POV de CarmenLa noche había sido un caos. No podía sacarme de la cabeza el momento en que vi a Alejandro transformarse ante los ojos horrorizados de todos los presentes. Aunque habíamos logrado salir de allí con él volviendo a su forma humana, todavía sentía el peso de lo que había ocurrido. El aire en la habitación estaba cargado de una tensión que parecía imposible de disipar. Me senté en la cama, abrazando mis rodillas, recordando cada detalle de la cena.Mis pensamientos volvían una y otra vez a esa imagen de Alejandro en su forma de lycan, completamente descontrolado, mientras las personas a nuestro alrededor gritaban y huían. Aunque no lo culpaba, porque sabía lo difícil que era para él controlar a su bestia, no podía evitar sentirme inquieta. Era como si algo se hubiera roto esa noche, algo que no sabía cómo arreglar.Había una parte de mí que entendía completamente lo que había sucedido. Sabía que la furia de su lycan estaba vinculada a su naturaleza, a esa parte indomable qu
POV de CarmenLa mañana después de la cena fue pesada, como si un velo oscuro hubiera descendido sobre nosotros. Me levanté temprano, aunque apenas había dormido. Todo lo que ocurrió la noche anterior no dejaba de repetirse en mi cabeza, desde los gritos de los invitados, hasta la desesperación en los ojos de Alejandro cuando perdió el control frente a todos.Me sentía extraña, atrapada entre la necesidad de entender qué estaba ocurriendo con él y el miedo que no podía negar. Alejandro siempre había sido mi refugio, pero esa noche había sido diferente. La imagen de su transformación seguía viva en mi mente. Verlo convertirse en su forma de lycan delante de tanta gente me había dejado marcada.Estaba sola en nuestra habitación, en el palacio que compartíamos, mirando por la ventana mientras el sol apenas iluminaba el horizonte. La casa estaba inquietantemente silenciosa, pero no era la tranquilidad lo que me incomodaba. Sabía que Alejandro estaba tan afectado como yo. Incluso más. Pero
POV de AlejandroEl viaje hacia el sur se sintió como si durara una eternidad, las carreteras serpenteaban entre la niebla de la mañana, cada curva era un paso más cerca de la villa y de Carmen. Había estado lejos por lo que parecían años, aunque sólo habían sido unas semanas. Cada milla me recordaba lo que había dejado atrás, las promesas hechas y las promesas rotas. Le había prometido a Carmen que nunca más la pondría en peligro, y, sin embargo, sabía que, simplemente existiendo en su vida, era un riesgo.Cuando finalmente llegué, la villa se mantenía en silencio, encaramada en la colina, con vistas a los valles que se bañaban en la suave luz del amanecer. La había abandonado apresuradamente, perseguido por el recuerdo de la cena en la que había perdido el control frente a Carmen y todos los demás, transformándome sin advertencia. Toda esa noche fue un caos de miedo y confusión. Me habían visto, el verdadero yo, y Carmen también lo había visto. Su rostro pasó por mi mente: sus ojos
POV de CarmenMientras regresábamos a la villa esa noche, una calma tranquila se instaló entre nosotros, una que no había estado allí durante mucho tiempo. El bosque se alzaba detrás de nosotros, una presencia oscura pero familiar, y por primera vez, no sentí el miedo que solía seguir a las transformaciones de Alejandro. Me sentía… esperanzada. Alejandro había enfrentado sus miedos esta noche, mirándolos de frente, y había encontrado la fuerza para seguir adelante. Y yo, con todo mi corazón, me sentía afortunada de estar a su lado mientras hacía esa elección.Una vez dentro, la tensión de Alejandro comenzó a disolverse, y su calidez habitual volvió, llenando el espacio a nuestro alrededor como una suave llama. Podía verlo en su postura, en la ligera relajación de sus hombros, en la manera en que su mandíbula se relajaba. Tenía la expresión de alguien que finalmente había encontrado paz, al menos por el momento, y esa paz también me envolvió. No me había dado cuenta de cuánto de su ans
