POV de CarmenMe desperté al día siguiente con la cabeza pesada y el corazón inquieto. Los rayos de sol se filtraban por las cortinas, pero no traían la calidez usual. Sentía que el frío de la noche aún se aferraba a mi piel, como una advertencia de que algo oscuro se cernía sobre mí. Mi mente volvió al encuentro con Xavier, su mirada penetrante, las palabras que no habíamos dicho y, sobre todo, el desmayo que me había dejado con más preguntas que respuestas.Sabía que no podía seguir ocultando esto a Alejandro. La noche anterior me había prometido hablar con él, contarle todo, pero cuando llegó el momento, las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta, como si algo más fuerte que yo me impidiera hablar. ¿Era miedo? ¿O quizás algo más siniestro?El olor a café fresco me sacó de mis pensamientos. Bajé las escaleras lentamente, todavía sintiendo el peso de la noche anterior. En la cocina, Alejandro estaba sentado con una taza en la mano, pero no me miraba. Parecía sumido en sus prop
POV de AlejandroSentado en un rincón del restaurante, disfrutaba del aroma a café recién hecho y la música suave que llenaba el ambiente. Había sido un día largo, y necesitaba unos momentos de tranquilidad para ordenar mis pensamientos. Sin embargo, la paz que buscaba se desvaneció tan pronto como mis ojos se encontraron con una figura conocida que se acercaba a mi mesa.Era Luvita, y no estaba sola. A su lado caminaba un hombre alto, de porte imponente, con una expresión que no dejaba lugar a dudas sobre su arrogancia. A medida que se acercaban, mi pecho se tensó al reconocerlo: Xavier, el ex mate de Carmen.Los dos llegaron a mi mesa, y Luvita, con su típica sonrisa enigmática, fue la primera en hablar. “Alejandro, qué coincidencia verte aquí,” dijo, como si el destino hubiera decidido juntarnos por casualidad. “Quiero que conozcas a Xavier. Me imagino que ya has oído hablar de él.”Mis ojos se encontraron con los de Xavier, y en ese instante, supe que este encuentro no era acciden
POV de CarmenMi corazón latía con fuerza cuando entré al restaurante, mi mente todavía atrapada en los eventos recientes. Había vuelto al pack, pero la inquietud no me dejaba en paz. Algo en el aire se sentía extraño, como si una tormenta se estuviera gestando justo fuera de mi alcance. Lo que no esperaba era encontrarme cara a cara con el pasado de la manera más inesperada.Al llegar, noté a Alejandro sentado en una mesa en el rincón, sus ojos clavados en algo o alguien. Sus cejas estaban fruncidas, su mandíbula tensa. Seguí su mirada y sentí que el mundo se me desmoronaba cuando vi a Xavier y a Luvita acercándose a él.**Xavier, mi antiguo mate.** La mera visión de él hizo que mi estómago se revolviera. Había intentado dejar atrás ese capítulo de mi vida, pero aquí estaba, de regreso como un fantasma decidido a atormentarme.Me acerqué lentamente, mis pasos resonando en el suelo de madera del restaurante. No quería interrumpir la conversación, pero tampoco podía quedarme quieta. Al
POV de Alejandro**Cuando regresamos del restaurante, mi mente seguía dándole vueltas a lo que había sucedido.** No podía sacarme de la cabeza el encuentro con Xavier y Luvita, y menos la tensión palpable que había sentido en Carmen desde que volvimos a la manada. Sabía que algo no estaba bien, pero Carmen no estaba lista para hablar. Decidí no presionarla, pero la inquietud no me abandonaba.Al día siguiente, recibí una llamada de un colega para invitarme a un evento importante relacionado con nuestro trabajo. Era una oportunidad que no podía dejar pasar, una que podría abrir nuevas puertas para mí y para la manada. Sabía que el viaje sería largo y agotador, pero estaba dispuesto a hacerlo. Mi primer pensamiento fue llevar a Carmen conmigo. Su presencia siempre me calmaba y, además, quería que estuviera a mi lado en un momento tan crucial.Sin embargo, cuando entré en nuestra habitación para hablar con ella, noté que Carmen no se veía bien. Estaba pálida, con los ojos cerrados y resp
