Estaba asombrada por las formas que se divisaban a través de las ventanas. En aquella ciudad había inmensos bloques de hormigón, que se alzaban hacia el infinito, y que me intimidaban un poco. Me hubiera gustado preguntar por las zonas que veíamos desde el interior del vehículo, pero me dio miedo interrumpir el silencio en el que viajábamos.
Cuando llevábamos aproximadamente quince minutos de trayecto, Greg giró hacia otro barrio, y pronto observé como los enormes rascacielos disminuían de tamaño, y daban lugar a edificios más bajos y modestos. Pero tampoco nos detuvimos aquí, sino que seguimos nuestro camino hasta un barrio más alejado aún del hospital del que habíamos salido hace un rato.
Este nuevo barrio era una repetición del anterior, edificios feos, con múltiples apartamentos. En algunos había luces iluminando las ventanas; en otro
Después de nuestro arrebato de pasión, Josh se queda profundamente dormido, luciendo una agradable sonrisa de felicidad. Yo lo observo con la cabeza aturdida por los cientos de preguntas que me estoy planteando, pero un rato después, caigo rendida, y me duermo también.Despertamos cuando el sol ya está alto en el cielo, y me doy cuenta de que lo que me ha alertado, ha sido Josh, moviéndose.Me fijo en nuestros cuerpos entrelazados, y pronto entiendo que Josh me haya sacado del sueño en el que estaba sumida, ya que mi brazo rodea su torso, y su pierna se entrelaza con la mia entre las sábanas.Yo retiro rápidamente mi brazo, y desvío la mirada, para que él no pueda leer la confusión que hay en mi mente ahora mismo. Creo que es la primera vez que me acurruco contra un cuerpo con el que comparto cama, habitualmente, suelo preferir alejarme del calor que desprenden las
Los dos días siguientes son una lenta agonía, en la que esperamos cada minuto que el timbre suene, y Greg nos recoja de este apartamento. Lo sucedido en la cocina, ha puesto de manifiesto nuestra falta de autocontrol, y el gesto pesaroso con el que Josh se pasea por la casa, me hace darme cuenta de que lo último que él desea en la vida, es formar una familia.Por supuesto, no es que yo esté ansiosa por ser madre de un bebé al que no puedo ofrecerle apenas nada, pero ciertamente, no siento la clase de aversión que parece sufrir él.Apenas hablamos, salvo para comunicarnos a la hora de las comidas, o al despertarnos. De hecho, Josh, ya no duerme en el único cuarto de la casa; ahora se queda dormido en el salón, en el incómodo sofá de cuero.Al final, la estancia en este apartamento se alarga otros seis días, y cuando al final del sexto día, aparece Migue
Después de que el test de embarazo dé su resultado negativo, me tranquilizo, y decido reunirme con Josh, que ya nos está esperando en la zona del garaje en la que ya estuvimos la última vez.Camino hasta allí charlando con la enfermera que me ha ayudado a lo largo de todo el tiempo que he pasado en el hospital, y llegamos hasta una zona del garaje más iluminada, en la que Greg y Josh charlan muy animadamente.- ¡Vaya!- dice Greg.- menos mal que estáis aquí, nos habíamos preocupado al no saber nada de vosotras, pensé que solo llevabas a Idris a la consulta de trauma.- Si, así es.- dice la enfermera con tono profesional.- pero estaba un poco preocupada por su aspecto, y la he acompañado hasta los vestuarios que utilizamos nosotros, para que pudiera asearse un poco.El tono seguro de la enfermera me sobrecoge, yo nunca he sido capaz de mentir con tanta convicció
