Callan
Tomé su rostro en mis manos y la vi con tanto amor — Callan, tú nunca me dejas de sorprender y debo confesarte que a veces no me siento merecedora de tu amor.
Ahora sabía que tanto ella como yo teníamos esos temores, quizá la idealización y admiración que tenemos por el otro acrecienta nuestros miedos.
— Eres perfecta para mí, me complementas perfectamente y me das balance — además de mis acciones intento hacerle saber con palabras como me siento respecto a ella, es difícil hablarle de mis resquemores, principalmente porque no quiero que me vea como alguien dependiente por mi juventud.
— Tú siempre sabes qué decirme, mi corazón se tranquiliza y me siento tan contenta a tu lado — levante su mentón y la bese, era un sentimiento satisfactorio saber que se siente a gusto a mi lado, por ahora me basta, quiero lograr que se halle segura conmigo, en todos los aspectos.
Esparcí pequeños besos por su rostro y escuché su risa, ese sonido me hace feliz de formas que jamás pensé serían posibles, me siento cursi la mayor parte del tiempo.
Me recargué a un costado del auto y seguí con mi besuqueo, Sylvia le cambio la connotación a mi jugueteo al sujetarme y plantar sus labios con los míos, su beso era apasionado y su olor se vuelve más potente cuando se excita, lo maderado de su aroma me fascina, el almizcle se potencia y las flores me hacen sentir mariposas revoloteando.
En poco me tiene rendido a sus pies, el calor se incrementa en la parte superior de mi cuerpo, que sus pequeñas manos pasen por mi rostro, mi cabello y mi piel expuesta, me dan ligeras descargas eléctricas que me estremecen, todos esos impulsos parecen atacar mi cuerpo y dirigirse a provocar mi excitación, una adicción que encuentro difícil de resistir.
Justo cuando Sylvia muerde mi labio, la alejo un poco — Espera, aunque nadie este cerca, aún es un lugar público — Ella solo me mira de forma traviesa, toma mi mano, abre la puerta del copiloto, me incita a entrar, ella se sienta a horcajadas sobre mi regazo y cierra la puerta.
— ¿Mejor? — inquiere, yo asiento y vuelve a besarme — Callan, hazme el amor — me susurra en el oído con su voz cargada de sensualidad y deseo.
No puedo negarme a algo que yo ambiciono y podría decirse esperaba que sucediera.
Se quita el abrigo y lo pone en el otro asiento, mis manos recorren sus brazos desnudos y ella se estremece con ese simple toque, se deja ver esa sonrisa perversa que me excita, sé que lo que continuará será placentero para ambos.
Sus manos se encargan de desabotonar mi camisa y sus toqueteos me hacen suspirar y mirar el techo del auto, sus labios húmedos que recorren mi cuello y mandíbula solo me hacen exhalar y apretar sus muslos, es una danza que nuestros cuerpos bailan, algo automático que nos hace buscar el contacto con el otro.
Sylvia puede volarme la cabeza con tan solo respirar y el cálido aire de su boca sobre mi marca, esa que llevo con orgullo desde hace dos años, ella sabe que con tan solo besar y lamer mi marca es capaz de hacerme llegar a mi clímax, y lo hace con bastante regularidad.
Busco el cierre de su vestido y lo bajo, ella termina dejándome levantarlo por sobre su cabeza para deleitarme con un conjunto de lencería de encaje en negro. Sylvia que conoce de mi gusto por tocarla, no tarda en quedar expuesta ante mí, ofreciéndome la oportunidad de recorrerla con las manos, así como con la boca, su sensibilidad para entonces la hace gemir sin inhibiciones.
Yo jamás la callaría es algo impensable, incluso me incita a seguir su ejemplo cuando besa mi pecho y toma con los dientes mi piel, ha confesado que le fascina oírme gemir, pues le asegura que disfruto de sus caricias.
Esta ocasión toma mi mano y la lleva a adentrarse en su ropa interior, nuestros sentidos tan nublados por la excitación que sentimos nos hace dejarnos llevar por lo que nuestros cuerpos piden, su humedad evidente me hace desear darle ese anhelado éxtasis, mis dedos trazan líneas y círculos que su intimidad ama sentir.
