Sylvia

Hoy era un día especial, porque ganamos una pequeña batalla y vamos mejor de lo que teníamos en mente, Callan, como siempre haciendo gala de ese magnífico cerebro, dejo en claro porque era la mejor decisión que se había tomado en años.

Antes de la noche vine a echar un vistazo al lugar, pues Callan estaba presente para afinar los últimos detalles, lo encontré con una asistente hablando sobre la disposición y los asientos asignados para los invitados.

Los observé por un buen tiempo, para este momento Callan sabía que me encontraba en el lugar, mi aroma es inconfundible, sabía que no debía interrumpir, pero lo descubrí viéndome por el reflejo de los grandes ventanales.

No puedo evitar tener celos, él se ve tan apetecible a los ojos de cualquiera, incluso es la debilidad de varios gays, pero como no querer saltarle si a sus treinta y tantos está en plena juventud y a mi parecer muy cogible.

¡Demonios! Deben ser las hormonas, eso y esa zorra que se la ha pasado coqueteándole