!. Tu no puedes...

—Entonces te llevaré conmigo y lo tomaré por la fuerza. ¿Quieres eso?. —cuestiona con severidad.

—No… —musito asustada al ver su verdadera cara.

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