Salimos del hospital de Greg en la preciosa furgoneta camper que éste nos había conseguido, y en cuanto avanzamos unos cuantos minutos, y me di cuenta de que Idris se mantenía muda, comprendí que algo sucedía.Quizá fuera solo melancolía, no me hubiera extrañado que una chica que nunca había salido de su casa, se sintiera de ese modo al alejarse tanto de su única familia conocida; pero algo me decía que el trasfondo era más profundo, porque la Idris que yo conocía, era vivaracha, atrevida y sin miedos, y aunque sintiera ciertos reparos hacia el camino que nos quedaba por delante, algo me decía que no lo demostraría; por eso, su mutismo comenzó a preocuparme enseguida.- Idris.- comencé yo en tono suave.- ¿está todo bien?- ¿Qué quieres decir, Josh?- su tono de hielo me petrificó, era aún m&
Después de dos días dentro de la furgoneta, Josh y yo estábamos tensos. Nos dolían las piernas, de todo el tiempo que llevaban enclaustradas en el pequeño vehículo; pero sobre todo, necesitábamos darnos una buena ducha, ya que el día anterior, habíamos dormido en pleno bosque, tratando de evitar los moteles pequeños, que eran lo único que se divisaba por la carretera.- Josh, creo que estamos cerca del último núcleo urbano que existe antes de adentrarnos en los territorios de las manadas del norte, o al menos, eso he deducido tras media hora examinando el mapa.- Estás en lo cierto, Idris. Esta es la última parada segura, porque podremos confundirnos con los humanos; luego, iniciaremos la parte más peligrosa del recorrido.- ¿Tú ya conoces esta zona, Josh?- Si, como ya te conté, en su momento, fui miembro de una manada, lo
Cuando entramos a la habitación, pude ver la decepción de Idris. Supongo, que al tratarse de un palacete antiguo, esperaba camas con dosel, y bañeras de patas metálicas. Pero lo cierto, es que nuestra habitación era discreta, decorada en colores pastel, y solo contaba con una ducha. Aunque se trataba de un modelo con chorro hidromasaje, por lo que suponía el mayor lujo que hubiera visto nunca.- Idris.- dije yo.- ¿te parece bien si me ducho primero?- Claro, no tengo inconveniente. Me gustaría mucho ir a teatro, pero si no te apetece, lo entiendo, llevas todo el día conduciendo.- No te preocupes por eso, me ducho rápido, y así te quedará un buen rato para relajarte, ¿te parece bien?- Claro.- dijo ella con voz mustia.Fiel a mi palabra, me enjaboné y aclaré en menos de diez minutos, y salí
Durante toda la obra de teatro, en lo único que pude pensar, es en lo maravillosamente bien que olía Josh, y en las ganas que tenía de olerlo, lamerlo y besarlo en cada rincón de su cuerpo fornido.Él me pilló un par de veces observándolo, pero creo que no leyó el ansia en mi mirada, porque se limitó a sonreírme, y apretarme la mano, que con mucha delicadeza sostenía entre las suyas.Después de la obra de teatro, la primera a la que asistía, y que me pareció algo espectacular, y absolutamente irrepetible, nos fuimos a cenar. Josh me llevó a uno de los restaurantes engalanados con guirnaldas de luces, y yo, dudé durante un instante de si sería capaz de leer la mente de las personas, pues solo hacía unas horas, había pensado yo misma en que quería sentarme en un lugar como éste.El restaurante, un local pe
El camino entre el restaurante y el hotel, lo hicimos cogidos de la mano, riéndonos de cada nimio detalle que sucedía a nuestro alrededor, y parándonos cada pocos metros para besarnos, y acariciarnos el cuerpo por encima de la ropa.Cuando al fin llegamos al precioso edificio en el que nos alojábamos, Josh me sostenía fuertemente por la cintura, y yo solo podía pensar en llegar a la habitación para despojarlo de su ropa, y lanzarme a sus brazos.- Buenas noches, señores, espero que los asientos del teatro hayan sido de su agrado.- saludó el recepcionista.- Han sido perfectos.- respondió Josh.- mañana, ¿podrían subirnos el desayuno a la habitación?- Por supuesto, señores, ¿a qué hora lo desean?Josh me miró confuso, pues no habíamos hablado sobre la hora de salida de mañana, yo me encogí de hombros, y l