El movimiento de sus caderas y que apriete sus muslos me indican la proximidad del desenlace, su cuerpo que se retuerce en mi agarre y se descompone con cada caricia es tan embriagador, nuestros olores mezclándose, el sudor y que los vidrios los noto empañados es una escena tan erótica y muy estimulante.
— ¡Oh! Callan..., ¡no pares! — esa dulce melodía solo hincha mi ego, mi corazón y otras zonas.
Hacerla temblar es mi misión, su agarre se intensifica y sus dedos se entierran en mi piel, su descarga, no solo es su placer, sino el mío mismo.
— ¡Aah! Siempre, me dejas..., sin aliento — me dice y recuesta su cabeza en mi hombro para recuperarse, beso su hombro y siento como busca seguirme desnudando.
Que su mano tantee el terreno me hace sobresaltarme, besa mi mejilla, — me encantas, adoro como te sonrojas — luego de la fricción que hace con su mano, se posiciona para que nos conectemos y disfrutemos de esos momentos que me hacen sentirme como si volara.
Más allá de la gratificación física que conseguimos con nuestros encuentros, lo que más me enamora de Sylvia es la conexión inexplicable que se forma.
El sube y baja y que mis manos la sostengan me dejan las sensaciones más descolocantes, nuestros corazones son unos tambores rítmicos que se alocan, podría ser un ataque cardiaco y de serlo moriría feliz y realizado. El imán que parecen poseer nuestros labios y el sabor de su boca, una droga de la que no me quiero rehabilitar.
Cambio de posición a Sylvia, la hago que se siente en medio de mis piernas, su espalda en mi pecho, esto me permite acariciarla y evitar que me haga terminar antes de lo planeado, sus ondulaciones no me ayudan mucho y mi resistencia se va acabando con cada intromisión en su interior.
— Sylvia, hoy serás completamente, ¡mía! — le anuncio.
— Desde hace mucho que lo soy — me replica.
Continúo manipulando sus zonas erógenas simultáneamente, ni ella ni yo podemos dejar de emitir sonidos, me cuesta hablar, pero es importante hacerle saber cuánto la amo y lo que significa para mí su aceptación para unirnos definitivamente.
— Callan, amor..., no puedo más.
— Lo sé, puedo sentirlo, un poco más preciosa — la abrazo para pegarla completamente a mi pecho, paso mi brazo por su abdomen, la encarcelo en un abrazo.
— ¡Te amo!... — beso su cuello y ella mueve su cabeza para darme espacio, dejo que desciendan mis colmillos y los entierro en su suave y fragante piel. Una serie de imágenes se arremolinan ante mí y me marean un poco, Sylvia gimotea, tensándose primero para luego tener un paroxismo que la hace estremecerse al igual que a mí.
Se desvanece en mis brazos, es el efecto de la sobrecarga que su sistema nervioso acaba de experimentar.
Deo aúlla en mi mente, él al igual que yo sintió la potencia de esa descarga y la conexión que termino por completarse. La levanto de mi regazo, se ve tan increíble, con sumo cuidado busco con la mano su abrigo para ponérselo, en este momento se ha convertido en mi pequeña muñeca, busco detrás del asiento para sacar una frazada.
Salgo medio vestido y acomodo a Sylvia en el auto, me coloco la ropa y voy a tomar el lugar del conductor para llevarnos a descansar.
Estaciono el auto en el garaje y saco a Sylvia, entrar con ella en mis brazos, sabiendo que los dos nos hemos conectado a niveles que los humanos nunca podrán comprender y que en sus más locos sueños amarían conocer. Un orgullo se instala en mi pecho, ambos fuimos con sumo cuidado tanteando los límites del otro, así como nuestros sentimientos.
Las conversaciones nos llevaron a descubrir que esa conexión y enamoramiento que nos ordenaba estar juntos fue importante, sí, pero al final del día era nuestra entera decisión el seguir cultivando esta relación.
Deposito a Sylvia en nuestra amplia cama y voy al baño para salir con una toalla húmeda y asearla, hacerlo me hace sentir la comodidad que siente, es extraño, puedo percibir sus pensamientos y estado anímico, proyecciones que su mente me envía.
Sylvia se negaba a decirme como podía lidiar con todo esto, ahora recuerdo que cuando desperté después de que ella me marcara fue muy caótico para ella, me pidió que cerrara mi mente. Ella estaba al pendiente de mí, con llamadas me decía que sentía mi malestar o felicidad, en un principio acepto, era muy avasallador para ella, porque debía lidiar con mis emociones.