POV de AlejandroLa invitación de Luvita a la fiesta de su amiga llegó justo cuando estaba tratando de mantener mi distancia de ella. Había decidido que lo mejor era enfocarme en Carmen y en nuestra relación, pero Luvita siempre encontraba la manera de arrastrarme de nuevo a su órbita. No sabía qué me hacía ceder cada vez que ella proponía algo, como si hubiera una fuerza invisible que me empujaba a seguirle el juego.—Alejandro, sé que has estado estresado con todo lo del trabajo y con la situación en la manada, —dijo Luvita, con una sonrisa tranquilizadora mientras me entregaba la invitación—. Esta fiesta será perfecta para que te relajes un poco. Es solo una reunión entre amigos, nada formal. Además, es cerca de aquí, no te llevará mucho tiempo.**Sentí una punzada de incomodidad en el estómago.** Mi instinto me decía que debería negarme, que debería quedarme en casa con Carmen. Pero, sorprendentemente, mi bestia interior no parecía alarmada. Incluso sentía una extraña calma, como
La lluvia caía con una furia inesperada, como si el cielo hubiera decidido descargar todo su peso sobre nosotros en un solo instante. **Luvita y yo estábamos atrapados en medio de la tormenta, sin poder ver más allá de unos metros por el parabrisas.** Las gotas golpeaban el techo del coche con una intensidad ensordecedora, y el viento azotaba con tal fuerza que parecía querer arrancar el vehículo del suelo. **Miré mi reloj: las manecillas marcaban las once de la noche.** Ya deberíamos haber estado de regreso, a salvo, en casa.—Alejandro, esto no es seguro, —dijo Luvita, su voz apenas audible sobre el rugido de la tormenta—. **Conozco un lugar cercano donde podemos pasar la noche.** Es la casa de un amigo, no está lejos de aquí.**Fruncí el ceño, incomodado por la idea.** —No, prefiero seguir adelante, —respondí, sintiendo que lo mejor sería llegar a casa cuanto antes. **Carmen debía estar preocupada por mí, y la idea de pasar la noche en algún lugar extraño no me gustaba para nada.**
POV de CarmenMe quedé parada frente a la ventana, mirando la carretera que llevaba a la entrada de nuestra casa. La noche se había hecho interminable, y con cada minuto que pasaba sin ver las luces del coche de Alejandro, el nudo en mi estómago crecía. No había dormido, ni siquiera por un momento. Mis ojos ardían de cansancio, pero no podía apartarme de mi lugar.Mi loba, Lala, estaba inquieta, paseando en mi mente. *Necesitas descansar, Carmen*, me instó, su voz teñida de preocupación. *Tu energía se está debilitando. No puedes seguir así.*Pero la ignoré. ¿Cómo podía descansar cuando Alejandro estaba ahí fuera, en algún lugar, con Luvita? Sólo pensar en ello hacía que la sangre me hirviera. Sabía que tenía que confiar en él—Alejandro era mi compañero, mi rey—pero la presencia de Luvita en nuestras vidas siempre había sido una espina en mi costado. Era manipuladora, astuta, siempre con algún objetivo oculto. Y ahora, con Alejandro ahí fuera solo con ella... No podía evitar sentir lo
POV de CarmenAlejandro apretaba el volante con fuerza mientras conducíamos por el sinuoso camino del bosque. Tenía la mandíbula apretada y la mirada fija en la carretera, pero había algo distante en su expresión, como si su mente estuviera a kilómetros de distancia. El silencio entre nosotros era denso, casi opresivo, y solo se volvía más pesado cuanto más nos acercábamos a nuestro destino.No pude soportarlo más. Necesitaba saber qué estaba pasando por su mente, especialmente después de todo lo que había ocurrido la noche anterior. Me giré hacia él, rompiendo el silencio en el coche. “Alejandro, ¿qué pasa? Has estado callado desde que salimos de casa.”No respondió de inmediato. Sus ojos se dirigieron brevemente hacia mí antes de volver a la carretera. Finalmente, suspiró, con una voz baja y preocupada. “Es Luvita. No puedo quitarme de la cabeza la sensación de que he sido engañado. Que ella ha estado manipulándome todo este tiempo.”Su confesión me golpeó como un puñetazo en el est