POV de CarmenEsa noche, mientras nos quedábamos en la villa, una extraña inquietud se instaló en mi pecho. La alegría de haber reconectado con mi loba era innegable, pero una sombra oscura aún colgaba sobre mí. Alejandro y yo habíamos luchado tanto para llegar hasta aquí, para poder entendernos, aceptar nuestras partes más oscuras, y sin embargo, algo dentro de mí todavía dudaba. ¿Sería esta calma momentánea? ¿Era esto el final de nuestras luchas, o solo el principio de algo más profundo?Alejandro notó mi silencio y, mientras terminábamos la cena, me observó con la mirada penetrante que siempre había tenido para leerme. —¿Qué ocurre, Carmen? —preguntó en voz baja, dejando el tenedor sobre el plato.Respiré hondo, tratando de encontrar las palabras correctas. Sentía una presión en el pecho, como si mi loba, recién reconectada, también compartiera mis dudas. Me mordí el labio, insegura si debía decirle todo lo que rondaba por mi mente. ¿Era justo exponer mis miedos ahora, después de
POV de AlejandroAquella noche, después de esa conversación con Carmen frente a la chimenea, me quedé despierto mucho tiempo después de que ella se durmiera en mi hombro. Mi mente daba vueltas a cada palabra que habíamos compartido, a cada miedo y esperanza que habíamos puesto sobre la mesa. Sentía que, por fin, habíamos alcanzado un punto de comprensión, un terreno común en el que nuestras almas se encontraban sin las barreras de inseguridad que solían interponerse.Sin embargo, sabía que todavía había algo en mí, un fuego oscuro que permanecía ahí, esperando. Era el peso de mis propios miedos, de mis secretos, de las sombras que aún me costaba compartir. Pero ¿cómo podría contárselo? ¿Cómo podría poner en palabras todo aquello que guardaba tan profundo?Esa mañana, al salir el sol, Carmen despertó con una sonrisa tranquila en el rostro. Me miró, y en ese instante, supe que, pasara lo que pasara, haría cualquier cosa por proteger esa paz en sus ojos.—¿Dormiste bien? —le pregunté, ac
POV de Alejandro**Desde el momento en que Alejandro y yo llegamos a la villa, supe que algo en él se había relajado, como si este lugar tuviera el poder de disipar las sombras de su pasado. Me resultaba reconfortante, pero a la vez intimidante, la forma en que su expresión se iluminaba al pisar esos terrenos familiares. Aquí estaba mi Alejandro, un hombre que parecía resurgir entre recuerdos enterrados de su infancia y juventud, rodeado de la historia de su familia.**Pero entonces, conocimos a Lolly, una joven que parecía ser parte de esa historia de Alejandro, de su vida antes de mí. Desde el primer momento en que ella apareció, noté una especie de familiaridad entre ellos. Sabía que era una conexión fraternal, o al menos eso me repetía a mí misma, pero no podía evitar que algo se removiera en mi interior cada vez que ellos compartían una sonrisa o alguna anécdota. Alejandro, a su vez, intentaba tranquilizarme cada vez que podía, asegurándome que solo había cariño de hermano en su
POV de CarmenCon cada palabra de Alejandro, sentía que una montaña de emociones me envolvía y se asentaba en mi pecho. Todo lo que había revelado esa noche pesaba sobre mí, como si hubiera cargado una caja de secretos durante tanto tiempo que había aprendido a disimular. Y yo... Yo solo había conocido una fracción de su verdad.Mientras él seguía hablando, intentaba procesar cada detalle que confesaba. No podía evitar sentirme traicionada, aunque una parte de mí comprendía que su pasado, con todo su dolor y culpa, era algo que había querido mantener oculto por miedo a que eso pudiera destruirnos. Pero esa comprensión no calmaba la furia que crecía en mi interior, una rabia mezclada con una profunda herida.**Cuando Alejandro terminó, el silencio entre nosotros fue espeso e incómodo.**—Así que... eso es todo —susurré, con una voz apenas perceptible, temiendo que mis emociones traicionaran mis palabras—. ¿Eso es lo que has estado ocultando todo este tiempo?Alejandro asintió, bajando