Ansió saber cómo se siente, tomo una ducha rápida y me meto a la cama con ella, me quedo dormido enseguida arrullado por el latir de su corazón.
Callan Un día y medio es lo que le tomo exactamente a Sylvia para despertar, yo me la pase a su lado de todos modos mi trabajo y todo lo que hago lo llevo de forma remota conmigo y creo que así será por lo que reste de mi vida. En ciertas ocasiones hemos tenido que separarnos por nuestras obligaciones, tanto Deo como yo lo sufrimos demasiado, al grado de no poder concentrarme al 100% en lo que tenía frente a mí, lo máximo que duramos aguantando esa tortura han sido tres semanas. Ahora el estudio que tenía Sylvia lo he convertido en mi santuario de arquitectura añadiendo una mesa para mis planos. Poco a poco los espacios que frecuentamos se han ido transformando para dar cavidad al otro. Una asimilación gradual que se va sintiendo cada vez más real. Para mi este tiempo que tuvimos antes de volvernos Alpha y Luna de Peakwood, ha sido de vital importancia, un periodo que se podría ver como de noviazgo. Ahora mismo estoy realizando la corrección de unos planos y me llega el aroma d
Sylvia Mis mañanas no han cambiado mucho, creo, estando con Callan siempre despierto con la alarma, un hábito que le gusto y que no quiso cambiar por más que le dije que por mí estaba bien, amanecer enrollada a su cuerpo como si fuera una serpiente es tan revigorizante. Hoy no lo encuentre a mi lado, hago uso del enlace mental — ¿Callan? — lo llamo, es cómo tocar a la puerta. — En el estudio — me responde al instante. Empiezo con mi día porque debo ir a la oficina, cosas que debo hacer antes de ausentarme para celebrar nuestra unión. Vestida y lista, necesito despedirme de Callan, lo encuentro muy ocupado frente a su computadora y escribiendo a una velocidad increíble, al parecer le he distraído y ahora está a toda marcha, alza la vista sin dejar de escribir y sonríe. — Solo vine a decirte que ya me voy y que tal vez llegue tarde — al tener solo asomado medio cuerpo, pretendo solo salir, pero él levanta una mano y me llama con el dedo índice. Camino hasta el escritorio y me h
Callan Esta mujer nunca me dejará aburrirme, al parecer quiere presumirle a todo mundo su luna y por mí no tengo problemas, en un principio quería llevarse más vehículos, la logré convencer de que no los necesitaba. Aquí nos encontramos rumbo al aeropuerto de La Guardía, Noa lleva manejando el Lamborghini y ella y yo vamos en el Bugatti, nos dan acceso para pasar y suben los carros a un avión de carga en el cual Sylvia nos hará abordar. Jamás esperé viajar en uno de estos, yo que pensé que serían austeros, fue un gran descubrimiento ver que tienen un área igual a la de clase business en los aviones comerciales, ya me había imaginado viajando como las películas retratan estos transportes. Nos esperaban en el aeropuerto, Frank, Adam y algunos guardias; en lo que esperamos a que bajaran los autos, llame a Frank para informarle que no llegaríamos en un vuelo comercial, le conté que Sylvia rento un avión de carga, Sylvia me prohibió decirle que era lo que llevábamos. Al salir del
Sylvia Regularmente, Callan nunca se mete con mi guardarropa o lo que uso, fue raro que sugiriera que usara una elección no muy apropiada. Pero siendo la primera vez supongo me dejé llevar por sus palabras y quererle dar gusto. Luego me arrepentí un poco al notar las caras de los presentes en la cena, era obvio que estaban siendo muy juiciosos con mi vestimenta. En ese momento recordé que por ello no me gustan las mandas y sus ambientes tóxicos, en donde se sienten con la autorización de andar juzgando a todo y todos. Eso solo me hizo caminar más segura y alzar el mentón y aferrarme más fuerte del brazo de Callan, no podía culpar a los presentes de sus pensamientos y opiniones anticuadas, si la misma Luna regidora me desaprobaba, la note meneando ligeramente la cabeza nada más verme. Ese gesto, por supuesto que me hirió, no supe en qué momento está persona, dejo de ser la cálida Luna que conocí hace tiempo, no la justifico, pero debería dejar el pasado, tiempo ya le di, dos años
Sylvia Un baño rápido y fui enseguida a tomar mi desayuno, sería afortunada si encontraba algo con tanto lobo hambriento, serví mi plato de forma copiosa, sentía morirme por haber utilizado toda esa energía. No me senté en la mesa de los Alfas, pues no había nadie, me invitaron a una mesa con los jóvenes con los que había entrenado Carl, John, James y otros, eran muy divertidos, su humor era ácido y me hacían sentir cómoda y joven de nuevo. Poco a poco fueron llegando todos hasta los del grupo elite, Shaun vino a nuestra mesa y se hizo un lugar a mi lado, todos reíamos sobre cómo le había roto la nariz, yo les dije que había sido algo de maña y que no era nada. Callan llego y se fue a sentar a su mesa junto con Adam, Karla y Noa, al verlo. — ¡Guapo!, ¿cómo estuvo tu entrenamiento? — le cuestione flirteando un poco, a través del enlace mental. — Muy bien y a ti, ¿cómo te fue? — en vez de responderle, solo lo deje ver mi combate con Shaun. Llegaron más personas a tomar su
Callan Al informarme que Sylvia se dirigía de regreso a la casa después de su exploración me sentí aliviado, un extraño pensamiento se instaló en mí, uno en donde ella simplemente mandaba todo a la m****a, yo incluido. A pesar de conocer de su carácter y temple. Desde que sentí su incomodidad y luego claramente percibí que no estaba feliz como cuando llegamos, más aún me bajo el ánimo el hecho de que no acudiera a mí, lo atribuí a esa independencia suya. Por supuesto que me afectaba ver como los miembros de mi futura manada estaban prestos y muy cooperadores para esparcir rumores, ahora sabíamos que alguien buscaba desacreditar a Sylvia, ya lo habíamos contemplado, pero que fuera fácil que la mayoría sucumbiera a propagar dichos comentarios infundados me mostraba que había cosas que debemos mejorar. Al entrar en la casa su aroma se intensificó; aunque, moría de ganas de bajar a conversar con ella para que ambos descargáramos nuestros problemas y asegurarle que todo se arregl
Sylvia La forma en que conduje mi vida no era motivo de vergüenza para mí, pues era una mujer libre y sin compromiso, a nadie dañaba, bueno solo sus prejuicios medievales, sus opiniones me dieron risa, Noa al notarlo se relajó visiblemente, yo lo tuve que sentar, pues al parecer él se molestaba más y más con cada comentario. — Hoy será la única ocasión en que realice este tipo de aclaraciones. Como saben he vivido parte de mi vida en Nueva York y me independice desde que inicie mis estudios Universitarios, sí, pertenecía a una manada en Main, pero para que se den una idea nunca viví dentro de una comunidad lobuna como tal. Mi crianza fue básicamente igual a la de un humano, conozco de las costumbres y normas que rigen su mundo. — Ahora, con respecto al nivel de vida que llevo tienen razón, es caro y si tuvieran que pagarlo ustedes, debería esclavizarlos y explotarlos para que alcanzaran a brindarme dicho bienestar, ¡ja, ja, ja! Descuiden, no soy la bruja malvada, no lo haré — Noa
Callan Era increíble lo que presencie, sabía que Sylvia venía de un linaje de Alfas poderosos, solo que nunca habíamos tenido que poner a prueba o incluso presenciado el despliegue de su dominación. Hasta yo podía sentir esa opresión que se siente cuando un Alfa muestra su dominancia, Deo en mi mente se sentó en sus patas traseras — siéntete orgulloso de tu compañera, es increíblemente poderosa, hasta yo estoy tentado a postrarme ante ella — declaro. — Que mi comportamiento civilizado no los engañe y piensen que pueden seguir siendo irrespetuosos — anuncio Sylvia, con una voz profunda, al parecer Aruna ya se había hartado. Noa se apresuró a su lado y con paso decidido salieron, yo por mi parte no los seguí, pues debía ponerme a analizar ese video que se había estado grabando, estaba seguro de que podríamos descubrir mucho. No tarde en recibir un mensaje de Noa a través del enlace mental; necesitaba ir a la clínica. Al llegar Noa estaba fuera de la habitación de chequeo.